El proyecto Embalse Punilla lleva décadas siendo anunciado para la cuenca del río Ñuble y ha dividido las opiniones entre la población que busca la conservación del ecosistema acuático, y quienes buscan el aprovechamiento del agua para hidroelectricidad, riego y agronegocios.
El embalse pretende inundar 1.700 hectáreas de tierras junto al río, en medio del Corredor Biológico Nevados de Chillán-Laguna del Laja, calificado como Reserva Mundial de la Biósfera por la UNESCO.
Por ello, en un comunicado público enviado al portal Resumen, la presidenta de la Junta de Vecinos del sector Los Sauces denunció que “el Estado y la Empresa a cargo de implementar el PDS -Plan de Desarrollo Social-, se han encargado estos 2 años de dos cosas principalmente: una en dividir a la comunidad, debilitar a las organizaciones, y dos, seguir adelante con su propio discurso tratando de convencer a cada vecino de la cordillera, sobre qué es lo mejor para él o ella, aprovechándose de su vulnerabilidad, fragilidad, desconocimiento, y también ejerciendo presiones indebidas con tal de que en este caso el MOP no pueda seguir atrasándose con los plazos que ellos mismo establecieron en el contrato de concesión”.
El comunicado añade que las gestiones de la empresa apuntarían a denostar a Lorena Navarrete como dirigenta, en un contexto en que la empresa y el MOP buscarían que las primeras familias firmaran «cuanto antes» los convenios de compensación.
Al respecto, la vecina denuncia que las últimas tasaciones realizadas por el MOP el pasado mes de julio, no habrían sido avisadas a los vecinos en forma oportuna. Junto a esto, denunciaron que a algunos vecinos de la primera zona en prioridad de erradicación (la llamada Zona A) les han anunciado en tono de amenaza que“están dispuestos en arrendarle la casa o el terreno con tal que entreguen sus predios de aquí a diciembre, y si no, que se atengan a las consecuencias”.
Lorena Navarrete también expresó su preocupación por la dificultad de la adaptación que están presentando las familias erradicadas hacia nuevos terrenos lejanos a la precordillera, y apuntó en contra de algunos de los propios vecinos quienes “tienen una mente cortoplacista que no les importa más que el dinero de las compensaciones”, valorando menos el ambiente y el modo de vida que les están obligando a abandonar.
La dirigente lamentó además que su comunidad esté “inserta en una crisis social que nadie ha sabido contener”, donde además, preocupa la continuidad del modo de vida arriero y las actividades de crianza de animales en la zona: “En un par de años si este proyecto se concreta solo serán lamentos y cosechas de pobreza”.
Fuente: Resumen