Un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Oregón (OSU, por su sigla en inglés) realizaron una exhaustiva investigación, analizando datos recopilados de información sísmica entre 1973 y 2016, donde se definió como resultado, que los grandes terremotos pueden auspiciar temblores en el lado opuesto de su punto de acción.
Las replicas no son las únicas consecuencias de los terremotos
Las grandes sacudidas de la superficie terrestre, mayores de 6 grados en la escala sismológica de Richter, naturalmente son seguidas de numerosas réplicas en las zonas aledañas donde se producen, ahora el equipo de especialistas desvela que también existen otras consecuencias en las antípodas.
El estudio lo publicó Scientific Reports, donde Robert O’Malley afirma que «los terremotos son parte de un ciclo de acumulación y liberación de tensiones tectónicas. Como zonas de fallas cercanas al final de este ciclo sísmico, se pueden alcanzar puntos de inflexión y producirse detonantes», explicó el integrante de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la OSU, así lo reseñó el portal RT.
Se pueden prevenir los terremotos a partir del desencadenante
En consecuencia de ello, la investigación sostiene que si los terremotos emblemáticos son desencadenantes de otros, entonces, es posible registrar un aumento sistemático del número de sismos que se desprenden del original, esto fue corroborado con los datos de información sísmica.
Además, concluyeron que cuanto mayor es la intensidad del temblor inicial, más probabilidades tiene de generar un evento en el punto opuesto del globo. El descubrimiento podría ayudar a mejorar la previsión de los sismos.
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