Las bombas que drenaba el agua donde se encontraban los doce niños atrapados en Tailandia, fallaron justo después de culminar su rescate.
Como si se tratara de una película de Hollywood, todos tuvieron que salir corriendo antes que ocurriera una desgracia y no se permitiera un final feliz.
Los gritos de la subida del agua advirtió al personal que se encontraba limpiando sus equipos para volver a salir a la superficie.
Inmediatamente el nivel del agua comenzó a subir y de inmediato se dio curso a la evacuación, mientras los técnicos comenzaron a revisar las bombas y determinar por qué habían fallado.
Para fortuna de todos, los doce integrantes del equipo de fútbol (Jabalíes Salvajes) y el segundo entrenador, ya se encontraban muy lejos del lugar, recuperándose en un hospital.
La información fue publicada en el diario británico The Guardian donde detalla que los equipos de rescate todavía se encontraban en el lugar limpiando y ajustando la indumentaria en la cámara 3, cuando el nivel del agua comenzó a subir producto del fallo de las bombas y escucharon los gritos de sus compañeros que el agua subía.
Tres buzos australianos que estaban involucrados en el rescate comentaron que de repente vieron antorchas y pensando que había una emergencia, se pusieron su equipo y salieron a toda prisa del lugar.
Para fortuna de todos, las personas que se encontraban en el interior de la cueva lograron salir. La única baja que se registró durante el rescate fue el jueves, cuando un buzo tailandés de 38 años quedó atrapado en su viaje de regreso a la superficie al quedarse sin oxigeno.
Más ligeros pero saludables
Los doce niños y el segundo entrenador del equipo de fútbol fueron rescatados y llevados a centros asistenciales para ser evaluados luego de 17 días atrapados en la cueva.
Los médicos dijeron que se encontraban saludables pero presentaron una media de pérdida de peso de dos kilos luego del largo cautiverio.
Sin embargo, algunos de ellos presentan neumonía leve, dijeron los médicos luego de la evaluación, y aseguraron que sus vidas no corren peligro.