Los efectos de seguir ampliando la ciudad de Santiago

  A la espera del dictamen de la Contraloría está el intento por parte del gobierno de ampliar en 10 mil hectáreas el área urbana de Santiago

Los efectos de seguir ampliando la ciudad de Santiago

Autor: Mauricio Becerra

 

A la espera del dictamen de la Contraloría está el intento por parte del gobierno de ampliar en 10 mil hectáreas el área urbana de Santiago. La presión de la industria inmobiliaria es fuerte, pese a que los efectos de seguir ampliando la ciudad implican demanda de mayor infraestructura urbana, mayores tiempos de viajes y mayor contaminación. Además se pavimentan suelos de excelente calidad agrícola, lo que les priva de su capacidad para filtrar las aguas lluvia y nutrir las napas subterráneas. Obviamente que nada de esto figura en los cálculos de rentabilidad de las inmobiliarias.

Hace un par de semanas los noticiarios de televisión y los diarios anunciaban en sus titulares que quedaban menos de 2 mil hectáreas de suelo urbano en Santiago. La alarma la daba el estudio ‘Disponibilidad de suelo urbanizable en el Gran Santiago’, firmado por el Observatorio de Ciudades de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica y encargado por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC).

A los pocos días, 63 organizaciones urbanas y el Colegio de Arquitectos llamaron a una conferencia de prensa para entregar antecedentes que contradicen el estudio y dar cuenta del interés de las inmobiliarias en ampliar nuevamente el radio urbano. La noticia no tuvo cobertura alguna en los grandes medios.

Patricio Herman, de la organización Defendamos la Ciudad, cree que se trata de una “campaña comunicacional para ampliar la ciudad. Toda la prensa masiva está apoyando esta especulación. No han cubierto las declaraciones que hemos hecho ni los antecedentes que hemos difundido. Los consorcios periodísticos están con la especulación”.

PRMS-100

En el centro de la polémica está el interés en ampliar nuevamente el radio urbano de Santiago echando mano a las tierras rurales colindantes. La arremetida la inició el ex intendente Fernando Echeverría, quien logró que el Consejo Regional Metropolitano (CORE) en marzo del 2011 aprobara una expansión de 10 mil hectáreas del suelo urbano con fines inmobiliarios en ocho comunas de la periferia de Santiago, llamado proyecto PRMS-100.

En la oportunidad, el presidente, Sebastián Piñera felicitó públicamente a Echeverría por la aprobación. Ambos en los ’90 habían sido socios en proyectos inmobiliarios desarrollados en la capital.

Pero esta vez un requerimiento de organizaciones ciudadanas logró que la Contraloría dictaminara la nulidad de la ampliación por vicios de forma y fondo. Claro que una sigilosa arremetida posterior envió de nuevo el PRMS-100 directo al ente contralor, sin pasar esta vez por el CORE.

Manuel Hernández, Consejero Regional de la Región Metropolitana que se opuso a la expansión del área urbana, comenta que “hay muchos intereses cruzados, sobre todo  inmobiliarios, que atentan contra el desarrollo de una sociedad sustentable. Así todos los entes que pueden ejercer acciones fiscalizadoras, como el CORE, son baypaseados. Si hasta consejeros de la Alianza cuestionaron el PRMS- 100 y el intendente Echeverría argumentó que la orden venía desde arriba, del gobierno”.

El proyecto contempla sumar 9.823 hectáreas a la ciudad en las comunas del sur y del norponiente de Santiago, de las cuales 6.520 serían hectáreas para nuevas zonas residenciales y 2.583 para áreas verdes y otros usos. Un 8% de dichas hectáreas se aseguró que serían para viviendas sociales.

Julio Alegría, secretario del Colegio de Arquitectos, comenta que “así como está solicitada la ampliación no se justifica. No se tata de una oposición a que nunca se  amplíe la cuidad, pero esta vez se trata de un subterfugio para comprar terrenos más baratos y a la larga significa una deficiente infraestructura para las personas más modestas que se vayan para allá y distancias de viajes más largas”.

El Colegio de Arquitectos calcula que al interior del Gran Santiago hay al menos 7 mil hectáreas, para construir viviendas, lo que contradice el estudio de la UC. “Nuestros estudios indican que tenemos suelos suficientes para construir viviendas en el radio urbano de aquí al 2030”- señala Alegría.

Luis Mariano Rendón, de Acción Ecológica, agrega que “la intendenta intenta pasar de contrabando las modificaciones que la Seremi de Vivienda no pudo pasar por el Consejo Regional. En estricto rigor estamos ante un proyecto nuevo, que debiera pasar por dicha instancia y la Intendenta lo envió directo a la Contraloría. Es un escándalo sobre otro escándalo. Que se amplíe la ciudad va en contra del sentido común y la opinión de los expertos”.

Desde que en 1997 se modificara el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS), las llamadas Zonas con Desarrollo Urbano Condicionado (ZODUC), la plusvalía de extensos paños de terrenos de la zona norte de Santiago se fue a las nubes. Luego, bajo el gobierno de Ricardo Lagos, el 2003 se crean los Proyectos con Desarrollo Urbano Condicionado (PDUC), que permitían usar terrenos rurales con una superficie mínima de 300 has. para proyectos inmobiliarios.

Jonás Figueroa, urbanista y académico de la Usach, hace ver que “el negocio urbano en Chile es el negocio del suelo, no el de vivienda. Así el cambio en el uso del suelo de una zona de por sí es un negocio”.

La ampliación del radio urbano es un buen negocio. Se calculan en 2.800 millones de dólares los beneficios para los propietarios de los terrenos por la diferencia de plusvalía del suelo de concretarse la ampliación del área urbana.

EXPANSION URBANA

Más del 97% de la población de la Región Metropolitana vive y trabaja en la ciudad de Santiago. Estudios del período 1992-2002, concluyen que el crecimiento demográfico de la Región Metropolitana fue de 15,3%, con un aumento de más de 700 mil personas en el decenio.

La expansión de la ciudad se ha producido hacia la periferia sur y el sur poniente, cubriendo con actividades urbanas cerca unas 90 mil hectáreas de superficie. Esto ha degradado el suelo, disminuyendo la cobertura vegetal y la biodiversidad.

El geógrafo y docente en la Facultad de Geografía de la Universidad de Chile, Hugo Romero, cuenta que cada año son agregadas a la ciudad entre 1.800 y 2.000 hectáreas. “Si calculamos que en 10 años son 20 mil las agregadas, nos enfrentamos a un crecimiento urbano sin orden alguno. A ello hay que agregar los proyectos  condicionados o las parcelas de agrado, lo que hacen un sistema insostenible”- comenta.

MENOS TIERRAS PARA ALIMENTACIÓN

La ampliación de la ciudad se haría sobre terrenos agrícolas. Figueroa destaca que “el valle donde se instala Santiago es muy vulnerable. Nos estamos instalando en zonas de buenos suelos agrícolas, construimos en las mismas huellas que dejaron los antiguos canales y sobre trazas agrícolas”.

La cuenca de Santiago tiene suelos de las clases I a IV, los que son altamente productivos. Los de categoría  I, II y III constituyen menos del 1,4% de todos los suelos de Chile y en su mayoría están en la Región Metropolitana. Son suelos estructurados por los sedimentos de los ríos, con buena fertilidad natural, de baja pendiente, lo que les permite sostener vida vegetal, tener un importante rol en el ciclo hidrológico y, sobre todo, son de gran calidad para la agricultura alimentaria.

“Toda el área metropolitana, la cuenca sur del gran Santiago está catalogada como uno de los terrenos agrícolas de mayores propiedades a nivel mundial. Resulta bastante ilógico estar creciendo sobre un suelo agrícola valioso”- considera Alegría.

Romero añade que “se trata de los mejores suelos según los patrones internacionales y, además, cumplen servicios ambientales importantes para las ciudades: filtran las aguas de lluvia, sostienen vegetación que modela el clima y la temperatura. En todas partes del mundo estos suelos son conservados y se evita que la ciudades se expandan hacia ellos porque los costos sociales y ambientales son altos”.

EFECTOS DE LA AMPLIACIÓN URBANA

Además de la pérdida de suelos agrícolas, extender la ciudad implica necesitar más recursos y tiempo en transporte, lo que también deja de saldo una mayor emisión de contaminantes. Figueroa destaca que “los problemas de transporte que hay en la ciudad. Todo lo que se ha hecho en los últimos años no ha significado una reducción en los tiempos de viaje. En otros países se privilegia que el consumo del tiempo no se realice en un radio mayor a 10 Km.; a diferencia de Santiago, donde el promedio de viaje es 1 hora y media y equivale a 30 Km.”

El vocero de Acción Ecológica, Luís Mariano Rendón comenta que “es un contrasentido por donde se lo mire seguir ampliando Santiago. La mayor extensión implica más viajes y su correspondiente emisión de contaminantes.  Que eso ocurra en una ciudad que sufre agudamente la contaminación del aire, cosa que no ha podido ser superada por el Plan de Descontaminación de 1997 y que debería haber cumplido sus objetivos el 2010”.

Rendón destaca el reciente informe que calcula en 4 mil las muertes anuales por enfermedades asociadas a la contaminación a lo largo del país. Durante esta semana ya van 2 días de alerta ambiental decretada por la mala calidad del aire. El martes 26 la calidad del aire en comunas como Pudahuel y Cerro Navia sobrepasa el índice 300 de material particulado.

Además, al dotar de infraestructura urbana estos terrenos se impermeabiliza el suelo, lo que provoca que los terrenos sean incapaces de filtrar las aguas lluvias y nutrir las napas subterráneas. Figueroa comenta que “en el tiempo de Vicuña Mackenna se inundaba cada 10 años por las crecidas del Mapocho; en los años ’50 la ciudad se inundaba con unos 60 Mm de agua caída en 3 ó 4 días de lluvia. Existía un rico suelo que filtraba el agua de lluvia, pero hoy nos inundamos con 10 Mm de lluvia, porque la ciudad está toda pavimentada. Hemos tapado  el suelo capaz de filtrar la lluvia”.

Otro efecto es la intervención sobre las laderas de la zona precordillerana. Romero comenta que “cuando pavimentas las laderas de los cerros impermeabilizas el suelo, lo que provoca que desaparezcan las zonas de recargas de los acuíferos, que es donde se cargan las napas subterráneas. Al reemplazar esa capacidad de filtración del agua, terminamos inundados con menos lluvia. Así hemos cambiado el balance hídrico de las laderas, laderas que eran zonas de recarga de agua, son ahora de expulsión. Esa agua se dispone para el verano o para las sequías”.

MEJOR GESTIÓN DEL TERRITORIO

Para los entrevistados más que ampliar la ciudad se debe hacer una mejor gestión del suelo al interior de la urbe. “Terreno en la Región Metropolitana hay mas que suficientes”- comenta Alegría, quien recomienda mejorar la forma de gestión a los inversionistas: “Tienen que hacer una gestión adecuada para recuperar los terrenos. Hoy le es más fácil hacer una gestión sobre terrenos nuevos y vírgenes que aprovechar los paños liberados al interior del anillo de Vespucio”.

El arquitecto comenta que “hay barrios deteriorados, pero que tienen buena infraestructura, con sistemas de evacuación de aguas lluvia, servicios consolidados o infraestructura vial. Son grandes zonas al interior del casco urbano y tienen que recuperarse a través de una adecuada gestión territorial”.

El problema es que como en Chile estas decisiones están en manos del mercado, es más rentable invertir en un terreno vacío a recuperar un terreno antes ocupado por una industria o mejorar un barrio en decadencia.

Alegría echa de menos “una política territorial que sea capaz de abordar las necesidades agrícolas y las de la ciudad. No existe este concepto de planificación que integre lo urbano y lo rural. La planificación territorial aún se hace a pedacitos”.

 A LA ESPERA DE LA CONTRALORÍA

Las organizaciones ciudadanas recurrieron a la Contraloría para que impugne la ampliación de Santiago que la Intendencia quiere pasar por decreto. “Parar el crecimiento pasa por no modificar los instrumentos que existen”- recalca Rendón. El dictamen del ente contralor se demoran unos meses y, en caso de permitir la modificación a la seccional urbana, recurrirán a la justicia.

Romero destaca que “dentro de la ciudad hay por lo menos unas 700 has. de sitios  eriazos y barrios deteriorados que podrían ser renovados. Hay muchas opciones dentro de los límites urbanos y no se necesita expandir la ciudad. El criterio usado hasta ahora  es meramente comercial “.

Para Figueroa se trata de cambiar el modelo de desarrollo urbano seguido por las ciudades latinoamericanas desde la década de los ’50. “Las ciudades han crecido en forma desorbitada desde esa fecha y se han transformado en grandes urbes en relación al territorio que los rodea. No podemos seguir con este modelo de crecimiento extensivo porque a la larga los grandes errores de los urbanistas lo terminan pagando los habitantes”.

Mauricio Becerra Rebolledo

@kalidoscop

El Ciudadano

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