Peter Kürten fue un asesino en serie de origen alemán, que se hizo popular a nivel mundial con el seudónimo de “El vampiro de Düsseldorf”, luego de una serie de asesinatos catastróficos para la época y agresiones sexuales que llevó a en la ciudad de Düsseldorf, Alemania. A Kürten se le dice «vampiro» al afirmar durante su juicio que había bebido la sangre de varias víctimas de sus victimas.
Los crímenes de este sujeto eran tan indecibles que los médicos le abrieron la cabeza para descubrir qué era lo que impulsaba su insaciable sed de sangre y aberrada apetencia sexual. Los especialistas no encontraron anormalidades en su cerebro para justificar por qué asesinó brutalmente al menos a nueve personas y luego bebió su sangre.
La cabeza del vampiro es exhibida como atracción
Hoy su cabeza, dividida en medio, colgando de un gancho giratorio y momificado, representa una expresión espantosa, se exhibe como una de las atracciones del Museo de lo extraño, Ripley’s (Believe It or Not) en Wisconsin Dells, Estados Unidos.
El vampiro fue a la guillotina
El criminal fue decapitado en Alemania en 1931, luego de que fuera destinado a la guillotina por 9 asesinatos y varias agresiones sexuales que se le reconocieron. Uno de los crímenes más atroces, fue el de una niña de ocho años, que apuñaló con unas tijeras y seguidamente tomó su sangre.
La última frase del alemán demostró el alcance de su obsesión por la sangre y su atracción por la muerte: «dígame, cuando me hayan decapitado ¿podré oír siquiera un momento el ruido de mi propia sangre saliendo del cuello?» Quedo en silencio y dijo:
«Sería el mayor placer, para terminar todos mis placeres».
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