Para muchas personas que sufren trastornos neurológicos, como la epilepsia, no existen opciones de tratamiento viables. En una investigación reciente, científicos de la Universidad de Cambridge desarrollaron un dispositivo implantable que algún día puede ofrecer alivio.
El implante puede tratar problemas en el cerebro, como las crisis epilépticas, mediante el suministro de sustancias químicas cerebrales conocidas como neurotransmisores, directamente a las células del cerebro que causan el problema.
El implante funciona mediante el uso de un campo eléctrico para empujar los neurotransmisores fuera del dispositivo desde un depósito interno. Este proceso, conocido como electroforesis, permite un control preciso sobre la dosis y el momento del suministro del fármaco, lo que es importante para tratar trastornos intermitentes como la epilepsia.
Esta forma de administración de medicamentos también tiene la ventaja de no aumentar la presión local donde el medicamento sale del dispositivo, porque las moléculas del fármaco no están en un solvente: salen del dispositivo «en seco», lo que significa que las moléculas del fármaco -neurotransmisores, en este caso- pueden interactuar directamente con el tejido que rodea el implante sin causar daño a esas células o al tejido circundante.
Previamente, los investigadores han demostrado que este método para administrar medicamentos puede usarse para controlar el dolor, con un implante que se coloca en la médula espinal de las ratas. La novedad de este trabajo, publicado en Science Advances, fue diseñar un implante lo suficientemente pequeño para ser implantado en el cerebro de los ratones. También se incorporaron diminutos sensores en el implante, para permitir a los investigadores controlar la actividad cerebral local.
Usando los sensores, los autores pudieron ver el inicio de la actividad, parecida a un ataque, en ratones. Después de que se detectó una convulsión, se ordenó al implante enviar neurotransmisores inhibidores al tejido cerebral, en el centro de las convulsiones. Los neurotransmisores detuvieron a las células de seguir propagando el mensaje de ataque a otras células. Esto a su vez detuvo las convulsiones.
Luego, los autores querían ver si podían prevenir las convulsiones por completo, en lugar de detenerlas después de que han comenzado. Para probar esto, administraron los neurotransmisores antes de inyectar una dosis de sustancias inductoras de ataques. Estos experimentos demostraron que el implante podría prevenir cualquier actividad parecida a un ataque.
«Estamos muy emocionados, porque esta es la primera vez que alguien ve que un dispositivo de administración de medicamentos electroforéticos puede detener o prevenir la actividad parecida a un ataque», dice Christopher Proctor, investigador asociado en la fabricación y validación de bombas de iones implantables de la Universidad de Cambridge y uno de los autores del estudio.
«Además, vemos esto como una tecnología de plataforma que podría adaptarse para ayudar a tratar muchos trastornos neurológicos diferentes, incluidos la epilepsia, la enfermedad de Parkinson y los tumores cerebrales», agrega Proctor.
Es importante tener en cuenta que, hasta ahora, este dispositivo solo se ha probado en ratones y ratas. A juzgar por el tiempo que han tardado otras tecnologías en pasar de esta etapa al uso clínico generalizado, es probable que pase al menos una década antes de que esté ampliamente disponible para los humanos. Durante este tiempo, los investigadores seguirán trabajando para demostrar la viabilidad de estos implantes a largo plazo en el tratamiento de la epilepsia y otros trastornos neurológicos.
Fuente: The Independent