Exmonjas rompen el silencio: denuncian que fueron violadas por curas en Chile

Entre los acontecimientos que ha marcado grandemente al siglo XXI ha sido el destape de los abusos sexuales que han cometido clérigos de la religión católica en distintos países del  mundo. Las víctimas de estos delitos de abuso sexual en su mayoría niños y adolescentes, así como familiares han decidido denunciar y romper el silencio práctica que se ha vuelto común en América Latina, para acusar con nombre y apellido a sus profanadores.

Un nuevo hecho estremece los cimientos de la religión católica, cuando un grupo de exmonjas en Chile denuncian públicamente que fueron víctimas de abusos sexuales por parte de algunos sacerdotes que desnudaban a las religiosas en las horas nocturnas, alegando que jamás habían visto a una mujer sin ropa.

Celia Saldivia, exrmonja  aseguró: «El sacerdote siempre estuvo abusando de las hermanas, sexualmente«, seguidamente resaltó: «No somos esclavas, somos mujeres».

Denunciaron ante las autoridades religiosas pero nunca fueron escuchadas

Aunque las monjas no revelaron los datos de los sacerdotes señalaron que los actos de abuso sexual se repitieron mientras permanecía en la Congregación de las Hermanas del Buen Samaritano, ubicada en Molina, región de Maule, a 210 kilómetros al sur de Santiago.

«Muchas veces vi a las hermanas desnudas en la habitación, mientras él las revisaba», anadió Saldivia. La exmonja aseguró que lo encaró en una oportunidad y le preguntó por qué hacía eso, y él le respondió: «Es que yo nunca he visto a una mujer desnuda y quiero verla. ¿Por qué? ¿Qué tiene?», relató Saldivia.

El cura entraba en las habitaciones

Otra exreligiosa se atreve a contar su historia y aseguró que fue violentada sexualmente por un sacerdote, cuyo nombre tampoco fue mencionado.

«La primera vez que me vio en Molina (…) se me queda mirando y me dice: Esos senos están muy abajo y me pescó así para arriba», dijo Eliana Macías, exmonjas.

Macías indicó que el cura entraba a las habitaciones de las monjas, sin autorización.

«Entonces justo llegó a mi cama y me levantó la ropa diciendo: Hace mucho frío aquí», expresó al señalar que ella se levantó para preguntar ¿quién estaba allí?».

Los hábitos y las violaciones comenzaron al unísono

A su vez, otras religiosas reseñaron que muchas fueron víctimas sexuales desde que iniciaron los hábitos.

«Un cura me abrazó, me acercó a su pecho, ¡a su pecho!, y después comenzó a darme besitos que llegaron hasta los labios«, contó Yolanda Tondreaux al reiterar que se zafó del padre «porque me di cuenta, me dio asco».

La superiora era cómplice de los abusos

Las exclérigas coinciden de que en reiteradas oportunidades denunciaron los hechos de violación ante la superiora, Patricia Ibarra, pero esta hizo caso omiso a las acusaciones.

Tondreaux manifestó que Ibarra la trató de «mentirosa» y fue obligada a confesarse ante el cura que denunció.

La superiora tomó otras represalias más fuertes contra la exmonja Consuelo Gómez.

«Me trato como si fuera una terrorista y me quitó todo y luego tuve que transformarme en la sirvienta de ellas, por haber denunciado el abuso», aseveró Gómez.

Los testimonios se consiguen en el informe especial El Fin del Silencio en el que un grupo de consagradas de la localidad de Molina, comentaron sus historias de maltrato, tocaciones y humillaciones que hasta ahora no habían sido escuchadas.

Muchas personas esperan que los sacerdotes cumplan condena por abusos sexuales y la máxima autoridad del Vaticano tomé cartas en el asunto y no pida perdón, sino haga cumplir la ley terrenal, pues en la actualidad cuántas historias existen que aun se desconocen.

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