El drama humano que existe detrás de cada barco con migrantes parece no importarle a los países europeos. Este viernes, Italia terminó de afilar sus garras frente al problema y anunció que condicionará el desembarco de rescatados en el Mediterráneo.
Roma dejó claro su punto y adelantó que no pretenden ser el único país que reciba en sus puertos a los migrantes, razón por la cual exige compartir la acogida con otros Estados miembros de la Unión Europea (UE).
El ministro de Relaciones Exteriores, Enzo Moavero Milanesi, envió una carta a la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, en la que le manifestó la posición de su Gobierno. «Italia no quiere ser el único país de desembarco de los migrantes rescatados en el mar por sus propias unidades navales».
En este sentido, no cumplirán las normas de la Operación Sofía y piden que se revisen. De acuerdo con las autoridades europeas, esa operación tiene como objetivo «combatir las redes de tráfico que operan en el Mediterráneo Central y reducir las pérdidas de vidas en el mar», refirió una nota de la agencia EFE.
A Italia le molesta que los barcos que participan en la operación desembarquen a los migrantes en sus puertos. Por eso viene manifestando su cólera desde hace varias semanas.
Las naciones del bloque europeo no han podido implementar una política clara, mientras embarcaciones colmadas de migrantes han estado varadas por varios días a la espera de que algún Gobierno se digne a recibirlos. Ocurrió con el barco Lifeline y también con el Aquarius.
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