La CIA norteamericana tiene triste fama mundial. Desde hace décadas opera con otras colaterales y agencias, como la USAID, para lograr los mismos objetivos de desestabilización de gobiernos díscolos.
USAID es “Unites States Agency Internacional for Development”, o Agencia Internacional de ayuda al Desarrollo y orbita en el Departamento de Estado. Lo de “ayuda” lleva comillas porque la realidad de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua revelan el mismo patrón de conducta. No es otra que desestabilizar a los gobiernos que tienen conflictos con Washington. Para decirlo bien: problemas que el imperio tiene con esos gobiernos.
Cómo habrá sido de sistemática, peligrosa y antidemocrática la labor de la USAID y sus numerosos programas y empresas contratadas, que los gobiernos del ALBA acordaron recientemente pedir la salida de aquella. Dicho en criollo: ponerla de patitas en la calle.
La Alianza Bolivariana de Nuestra América, fundada en 2004, tiene de miembros plenos a Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y Las Granadinas, y Venezuela. Haití y otros caribeños tienen estatus de observadores. Hasta junio de 2009 también tenía su membresía Honduras, pero fue quitada por los golpistas de Tegucigalpa.
El bloque tercermundista le saca “tarjeta roja” seguramente por las maniobras de la dependencia yanqui en estos meses, muy activa en promover las protestas de envoltorio indígena contra Evo Morales y Rafael Correa.
También influye que el 7 de octubre próximo serán las elecciones en Venezuela. Tener a Hugo Chávez en el Palacio de Miraflores para el sexenio 2013-1019 es una pesadilla para la administración Obama. Y aún peor para Mitt Rommey si gana en noviembre próximo.
La USAID jura que sus fines son nobles y colabora desinteresadamente con el desarrollo sustentable, la defensa del medio ambiente, la promoción de los jóvenes y la calidad de las instituciones.
Eso mismo decía de Dan Anthony Mitrione, su agente en Uruguay en los años ´70, capturado y finalmente ejecutado por los Tupamaros por ser agente enmascarado de la CIA. Muchos latinoamericanos supieron que AID y CIA eran dos paralelas que se tocaban.
CONTRA CUBA
La USAID y sus sellos como NED (National Endowment for Democracy), OTI, etc, y variados programas han canalizado millones de dólares para tratar de subvertir el orden socialista en Cuba. En el Malecón la sede la Sección de Intereses de Norteamérica (SINA) es uno de los centros de la conspiración, con toma y daca entre los diplomáticos estadounidenses y sus agentes locales. Muchas de estas transas están controladas por agentes de la seguridad estatal, infiltrados en esas redes de espionaje, a las que periódicamente ponen en descubierto y dejan en ridículo.
En marzo de 2011, el periodista canadiense Jean-Guy Allard escribió: “hace unos días, Cuba desclasificó a Frank Carlos Vázquez Díaz, el agente Robin de la Seguridad de Estado, quién durante doce años penetró el mecanismo de injerencia de la USAID. Vásquez Díaz fue el huésped de este organismo y de sus correspondientes agentes que caracterizó como oficiales de la CIA, durante cinco años, en distintas estancias que se le ofrecieron en territorio norteamericano, tanto en Chicago como en Nueva York”.
Quizás ese “blanqueo” del agente cubano fuera decidido por el gobierno de Raúl Castro luego de su importante victoria sobre la USAID. En esa fecha, marzo de 2011, la justicia cubana condenó a 15 años de prisión a Alan Gross, que trabajaba para la Development Alternatives, Inc. (DAI), una subcontratista de la agencia. Gross distribuía ilegalmente en la isla elementos electrónicos y de comunicaciones para armar una red de inteligencia. En agosto de ese año el máximo tribunal de justicia cubano confirmó la condena, bastante benigna si se tiene en cuenta que a cinco cubanos -que en 1998 espiaban a los círculos terroristas de Miami- les fueron impuestas cuatro condenas perpetuas y 77 años de cárcel, en total.
TIREN CONTRA CHÁVEZ
Desde que el presidente venezolano ganó su primera elección, en 1999, el imperio trató de desembarazarse de su experimento bolivariano. Las inclinaciones nacionalistas en el orden interno y su acercamiento a Cuba en lo regional, tuvieron en la administración Bush un furioso enemigo. USAID recibió muchos millones de dólares para ese operativo desestabilización, que precedió al intento golpista de abril de 2002 y continuó luego con más fiereza visto que Chávez consolidaba la estatización de la petrolera PDVSA.
Luego que fracasara el putsch cívico-militar, la labor de zapa política, cultural y directamente de espionaje tomó una importancia mayor. La Agencia subvencionó a ONG como “Súmate” de Corina Machado, promotora del referendo con que se quiso deponer al presidente.
También financió a partidos opositores, desde los más derechistas de “Primero Justicia” hasta los socialdemócratas como Acción Democrática y socialcristianos de COPEI, pasando por los ex izquierdistas del MAS.
La Agencia fue articulando con los popes de los medios de comunicación, un rubro destacado de su actividad en ese y otros países. Los canales RCTV de Marcel Granier y Globovisión, los diarios El Universal y El Nacional, otros canales internacionales como Univisión y CNN, etc, fogonearon campañas de sesgo golpista contra Caracas.
Tenían el inconveniente de que el presidente había ganado todas las elecciones en estos doce años de gobierno, excepto una reforma constitucional que perdió por un punto y medio. ¿Cómo acusarlo de dictador? Los cráneos del Departamento de Estado elaboraron la teoría de que un gobierno puede ser democrático de origen pero devenir en autoritario en su gestión. Mariano Grondona no pagó copyright por decir lo mismo de la presidenta argentina.
ZANCADILLAS A CORREA
El presidente ecuatoriano tuvo varios problemas con la Casa Blanca y los organismos internacionales de crédito. De movida expulsó al representante del Banco Mundial. Y en abril de 2011 declaró persona no grata y echó a la embajadora Heather Hodges, luego que un cable de WikiLeaks develara que ésta había criticado la corrupción de la policía ecuatoriana.
Correa denunció a fondo la política norteamericana (por caso, boicoteó la VI Cumbre de las Américas en Cartagena de Indias, en abril pasado), pero la USAID también aumentó la apuesta. Hay 21millones de dólares en 2012 para las ONG opuestas al gobierno, más becas para sectores indígenas disconformes con la política minera de la oficialista Alianza País, etc.
El injerencismo llevó a que el presidencial Palacio de Carondelet analizara expulsar a la polémica agencia. Télam, el 6 de julio, informó que otro motivo de enojo fue “el aporte de fondos de la USAID, para la organización periodística Fundamedios, que ha criticado al gobierno sobre su actitud con medios y periodistas”. Correa impulsa una ley democrática de medios, similar a Argentina, pero que también incursiona en el rubro gráfico. La Agencia, como la SIP, no se lo perdonan.
El nuevo embajador de Obama, Adam Namn, bajó del avión en Quito con el pie izquierdo, pues declaró que sería «lamentable que el gobierno ecuatoriano decidiera expulsar a la AID”. Tal sanción había sido anunciada la semana anterior por el canciller Ricardo Patiño.
EVO LA RAJA
USAID ha tenido graves inconvenientes por haberse metido en asuntos soberanos de Bolivia. Evo Morales ya tenía una pobre opinión de la agencia desde que en 2001, siendo diputado –y manteniendo la presidencia de campesinos cocaleros- fue golpeado y sitiado por el Ejército en Cochabamba. Los efectivos cumplían órdenes del gobierno, instadas por la Agencia y la DEA (organismo “antinarcóticos” de EEUU).
Ya en el Palacio Quemado, en 2008, Morales convalidó la resolución de los campesinos de El Chapare, de expulsar a la USAID y la DEA. Ese año, de la sublevación xenófoba y sojera en la Media Luna, el mandatario ordenó la expulsión del embajador Philip Goldberg. “La agencia estadounidense debe abandonar Bolivia por estar tras acciones de injerencia”, declaró el aymara. Estos son antecedentes de la agencia que tiene un presupuesto mundial de 40.000 millones de dólares y cuyo jefe para América Latina es, desde setiembre de 2010, Mark Feierstein, un experimentado espía. En el reciente golpe de Estado en Paraguay se acusó de participación a USAID y Monsanto, interesado en la ampliación del uso de su soja transgénica.
Argentina no es un terreno vedado para estas dependencias del imperio. En la Web de la embajada se pueden ver los programas de “Jóvenes Embajadores”, “Becas Fulbright”, “Seminarios para jóvenes”, “Programa la justicia va a la escuela” y tantos más. Detrás de esas iniciativas, en forma más o menos evidente, está la mano de la USAID.
Entre los becados está Adrián Pérez, el titular de la Coalición Cívica. Pero lo más grave vino del gobierno nacional: el jefe de Gabinete firmó el 13 de abril un acuerdo con la embajadora, relativo a las becas Fulbright, por cinco años de duración y un costo de 4.2 millones de dólares. ¿Cuánto pondrá Argentina?
Por Emilio Marín
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