Una tortuga marina en peligro de extinción fue encontrada muerta con la correa de una silla de playa enredada en su cuello. El hecho sucedió en Alabama, Estados Unidos, y dejó en evidencia, una vez más, los problemas que ocasiona a los ecosistemas marinos la contaminación ambiental producida por el turismo irresponsable.
El grupo conservacionista Share The Beach de Fort Morgan publicó en su página de Facebook una foto en la que se ve el cadáver de la tortuga golfina boca arriba en el Refugio Nacional de Vida Silvestre Bon Secour. En otra foto, se ve al animal con el cuello enredado en una correa de una silla de playa con el logo de la Universidad de Alabama.
La portavoz de Share the Beach, Debbie Harbin, explicó que la silla tenía óxido, lo que hace suponer que este artículo estuvo mucho tiempo dentro del agua. Ante ello, exhortó a los bañistas a limpiar su basura y recoger sus pertenencias antes de irse de una playa. «¿Cuántos cientos de veces tenemos que pedir a la gente que recoja sus cosas? Debería ser una simple cuestión de decencia», lamentó.
Queremos advertir que las imágenes pueden herir a aquellas personas susceptibles y sensibles.
Las imágenes de la tortuga se han compartido más de 4.000 veces y han generado una gran cantidad de comentarios que, en su mayoría, coinciden en condenar la mala práctica de dejar objetos en la playa. Tal como denuncian desde el colectivo ecologista, cualquier cosa que se deje en la arena puede ser arrastrada por la marea y convertirse en un peligro potencial para los animales acuáticos.
La tortuga que aparece en la imagen pertenece a la especie ‘lepidochelys kempii‘, conocida en EE. UU. como «Kemps Ridley» y en otros lugares de hispanoamérica se les denomina tortuga lora, tortuga cotorra, tortuga bastarda o tortuga golfina. Se trata de una especie de tortuga marina americana de la familia Cheloniidae, que actualmente se encuentra en peligro de extinción.
Impacto ambiental
Muchas especies marinas están expuestas por el impacto que generan los desechos de plástico en sus organismos. Las tortugas, aves, peces y otros animales corren el riesgo de enredarse con los plásticos que flotan en el mar, ya sea con redes de pesca, bolsas, botellas y otros objetos de mediano y gran tamaño que se convierten en trampas mortales.
Una segunda forma de amenaza está en su alimentación. Las especies marinas ingieren estos plásticos, muchas veces porque los confunden con peces pequeños, como en el caso de las tapas de botellas, o porque pedazos diminutos se adhieren a sus alimentos habituales.
“El plástico produce estragos de varios niveles dentro de su sistema digestivo y los animales mueren por la presencia de estos en sus estómagos. El plástico no puede ser digerido y les genera sensación de saciedad, por tanto, dejan de buscar sus alimentos y tienen problemas para escapar de sus predadores”, explica Shaleyla Kelez, especialista en biología marina y conservación y presidenta de EcOceánica, institución creada para conservar y recuperar los ecosistemas marinos del Pacífico.
La siguiente foto es una denuncia a la contaminación marina y fue tomada en las costas de Tenerife, en España, y ganadora del World Press Photo. Fotografía: Francis Pérez