No es ningún secreto que la integración de tecnologías como la Inteligencia Artificial (IA) y la robótica potencian las capacidades productivas y funcionales de cualquier personal en una empresa. Pero, en un mundo cada vez más tecnificado y dependiente de los avances tecnológicos surge una interrogante: ¿qué papel están ocupando los robots en la gestión de recursos humanos de una empresa?
Ilmarinen Mutual Pension Insurance Company, el fondo de inversión privada más grande de Finlandia, está reinventando el concepto de selección del personal, apostando a las ventajas de la robotización.
En una entrevista en la sede central, Jouko Pölönen, director general de la firma, dice que “recursos humanos debe hacerse responsable” de la forma en que la nueva tecnología está modificando radicalmente la dinámica del trabajo.
Tal afirmación saca a flote el temor humano de que estos nuevos recursos sean los causantes de un descenso en la contratación de personas. Sin embargo, Pölönen asegura que esto va más allá de la automatización de determinadas tareas.
Para Pölönen, la tecnología significa que las personas no pueden depender de las capacidades que tenían en el pasado para llegar al futuro. Se trata de “aprender y manejar nuevas capacidades y cambiar la manera de trabajar”, argumentó.
Ciertamente, la tecnología y la robótica, tras el gran desarrollo que han tenido durante nuestros tiempos, han sido implementadas conforme a las exigencias productivas del mundo moderno, pues genera a las empresas una gran oportunidad de unir las capacidades técnicas de un robot con las habilidades cognitivas de un humano.
Siendo optimistas, se obtienen ventajas competitivas gracias a la suma de la inteligencia artificial y humana.
Tarmo, el experimento
En este panorama, el departamento de Recursos Humanos de Ilmarinen incluye ahora a expertos en robótica que “están diseminados en los departamentos para analizar cómo manejar los procesos en forma más inteligente”.
Gestionando activos de 54.000 millones de dólares, la firma tiene en este momento poco menos de 700 trabajadores. Pero su lista de personal incluye a Tarmo, un robot que los empleados humanos no ven como la amenaza que los volverá superfluos.
Según explica Pölönen, Tarmo es más “un colega que puede encargarse de las tareas y rutinas más tediosas”. Por ejemplo, manejar las solicitudes uniformes de pensiones es una de estas tareas aburridas y que resultan ideales para Tarmo.
Los robots tienen la habilidad de trabajar de forma continua y a gran velocidad, sin riesgo de errores. Además, documentan todas sus acciones para tener control de los resultados, lo que brinda la oportunidad de realizar actividades nuevas que conlleven una liberación de los procesos rutinarios, liberando al capital humano de las tareas más tediosas y dando tiempo para desarrollar y potenciar las capacidades.
Pölönen concluye que quienes temen perder su empleo debido a la implantación de robots en las empresas deben esforzarse en seguir aprendiendo. «La habilidad clave de aquí en más será la de aprender (…) Y eso se aplica a todos, desde cada uno de los empleados hasta cada uno de los gerentes”, precisó.