Ubican en Alejandría la posible tumba de Alejandro Magno

El sarcófago pesa más de 30 toneladas, fue descubierto durante una inspección del terreno previa a la construcción de unas obras en el barrio de Sidi Gaber, en la portuaria ciudad de Alejandría, situada en el norte de Egipto

Ubican en Alejandría la posible tumba de Alejandro Magno

Autor: Chevige González Marcó

Un sarcófago de granito hallado durante la obra de una construcción en la ciudad egipcia de Alejandría podría poner fin a 2000 años de misterio sobre la localización de la tumba del general macedonio Alejandro Magno, muerto en el 323 a. C., tras caer enfermo luego de un banquete en Babilonia.

Alejandro III de Macedonia, más conocido como Alejandro Magno, nació en el año 365 a.C. en Pela, capital del reino macedonio. Aristóteles fue su preceptor y por mucho que se esforzó en que se interesara por el campo de las letras, el joven optó por seguir la carrera militar. A la muerte de su padre, con tan solo 20 años de edad, Alejandro se convirtió en rey. Entonces dio comienzo a la campaña por la que se le conoce: la conquista del Imperio Persa. En solo 4 años fue capaz de hacerse con todo su territorio. Su muerte, a la edad de 32 años permaneció como un misterio, así como el sitio donde fueron enterrados sus restos.

Junto a la tumba de 185 centímetros de alto, 265 de largo y 165 de ancho, se halló una cabeza de hombre esculpida en alabastro, una piedra blanca y translúcida parecida al mármol. La escultura podría ser el retrato de quien está sepultado. De todos formas, como el busto ha sido deteriorado por el tiempo y el sepulcro no tiene inscripciones que permitan tener indicios sobre su morador, al menos hasta que sea abierto y analizado, ésta podría ser una más de las cientos de conjeturas sobre la tumba del Rey de Macedonia.

El misterio de su muerte y de su sepultura

El sarcófago ubicado por los investigadores pesa más de 30 toneladas, fue descubierto a comienzos de julio durante una inspección del terreno previa a la construcción de unas obras en el barrio de Sidi Gaber, en la portuaria ciudad de Alejandría, situada en el norte de Egipto.

De acuerdo con los especialistas, la tumba podría pertenecer al período ptolemaico temprano, que comenzó después de la muerte de Alejandro Magno en 323.

El director del Departamento de Antigüedades Egipcias, Ayman Ash- mawy, señaló que “la cabeza de alabastro es probablemente la de un noble en Alejandría. Cuando abramos el sarcófago, esperamos encontrar objetos dentro que estén intactos, lo que nos ayudará a identificar a esta persona y su posición”, explicó.

En este sentido, el mediático egiptólogo Zahi Hawass explicó, en una entrevista con The Telegraph, que la cabeza de alabastro descubierta indica la importancia de quien está sepultado, porque Asuán, la ciudad de donde posiblemente se extrajo el mineral, está localizada a casi mil kilómetros de Alejandría.

¿Y si no es Alejandro Magno?

El hallazgo podría también convertirse en decepción. Antes ya hubo decenas de posibles localizaciones del cuerpo de Alejandro Magno. Sin embargo, el primer desafío que enfrentan los investigadores es el trabajo de acondicionamiento para la apertura del sarcófago. Ashmawy explicó que “es arriesgado abrirlo directamente, tenemos que prepararnos».

«Es difícil moverlo intacto y abrirlo en un museo. Está a cinco metros bajo tierra y todo pesa más de 30 toneladas. Sólo la tapa pesa 15 toneladas”, sostuvo el experto.

Para la tarea, un equipo de ingenieros inspeccionará el lugar para proporcionar maquinaria pesada y estructuras que permitan levantar la tapa del sarcófago que ha permanecido sellado más de 2000 años. Luego, será el turno de los especialistas en momificación y restauración para asegurar la conservación de los objetos y restos que se encuentren.

Al rey de Macedonia, la muerte lo encontró lejos del campo de batalla, cayó enfermo el 2 de junio del 323 a. C., tras un banquete. Durante dos semanas padeció fiebre alta, un fuerte dolor abdominal, náuseas y vómitos. El 13 de junio falleció en Babilonia (hoy territorio iraquí) y su cuerpo embalsamado colocado en un carro monumental para su traslado a Macedonia y luego a Alejandría. Después, su tumba se perdió en la bruma de la historia.

Envenenamiento, infección o fiebre tifoidea son las causas del fallecimiento que tradicionalmente se han aportado. Nuevas investigaciones apuntan a la fiebre del Nilo y al envenenamiento por Veratrum album, una planta de la familia de las liláceas. La revista Clinical Toxicology asegura que los síntomas que sufrió el monarca se asemejan mucho a los que provoca esta hierba.


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