Siete expresidentes de Costa Rica esgrimen la posibilidad de que se suscite una guerra civil en Nicaragua como argumento para solicitar la intervención de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en ese país centroamericano. En una carta enviada al secretario general, António Guterres, le solicitan su «valiosa intervención» para propiciar «un clima de paz».
«Solicitamos su valiosa intervención para que las Naciones Unidas, con la información de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y de la resolución del Consejo de Derechos Humanos, intervenga para promover una solución que restablezca, a la brevedad posible, la paz y la democracia en Nicaragua”, expresan en la carta.
Los exmandatarios Oscar Arias Sánchez, Rafael Calderón, José María Figueres Olsen, Miguel Rodríguez Echeverría, Abel Pacheco de la Espriella, Laura Chinchilla y Luis Guillermo Solís aprovecharon muy oportunamente la visita de Guterres, quien llegó el 13 de julio a su país y estará hasta este martes 17, para publicar la misiva.
“La continuación de la violencia en Nicaragua podría, muy bien, desencadenar una nueva guerra civil en esa nación con enorme sufrimiento para sus habitantes, con enorme perjuicio para el resto de Centroamérica y poniendo en grave riesgo la estabilidad y la paz de otros países de la región”, acotan en el texto, según reseñó el medio local La Nación.
Además, mencionan que los consulados de Costa Rica en Nicaragua no se dan «abasto para atender los cientos de solicitudes diarias de visa«. Quizás allí es donde está su verdadera preocupación.
No es la primera vez que unos expresidentes unen sus voces para pedir intervenciones en países de la región. Sin embargo, cada vez que lo hacen es para condenar a mandatarios de Gobiernos progresistas, como ya ha ocurrido con Venezuela, mientras otros temas como la tragedia en Guatemala, los asesinatos de candidatos en México o de líderes sociales en Colombia parecen no llamar su atención.
La crisis en Nicaragua comenzó en abril pasado, tras el anuncio de una fallida reforma al sistema de seguridad social. Luego, las protestas cambiaron el tono para exigir la renuncia del presidente Daniel Ortega. En los choques violentos han muerto más de 300 personas, según cifras no oficiales. Desde el Ejecutivo denuncian la presencia de «terroristas» en las calles que buscan ejecutar un «golpe suave».
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