La Comisión Europea en un informe sobre España señaló que el país -en recesión y con un desempleo masivo- debe adoptar nuevas medidas de ajuste. Es increíble, cuando los hechos demuestran que las medidas de austeridad han fracasado, incluso en su objetivo directo de reducir los déficits fiscales y las deudas públicas. Los propios datos del organismo comunitario comprueban que no se cumplirá con los niveles de déficit presupuestarios concordados para 2012 y 2013. Al mismo tiempo, la crisis bancaria española alcanza niveles muy altos, afectando ya abiertamente a las actividades productivas. Paralelamente la inestabilidad en los mercados financieros de la eurozona repercute con fuerza en el país. Los rendimientos de sus bonos aumentaron a niveles sin precedentes, La Comisión Europea habla de flexibilizar el cumplimiento de las metas de déficit ibérico, pero siempre que se intensifique el ajuste, cuando lo que se requiere urgentemente son políticas que impulsen el crecimiento en la región. De otra parte, la crisis bancaria tiene progresivamente un elevado costo fiscal, mientras se entrega su supervigilancia al Banco Central Europeo. Mientras tanto el Rey de España, visita Chile y Brasil haciendo el lobby necesario para que no adpotemos medidas soberanas respecto a nuestros recursos naturales, tal como lo hizo Argentina.
La Comisión Europea consideró que el déficit fiscal español será en el presente año 1,1 punto porcentual superior al objetivo acordado con el gobierno de Rajoy de 5,3% del PIB. Peor aún considera que en 2013 descenderá a 6,3% del PIB muy por encima del 3% exigido. Ante estos antecedentes el comisario europeo de Economía, el finlandés Olli Rehn, avanzó la idea que deben exigirle a Madrid medidas de ajustes adicionales. Es una ceguera increíble, cuando el informe de la Comisión Europea sobre España parte por constatar que se visualizan “tiempos difíciles por delante”. Estimando que “la contracción de la economía española alcanzará su máximo nivel en el segundo semestre de 2012 al reflejar el impacto de los esfuerzos de consolidación” y causará “reducción de salarios y más destrucción de empleos a corto plazo”, acercándose al número de desempleados a toda velocidad a los seis millones de personas.
Estas cifras desastrosas y el no cumplimiento de las metas de reducción del déficit fiscal son una consecuencia de las propias políticas de austeridad, que empujaron a la economía ibérica a una nueva recesión. El informe de la Comisión Europea estima que en 2012 la reducción del producto será de 1,8% y en 2012 las cifras se mantendrán en rojo, cifrando la caída en 0,3%. La recesión conduce a una contracción de los ingresos tributarios, al tiempo que los estabilizadores fiscales automáticos aumentan el gasto público, actuando en sentido contrario a la disminución de déficit perseguida en las medidas de ajuste. Por ello, el desajuste fiscal no disminuye en los porcentajes esperados y la deuda pública tiene un ritmo ascendente, alcanzando al 79,2% del PIB en 2012 y a un 82,3% del producto el año próximo, según las estimaciones de la Comisión Europea.
El mismo Olli Rehn, que habla de nuevas medidas de ajuste en un país en recesión, después de afirmar que “el Pacto de Estabilidad no es estúpido”, señaló que tiene espacio para flexibilizar las condiciones a ciertos países cuando “esté a las puertas de recesión profunda y duradera”. “¿Hay mayor estupidez -se preguntó Antón Costas, académico de Política Económica de la Universidad de Barcelona, después de recordar las afirmaciones del directivo de la Comisión Europea-, que esperar a estar en el borde del precipicio para cambiar la política que te ha llevado hasta ese punto?” (13/05/12).
“El problema con este tipo de comportamiento -recuerda Costas- es que cuando quieres retroceder ya no estás a tiempo y los daños son irreparables. Eso es lo que sucedió a (…) Alemania en 1932. El canciller Heinrich Brüning se negó a intervenir en la economía mediante políticas fiscales y monetarias y defendió a capa y espada la austeridad como remedio a la recesión y al paro. Finalmente –añade Costas-, las consecuencias de la recesión le obligaron a dimitir y la República de Weimar se vino abajo, dejando el paso libre y franco al III Reich de Adolf Hitler. Este aplicó de inmediato un intervencionismo corporativo basado en la planificación del gasto militar. Sin duda –concluyó- , el costo político de la austeridad fue demasiado alto para Alemania como para toda Europa”.
“Hay tantas economías vulnerables a desastres naturales –escribió a su turno Joseph Stiglitz-, que agregar desastres de manufactura humana resulta aún más trágico. Pero Europa lo está haciendo. De hecho –recalcó-, la ignorancia voluntaria de las lecciones del pasado por sus líderes es criminal. El deber que sufre Europa, especialmente el de sus pobres y jóvenes, es innecesario. Afortunadamente existe una alternativa. Pero las demoras para aprovecharlas son muy costosas y Europa se está quedando sin tiempo” (13/05/12). La alternativa es, lisa y llanamente, abandonar las políticas de austeridad, cuyo fracaso –en las condiciones actuales de Europa- han vuelto a constituir un fracaso muy evidente. “Un principio reconocido desde hace mucho tiempo –explica Joseph Stiglitz- es que el aumento equilibrado de los impuestos y el gasto estimula la economía si el programa está bien diseñado (impuestos a los niveles más altos combinados con gasto en educación), el aumento en el PIB y el empleo puede ser significativo”.
El informe de la Comisión Europea también señaló que la desconfianza en la banca española está en su nivel máximo. El sistema financiero sigue experimentando, luego de varios años de producida, las consecuencias del estallido de la burbuja inmobiliaria, como consecuencia de ello muchas instituciones poseen activos que no se conoce el monto real de recuperación que pueden tener. Después de nacionalizar su matriz, el banco Bankia continuó derrumbándose en los mercados. Su valor bursátil cayó muy por debajo de los 3.000 millones de euros, bastante inferior al de instituciones más pequeñas, como el Banco Popular o el Sabadell.
“Sin absoluta certidumbre sobre la solvencia del sector bancario – reconoció el ministro de Economía, Luis de Guindos -, la recuperación económica se hace mucho más difícil “(12/05/12) Por ello se anunció una reforma al sistema, que contempla un aumento de las provisiones, recursos que se espera coloquen los accionistas para respaldar sus créditos, y separar de los bancos y cajas de ahorro los inmuebles en su poder traspasándolos a sociedades inmobiliarias. En su poder se encuentran activos inmobiliarios contabilizados en 184.000 millones de euros, sin que exista un cálculo de su cotización en el mercado, que representan un 60% de su cartera.
Para intentar generar más confianza en la reforma bancaria, se concordó con el Banco Central Europeo (BCE) que supervigila directamente parte del proceso, en especial las valoraciones a efectuar de los activos bancarios, en lo que constituye una muestra de desconfianza en el Banco de España y refuerza la injerencia externa en la conducción económica, ya no solo de la Comisión Europea sino además del BCE. La dependencia de Bruselas y Francfort pasa a ser extraordinariamente amplia. Estos anuncios conducen a la vez a un proceso de fusiones, adquisiciones y cierre de instituciones. Francisco González, presidente del BBVA, afirmó en entrevista al diario turco Habertürk que en su opinión el próximo año únicamente “quedarán cinco o seis grandes bancos” (12/05/12).
Como se ha transformado en una constante además las medidas adoptadas por el Gobierno con el sistema bancario fueron anunciadas luego que la Comisión Europea le señalase que estaban entre las condiciones a cumplir si quería contar con un tiempo mayor para cumplir con las exigencias de reducción en el déficit fiscal, lo cual incluye –señaló Financial Times- “una auditoría independiente en el plan de reestructuración” (11/05/12). Los bancos efectuaron estimaciones del costo que les significará cumplir con la exigencia gubernamental. En total consideran que deberán destinar 21.567 millones de euros a provisiones, el Ejecutivo preveía que serían 28.000 millones. Las cinco mayores entidades – Santander, BBVA, Popular, Bankia y Caixabank- cifraron sus provisiones en 13.600 millones de euros.
Igualmente, la división ejecutiva de la UE incluyó entre las “recomendaciones” dadas establecer un control fiscal más riguroso sobre los gobiernos regionales que tienen déficits elevados. De inmediato Madrid declaró que intervendrá en las 17 entidades autónomas que no cumplen con las metas establecidas en la reducción de sus saldos en rojo, fijada en un límite durante 2012 del 1,5% del PIB. Los costos fiscales en el sistema bancario a su vez se incrementaron significativamente al verse forzado el gobierno a nacionalizar la matriz de Bankia, el tercer banco más grande en activos.
La banca española se ha transformado en un sistema fuertemente dependiente, al igual que la italiana, del financiamiento concedido por el Banco Central Europeo. De acuerdo a cifras publicadas por el instituto emisor, los bancos y cajas españolas le solicitaron durante abril 263.535 millones de euros, un nuevo máximo desde que el BCE publicita estas estadísticas. Las entidades italianas demandaron 258.167 millones. Ambos países solicitaron más financiamiento que el conjunto de la eurozona, situación que se explica porque hay naciones, como Alemania, que tienen superávit con el ente emisor.
El 14 de mayo, los inversionistas se desprendieron masivamente de bonos soberanos italianos y españoles, luego de conocerse el fracaso de las negociaciones para constituir un gobierno de coalición en Grecia. “La ola de ventas en el mercado –reseñó The Wall Street Journal- no dejó títere con cabeza. La bolsa de Atenas descendió a su menor nivel en dos décadas. Los rendimientos de los bonos españoles saltaron a niveles que no se habían visto desde noviembre pasado. La política de restaurar la credibilidad de los mercados financieros y la competitividad internacional a través de un severo ajuste fiscal no parece rendir frutos” (15/05/12). Mucho tiempo demoró en llegar a esta conclusión.
En los días siguientes, la prima de riesgo española siguió subiendo, alcanzando su máximo histórico. Los mercados consideraron insuficientes las medidas gubernamentales para la banca. Luis de Guindos, en Bruselas donde participaba en una reunión de ministros de Finanzas de la UE, afirmó que el elevado nivel de la prima no era sostenible y solicitó colaboración para impedir un mayor contagio de la crisis griega.
Desde luego, la crisis bancaria española repercute negativamente en actividades productivas. Un ejemplo lo proporciona Alestis Aerospace SL, una empresa con sede en Sevilla que fabrica componentes para empresas aeronáuticas, incluyendo a Airbus, Boeing Co., y Embraer, a la cual los bancos le cerraron el acceso de recursos. “Hace cinco años –declaró un miembro de su consejo de administración-, los bancos habrían venido a nuestra puerta ofreciéndonos préstamos. Ahora –añadió- les pides un crédito y te cierran la puerta en la cara” (15/05/12). Alertis se financiaba con las cajas de ahorro, consideradas como el punto más vulnerable del sistema bancario. En general, la producción industrial está afectada, situación que está golpeando al conjunto de la eurozona que en marzo registró una caída sectorial en doce meses de 2,2%.
Al inicio de la crisis se destacaba el reducido nivel de endeudamiento fiscal entre los países de la eurozona. Sin embargo, el elevadísimo endeudamiento privado progresivamente se va transformando en obligaciones públicas. “Entre 2000 y mediados de 2011 la deuda total del sector corporativo no financiero de España –señaló José Manuel Silva, director de inversiones de Larraín Víal- pasó de 50% del PIB a casi 140%. La mayor cifra entre las diez mayores economías desarrolladas. A su vez, el endeudamiento de los hogares españoles asciende a más de 80% del PIB, también uno de los más altos. El problema –enfatizó Silva- es que la conjunción de alto endeudamiento y contracción del producto es explosiva” (15/05/12). La estimación efectuada por el director de inversiones de Larraín Vial, es que “el gobierno español o la Comunidad Europea tendrán que inyectarle grandes sumas a la banca española, por lo menos 75.000 millones de euros”.
Por Hugo Fazio
El Ciudadano