En 1898, el famoso propietario del New York Journal y de otros diarios de los EE. UU., William Randolph Hearst, envió a Cuba al reconocido dibujante de nombre Remington, para que despachara a su periódico, ilustraciones sobre la situación en Cuba, territorio que se disputaban EE. UU. y España.
Se suponía que la situación era muy tensa en Cuba y con esa expectativa se fue a la isla el famoso ilustrador, pero cuando arribó al país del Caribe hispanohablante se encontró con un panorama distinto.
Luego de varios días de estadía Remington telegrafió a Randolph Hearst. “Todo está en calma. No hay problemas. No habrá guerra. Quiero volver” (a los EE. UU.), a lo que el dueño del New York Journal respondió: “No, permanezca allí. Usted suministre las ilustraciones, que yo suministraré la guerra”.
Esa guerra por el territorio cubano entre el antiguo imperio, España, y el imperio emergente entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, los EE. UU., es considerado el primer conflicto armado en el que la acción militar se precipitó por el medio de masas, el periódico, que surgía, en aquel momento, como fenómeno comunicacional.
El episodio mencionado no es el primer referente que pueda utilizarse de las “fake news” (noticias falsas), pero quizás es uno de los más emblemáticos como referente histórico de este término, que hace alusión a la fabricación de noticias ficticias, fingidas o adulteradas deliberadamente, con fines políticos, económicos o ideológicos.
Los “Fake news” se trata de un nuevo término, que emergió a propósito de la aparición de la internet y de las redes sociales como plataformas mediáticas, pero identifica una vieja y perversa práctica: la manipulación periodística, con fines, a veces, inconfesables.
Jonathan Albright, el director de Investigación del Tow Center for Digital Journalism de la Universidad de Columbia, EE. UU., indica que si bien aún no existe una definición precisa de las “fake news”, “se trata de un contenido que puede ser viral y que muchas veces está sacado de contexto. Está relacionado con la desinformación y la propaganda, y se asemeja a un engaño intencional”.
El científico político francés Paul Walder, en un artículo público el 18 de enero del presente año en el portal de noticias El Ciudadano.com, titulado «Rostros de la TV en la construcción de las ‘fake news’, sostiene que las noticias falsas «es uno de los «fenómenos (que) amenaza día a día la libre circulación de mensajes».
Argumentó que «la mediatización extrema de la realidad ha logrado sus objetivos como una reinvención de la realidad. Estas son las fake news», producidas (y reproducidas), fundamentalmente, por las grandes corporaciones y sus canales informativos.
Reflexionó que «el mismo mercado, que concentra, erosiona y desnivela todas las áreas de la economía y la vida social, hace lo suyo en las comunicaciones», a través de las «fake news», uno de los instrumentos de manipulación de la verdad.
Quizás una de las “fake news” más recientes que conoció el mundo, por la implicación que tuvo, fue el supuesto ataque con dicloro y gas sarín, ocurrido el 7 de abril del presente año en la ciudad de Duma, en Siria, hecho que habría ejecutado el gobierno de ese país, de Bashar al-Ásad, en medio del conflicto bélico en el que están involucrados los EE. UU. y sus aliados, y Rusia.
EE. UU. y sus aliados internacionales, como se sabe, respaldan a las fuerzas que se oponen al gobierno sirio. Esos grupos están constituidos, incluso, por sujetos dedicados la terrorismo. El gobierno de Siria es apoyado por Rusia.
El “ataque químico”, como lo evidenciaron las investigaciones, fue un montaje (de los EE. UU.) para justificar el bombardeo que se produjo en Siria el 15 de abril por parte de fuerzas militares de Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, que provocó una mayor destrucción y muerte en ese país en conflicto desde el 2011.
Venezuela, un blanco predilecto de las “fake news”
Paul Walder asevera que Venezuela «puede ser hoy el ejemplo más palmario de los efectos en la política real de las noticias falsas, caso que las grandes cadenas extienden hoy a Irán, a todo el mundo árabe y a cualquier opción política contraria a los grandes intereses de Occidente y el gran capital».
El antropólogo y escritor venezolano José Negrón Valera sostiene en el trabajo titulado “20 años de ‘fake news’ en Venezuela”, publicado en el portal ruso “Sputnik Mundo” en español, que “desde la llegada al poder de Hugo Chávez en 1998, la producción de noticias falsas no ha parado en Venezuela”.
Resaltó que desde pactos satánicos hasta tráfico de material nuclear, las historias que intentan socavar el apoyo al proyecto chavista (en Venezuela) son material no solo para la investigación de la psicología de masas, también para una película que “haría palidecer a los más imaginativos guionistas de Hollywood”, señaló Negrón.
Clasificó como una de las “madres de todas las ‘fake news’ en Venezuela, la marcha de la oposición que se dirigía a Miraflores el 11 de abril del 2002, durante el golpe de Estado contra el ex-presidente Hugo Chávez, que según un canal de televisión fue tiroteado por simpatizantes del chavismo, hecho que se comprobó posteriormente era falso.
La lista de “fake news” en Venezuela, tanto en el gobierno de Hugo Chávez como de Nicolás Maduro, es larga, muy larga. En el 2014 y el 2017, durante las manifestaciones violentas terroristas conocidas como “guarimbas”, por lo menos, las redes sociales y otros medios se vieron invadidas por toda suerte de imágenes que hablaban de la «brutal» represión en Venezuela, de la que estaban siendo objeto los jóvenes que salieron a las calles a protestar.
“Las corporaciones mediáticas mundiales ya venían bien aceitadas de las protestas en Ucrania y no tuvieron ningún tipo de rubor a la hora de usar las mismas tácticas contra Venezuela. El país europeo y el suramericano terminaron siendo víctimas de una de las campañas de ‘fake news’ más ‘brutales’ que se conozcan”, aseveró Negrón.
Este 27 de junio se conmemora en Venezuela el Día Nacional del Periodista, en honor a la circulación del primer número del Correo del Orinoco en 1818, periódico creado por el libertador Simón Bolívar, para incorporarlo a la lucha por la independencia suramericana.
Sirva este día para reflexionar sobre ese nuevo término, que entraña una de las prácticas más abyectas del periodismo de ayer y de hoy, la manipulación de las noticias y los hechos.