Dos niños en Bélgica, de nueve y once años respectivamente, se han convertido en los más jóvenes del mundo en ser sometidos a eutanasia. Según los informes, padecían una enfermedad terminal que les causaba mucho dolor, por lo que pidieron a los médicos poner fin a su sufrimiento.
Recibieron las inyecciones letales en un país donde la eutanasia es legal, independientemente de la edad de una persona. Las identidades de los niños no han sido reveladas. Sus muertes salieron a la luz después de que la comisión que regula la eutanasia, el CFCEE, publicara un nuevo informe.
Un funcionario confirmó que el niño de nueve años tenía un tumor cerebral y que el niño de once padecía fibrosis quística. De acuerdo con la ley belga, ambos tendrían que haber seguido un procedimiento y expresar su deseo por escrito. Luego serían examinados por psiquiatras infantiles para garantizar que eran lo suficientemente inteligentes como para tomar la decisión y que «no estaban influenciados por un tercero». Sin embargo, los padres pueden anular los deseos de sus hijos.
Los dos niños recibieron la inyección mortal entre 2016 y 2017, junto con una adolescente de 17 años con distrofia muscular. En total, 4.337 personas solicitaron la muerte asistida en Bélgica entre 2016 y 2017. La mayoría eran pacientes con cáncer.
Bélgica modificó su ley de eutanasia en 2014 para que fuera legal que los médicos pusieran fin a la vida de un niño, por muy joven que sea, a petición del menor.
La eutanasia es tema de debate en Europa
Luc Proot, miembro del CFCEE, defendió la decisión de autorizar los casos de eutanasia joven y dijo: «Vi un sufrimiento mental y físico tan abrumador que pensé que habíamos hecho algo bueno». Para que la eutanasia proceda en Bélgica, los médicos primero deben verificar que un niño se encuentra «en una situación médica sin esperanza, de sufrimiento constante e insoportable que no se puede aliviar y que causará la muerte a corto plazo».
En el Reino Unido, la muerte asistida es ilegal, pero una encuesta de Mirror en junio encontró que tres de cada cuatro británicos apoyarían un cambio de ley para permitirla. Quieren que las personas con una enfermedad terminal que tienen seis meses o menos de vida tengan derecho a decidir cuándo mueren.
Sin embargo, los críticos han dicho que las leyes relajantes de muerte asistida presionarían a las personas vulnerables para que terminen sus vidas. Estas personas podrían terminar haciéndolo por miedo a ser una carga financiera, emocional y de cuidado, afirman los críticos.