El primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, declaró este viernes que las sanciones económicas estadounidenses contra Rusia podría considerarse como «una declaración de guerra económica», a la que Moscú respondería con medidas «económicas, políticas o de otro tipo».
En un encuentro con los empleados de la reserva estatal Kronotski, en la península de Kamchatka, Medvédev dijo que «si se prosigue con algo como la prohibición de las actividades de los bancos, o el uso de una moneda, se podría denominar directamente como una declaración de guerra económica».
Por lo que aseguró que «habrá que responder a esta guerra con medios económicos, con medios políticos y, si es necesario, con otros medios», aseveró Medvédev, recalcando que «nuestros amigos estadounidenses necesitan entenderlo«.
Ahora las sanciones se introducen «para mermar nuestro país», algo que se ha intentado hacer «en repetidas ocasiones», subrayó Medvédev.
El Departamento de Estado de EE.UU. anunció el pasado miércoles nuevas sanciones contra Rusia por su presunta implicación, reiteradamente negada, en el envenenamiento del exagente doble Serguéi Skripal y su hija que tuvo lugar en la localidad británica de Salisbery a principios de marzo.
Según las previsiones, las nuevas restricciones entrarán en vigor el 22 de agosto.
La primera ronda de sanciones, según el canal NBC, prevé la prohibición de exportar a Rusia productos de doble uso, tales como dispositivos y componentes electrónicos, o equipos de prueba y calibración de aviónica.
La segunda rona, que se activaría tres meses después a menos que Rusia proporcionase garantías fiables del no uso de armas químicas en el futuro, incluiría la degradación de las relaciones diplomáticas, la suspensión de los vuelos de Aeroflot a Estados Unidos y el cese de casi todas las exportaciones e importaciones.
Al Congreso de EEUU también fue enviado un proyecto de ley que estipula entre otras cosas prohibir las operaciones de los mayores bancos estatales de Rusia en el territorio estadounidense y endurecer las sanciones contra el sector ruso de hidrocarburos, pero el futuro de esta iniciativa todavía es incierto.
«Un instrumento para demonizar a Rusia»
Por su parte, el Ministerio ruso de Exteriores anunció que Moscú va a preparar un paquete de medidas de respuesta ante este «nuevo paso inamistoso de Washington», subrayando que las acusaciones contra Rusia se producen «con ausencia de una base legal».
La portavoz de la Cancillería, María Zajárova, recordó que Moscú «ha advertido en numerosas ocasiones que el diálogo con Rusia desde una posición de fuerza y desde los ultimátums es inútil y carece de perspectivas«.
Zajárova también ha recalcado que aquellos que están detrás de este nuevo intento de propagar el caso Skripal «intentan por todos los medios mantener a flote este tema antirruso ventajoso para ellos, como un instrumento para seguir demonizando a Rusia».
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