La palabra «pendejo» hace referencia a la falta de astucia o inteligencia de una persona. En países como Venezuela, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Nicaragua, entre otros, ese vocablo es una especie de insulto.
De hecho, era una palabra no usada en los medios de comunicación venezolanos, hasta que un intelectual reconocido de ese país, Arturo Uslar Pietri, la utilizó para referirse a cómo se sentían sus conciudadanos en la década de los ochenta, a finales de los gobiernos neoliberales que precedieron a la Revolución bolivariana.
Esta misma palabra la utilizó el industrial venezolano Luis Zeppenfeldt, en el título de un artículo que publicó recientemente para referirse a un tema en boga en Venezuela y en otros países de América Latina, EEUU y Europa, la mediatizada migración venezolana.
«Se fueron hasta los pendejos», indica el provocador titular con un agregado no menos incitador: «(lectura no apta para idem)», es decir para «pendejos», un artículo que se hizo viral en redes sociales.
«La ola migratoria venezolana se ha convertido en un fenómeno fascinante. Mitad necesidad y mitad moda», aseveró el ingeniero civil especialista en desarrollo industrial.
«Mi apreciación particular es que este fenómeno le está haciendo un gran bien al país (Venezuela), y viéndolo objetivamente, no dudaría en afirmar que la nuestra, es la mas grande emigración de pendejos en toda la historia de la humanidad… desde que Adán y su ‘jEVA’ abandonaron el paraíso terrenal», haciendo irónica referencia al origen del mundo según la biblia, llamando a Eva como nombra a una novia cierta jerga latinoamericana.
Zeppenfeldt, quien fuera candidato a la gobernación de Mérida en el 2017, escribió que «en el top de la cadena alimenticia están los que venden carro, apartamento, y todos los bienes logrados gracias a una vida de facilismo en el país más “cuca” (fácil) de Latinoamérica, para ir a lavar baños o arreglar camas en cualquier motel barato de carretera, en los Estados Unidos…» y otros países de América Latina, como Argentina, y en España también.
Aseveró que «lejos de lo que los medios de incomunicación cuentan, en Venezuela no ha habido fuga de cerebros sino fuga de pendejos, un montón de gente con la idea loca de que el país no los merece como ciudadanos porque ellos son demasiado arrechos (muy buenos), un ejercito de gente educada, mantenida y enriquecida en Venezuela, que en determinado momento dice: ‘este país es muy poco para mi’… (el síndrome de la canción ‘Aire’ de Mecano: Este cuarto es muy pequeño para las cosas que sueño)».
Venezuela, tierra de oportunidades
Resaltó, en el artículo, que él se encontraba «extremadamente satisfecho de seguir en Venezuela, me siento como un oso durante una migración de salmones río arriba, que no sabe cual pendejo pez morder primero. Venezuela sigue siendo sin lugar a duda, el mejor país para invertir en todo el planeta, y la buena noticia es que la tendencia es a ponerse mejor», consideró el industrial.
«No puedo tener una posición neutral acerca de la emigración venezolana, simplemente agradezco a tanto compatriota, el espacio que nos han dejado al irse. En este país está ocurriendo un fenómeno maravilloso, nos estamos deslastrando de un grueso contingente de ciudadanos inútiles, entre mojoneados, wanabe, pseudo-ilustrados y rento-burgueses, quienes se han chuleado durante años a esta fantasía llamada Venezuela y ahora se hacen la vista gorda ante el oprobio que ellos mismos han causado», consideró el ex-candidato.
Agregó que «estamos viviendo tiempos de cambio, para quienes quieran entenderlo, adaptarse y reconstruir este país; este es el momento, quienes no, todas nuestras fronteras siguen hermosamente abiertas como piernas de mujer en trabajo de parto… Surgirá una nueva Venezuela y fuera de ella, como placenta: todo aquello que no haga falta», aseveró Zeppenfeldt.