Los pueblos originarios paraguayos piden un cambio en la estructura agraria del país, ante las problemáticas que afectan a las comunidades campesinas e indígenas, entre las que destacaron la expulsión y abandono que sufren estos sectores de la población en medio del avance de un modelo de agronegocios.
Beatriz Rivarola es coordinadora general de la Organización de Mujeres Rurales e Indígenas, de la comunidad Tekojoja, en el distrito de Yasy Cañy (Canindeyú). Rivarola formó parte de la presentación de la propuesta de Reforma Agraria planteada por diversas organizaciones campesinas integrantes de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo – Vía Campesina.
Al respecto, aseguró que son más de cien mil indígenas los que habitan en Paraguay, divididos en 20 pueblos y más de 700 comunidades, la mayoría de ellas pertenecientes a áreas rurales, las que se han visto forzadas a migrar a zonas urbanas.
«Para los pueblos originarios un cambio en la estructura agraria del país es fundamental. Por eso reclamamos ser tomados en cuenta al momento de pensar en la Reforma Agraria, debido a que nunca se trató ni se comentó con nosotros” señaló Rivarola.
Según esta activista, las comunidades indígenas sufren las consecuencias del “desarrollo agrario” impuesto por las grandes transnacionales de la soja y apoyado por el propio Estado, debido a que no sólo contaminan las aguas y territorios, sino también entran por la fuerza en las comunidades y las desalojan para instalar sus cultivos.
“Nosotros también pedimos que se recuperen las tierras para sus dueños legítimos, en particular para los pueblos indígenas, porque nosotros somos los dueños, estábamos aquí antes de que este país existiera», recalcó la dirigente.