El Ejército de Siria retomó el control de un distrito de la provincia nororiental de Al-Hasaka, que estaba en manos de las milicias armadas kurdo-sirias apoyadas por Estados Unidos y sus aliados en el Medio Oriente.
Luego de la operación militar, las fuerzas sirias izaron la bandera nacional como señal de recuperación del distrito de Nishwah. Desde 2015, esta región recién liberada estaba en manos de la milicia kurdo-siria Unidades de Protección Popular (YPG, por su sigla en kurdo).
Tras el fracaso del diálogo entre el Gobierno sirio y la YPG, el Ejército nacional envió varios convoyes militares a Al-Hasaka para reforzar sus operaciones en diferentes puntos de la provincia.
El presidente de Siria, Bashar al-Asad, quien junto a sus aliados está a punto de acabar definitivamente con los grupos terroristas y armados en su país, prometió «liberar a toda Siria, sin importar quién sea el ocupante», difundió HispanTV.
Datos de la UNICEF sobre el conflicto en Siria
El pueblo sirio lleva 7 años de sufrimiento, desesperación y violencia. En la República Árabe y en los países vecinos, 13.1 millones de personas necesitan ayuda humanitaria, incluidos 5.3 millones de niñas y niños, de los cuales 1.2 millones viven en zonas de difícil acceso y 170.000 en zonas cercadas de Siria. Además, 2.6 millones de personas se encuentran refugiadas en Líbano, Jordania, Irak, Turquía y Egipto.
A causa del recrudecimiento de la violencia en el paí,s muchos niños han sido torturados, secuestrados, víctimas de violencia sexual o reclutados por grupos armados. Sólo en 2017 se reclutaron tres veces más niños que en 2015 para participar en el conflicto.
En algunas zonas de Siria se sigue negando la distribución de ayuda humanitaria, mientras en otras continúa siendo extremadamente difícil debido a los constantes ataques, la poca seguridad, la limitación de movimiento y la imposición de restricciones. Denegar el acceso humanitario priva a los infantes de alimentos, atención médica, educación y protección.