Luka Modric, Iván Rakitic y Mario Mandzukic, los “niños de la guerra”, juegan esta vez a ganar el Mundial y a escribir la página más gloriosa del fútbol de Croacia, con un título que puede resumir sus vidas: “De refugiados a campeones”.
El próximo domingo 15 de julio es la gran Final de la Copa del Mundo Rusia 2018. La batalla futbolística la librarán Francia y Croacia sobre el terreno del Luzhniki Stadium de Moscú. Esas son las coordenadas. Cada equipo ajusta sus alineaciones, tácticas y sus mejores artilleros para obtener la victoria en 90 minutos de juego, quizás más.
A diferencia de todo lo vivido en sus infancias, el futuro les espera. Trascenderán en el tiempo y con un promisorio reconocimiento ante el mundo. Las historias serán más idílicas, sin muertes ni sangre, por el contrario, producto de un esfuerzo épico ante la élite del fútbol, su rival, Francia, que también tiene sus víctimas de la guerra, pues más de la mitad de los jugadores de su plantilla tiene al menos un padre que nació fuera del país europeo.
Pero Croacia merece ganar, y el público lo espera. Modric, lo tiene todo, menos la Copa. Si bien de niño fue víctima de conflictos bélicos que lo obligaron a llevar a cuestas el estigma de refugiado por un largo tiempo, en el campo de juego no tendrá que “vivir regateando minas terrestres”, sino humanas, Antoine Griezmann y Kylian Mbappé, sus principales adversarios, y esto será por más de una hora. De no lograrlo, aún estaría siendo un gran triunfador.
Todo o nada en el juego
Y es que la fanaticada croata, “como él, no tenemos miedo«, asegura un joven de 17 años que creció escuchando las historias del conflicto que marcó el nacimiento de su país a comienzo de los años 90, cita BBC.
En el pasado, ese que llevamos todos en la memoria y que a veces nos afecta en el plano psicológico, Modric habló de su historia y confesó, con aires de superación, que «fue difícil de niño entender lo que estaba pasando en los Balcanes».
Según escribió el jugador en un artículo publicado en la prestigiosa publicación The Player’s Tribune, reconoció tener la suerte de que sus padres nunca hablaron sobre la guerra. «Me hizo más fuerte. No quisiera tener eso en mí para siempre, pero tampoco quiero olvidarlo».
Modric “creció con el sonido de las granadas explotando, los entrenadores decía que era muy débil para jugar fútbol, hoy Modric lideró a su país a la final de un Mundial», cuenta el corresponsal Muhammad Lila.
When he was 6, his grandfather was shot dead.
His family became refugees, in a warzone.
He grew up to the sound of grenades exploding.
Coaches said he was too weak and too shy to play football.
Today, Luka Modric just led Croatia its first ever #WorldCup final.#CROENG pic.twitter.com/plOsy9nQcq
— Muhammad Lila (@MuhammadLila) July 11, 2018
Otro jugador que ha estado marcado por la guerra de Yugoslavia es su compatriota Iván Rakitic, quien se vio obligado a emigrar junto a su familia en Suiza.
Vedran Corluka y Dejan Lovren han jugado en el Mundial de Rusia y también fueron refugiados del conflicto yugoslavo. Esa fue la única manera de sobrevivir y ser parte del espectáculo macabro de la guerra, algo que evitaron a toda costa. Ambos dejaron Zagreb cuando empezaron los bombardeos.
Proyección a lo grande
La proyección de Modric comenzó en el campo de refugiados, cuando un ojeador descubrió su talento. Fichó por el Dinamo de Zagreb, de ahí al Tottenham Hotspur inglés y acabó en el Real Madrid.
Vedran Corluka y Dejan Lovren se formaron igualmente en el Dinamo de Zagreb, luego dieron el salto a la Premier League y al Olimpic Lyon francés.
Rakitic se formó en Suiza y jugó en el Basel y luego en el Schalke 04 alemán, de ahí al Sevilla y finalmente al Barcelona.
Anécdota mundialista
Mario Mandzukic, el autor del gol ganador en la semifinal contra Inglaterra, quien creció en Alemania junto a su familia, estará presente en esta contienda por la Copa del Mundo.
Sin obtener el premio, ya goza de la fama. En sus pasajes de este Mundial ya hasta le ha dado la vuelta al mundo por un gesto de humildad y humanidad. Durante la celebración del gol que situó a Croacia en su primera final de un Mundial de Fútbol, los croatas se abalanzaron sobre el ariete y arrollaron a un fotógrafo situado en la zona de córner.
Tras el encontronazo festivo “los jugadores me preguntaron si estaba bien. Uno de ellos me dio mis lentes que terminaron doblados. Nunca me había sucedido algo así”, cuenta el fotógrafo, Yuri Cortez.
Allí estaban Mandzukic y Rakitic, quien sostuvo la cabeza del fotógrafo y le ayudó a levantarse tras el aparatoso accidente. Una vez en pie, el jugador del Barcelona pidió disculpas a Cortez, que golpeado y sin querer queriendo, tuvo sus 15 minutos de fama.
Más de 120 minutos como enemigos
Estos virtuales guerreros del fútbol acudirán a su última cita en este torneo. Han jugado 120 minutos en tres partidos consecutivos, dos de ellos definidos en tanda de penales. Es la gran batalla y no la guerra de las guerras.
Y sobre el desgaste, un enemigo de la oncena croata para este partidazo, Modric ya se ha mentalizado y advertido que lo dará todo por levantar la Copa: “Veamos ¿quién es el que se cansará?”.