La presencia de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) pone en riesgo las exportaciones de agricultura orgánica y semillas convencionales de numerosas empresas. Choclos contaminados se venden en las ferias para alimento humano, consumo animal o para semillas.
El Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), dependiente de la Universidad de Chile, determinó por primera vez que maíces transgénicos provenientes de semilleros contaminaron genéticamente siembras de maíz convencional en Chile. Así lo estableció el muestreo realizado a comienzos de año en la Región de O’Higgins, donde se analizó muestras provenientes de 30 predios contiguos a semilleros de OGM, de los cuales cuatro dieron resultados positivos para contaminación transgénica, en las comunas de Placilla, Santa Cruz y Chimbarongo.
Este estudio demuestra que sí existe contaminación transgénica de cultivos en Chile. Ello es de extrema gravedad, ya que estos maíces contaminados son ilegales, pues no están aprobados para consumo humano ni están autorizados por el SAG para uso como semilla.
A nivel mundial, en 2007 se registraron 216 casos en 57 países de contaminación con transgénicos lo que, a juicio de los ambientalistas, significa que estas ocurrencias son frecuentes y no casos puntuales y aislados. En tal sentido, la directora del Programa Chile Sustentable, Sara Larraín, exigió a las autoridades “revaluar la política de transgénicos, puesto que es clara la dificultad de controlar la contaminación y segregación de los cultivos”.
Las ecologistas pidieron que el Ministerio de Agricultura realice estudios independientes para evaluar la extensión de la contaminación de los cultivos y semillas en el país, además de implementar medidas de control, la ratificación del Protocolo de Bioseguridad y una ley que prohíba estos cultivos por ser -en su opinión-peligrosos para el ambiente y la salud humana.
El estudio del INTA, encargado por las dos organizaciones mencionadas y cuyo muestreo fue realizado por Desarrollo Rural Colchagua, tuvo un costo de 2 millones 400 mil pesos, lo que a juicio de los ambientalistas demuestra la imposibilidad para los agricultores de detectar en el campo si sus cultivos están contaminados.“Esta situación pone en riesgo las exportaciones en agricultura orgánica y semillas convencionales, que numerosas empresas tienen en la Región de O’Higgins”.
El año 2007, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) autorizó cerca de 25.000 hectáreas de OGM en territorio nacional, la mayor parte maíz. En paralelo, el parlamento discute actualmente un proyecto de ley –patrocinado por los senadores Alberto Espina (RN), Eduardo Frei (DC), Fernando Flores (Chile Primero), Andrés Allamand (RN) y Juan Antonio Coloma (UDI)- que apoya la expansión de estos cultivos transgénicos y no considera su etiquetado. Un tema que requiere ser informado a la ciudadanía para que pueda efectivamente pronunciarse por las alternativas reales y sus consecuencias.
Por María Isabel Manzur
Fundación Sociedades Sustentables