Las fuentes limpias son agentes clave para combatir el cambio climático y desarrollar una economía más verde, sostiene Pieprzyk, de la Federación Alemana de Energía Renovable (BEE por sus siglas en alemán). Para 2050, Alemania debe ser capaz de satisfacer toda su demanda energética con fuentes renovables.
Esa es la meta de la BEE, una entidad fundada en 1991 a la que pertenecen 22 asociaciones de energía hidráulica, solar, eólica, de biomasa y geotérmica, integradas por más 33.000 personas y empresas. Pero se necesita una transición de la matriz energética actual, basada en el consumo de hidrocarburos (carbón, gas y petróleo), hacia esas fuentes limpias. Para eso hay que cortar los subsidios a los combustibles fósiles y a la generación nuclear, sostiene Pieprzyk, cofundador de la consultora Energy Research Architecture.
– ¿Cómo ve la discusión sobre energías renovables en el contexto de la cumbre Río+20?
-El desarrollo en los últimos 20 años mostró que las energías renovables son un importante factor para la protección del clima. Para seguir este rumbo necesitamos una transición del actual sistema energético y una planificación para cortar subsidios a las fuentes fósiles y a la atómica y garantizar incentivos para las renovables.
Y se requieren modelos de monitoreo de los costos reales de producción de las fuentes fósiles. Espero que a partir de Río+20 se implementen patrones de sustentabilidad, es decir condiciones claras para el desarrollo de las energías renovables como una parte importante del proceso.
– ¿Cuál es el potencial de las renovables en Alemania?
-Las energías renovables incluyen las que provienen del sol, del viento (eólica), de la biomasa (aprovechamiento de materia orgánica) y del agua (hidroelectricidad), entre otras.
-En Alemania, las renovables constituyen 12 por ciento de la matriz energética: aportan 20 por ciento de la generación eléctrica, nueve por ciento de la calefacción y seis por ciento de los combustibles. Aún es un porcentaje pequeño si lo comparamos con las fuentes fósiles. Sin embargo, las potencialidades son muy altas, especialmente en el segmento solar, pero también en biocombustibles e hidroelectricidad. En un período de 40 años, en 2050, podremos cubrir 100 por ciento de la demanda energética. Ese es el objetivo de la BEE, si bien la población y el gobierno son menos optimistas y creen que para ese año se llegará a 50 por ciento.
– ¿Hoy en día las renovables son viables económicamente?
-En los últimos 10 años el costo de la eólica y de la solar se redujo rápidamente en Alemania. Hoy los costos de generación eléctrica con esas fuentes están muy próximos a los de los combustibles fósiles. Y los planes de desarrollo nuclear son mucho más costosos.
Según la trayectoria actual de costos, en 2013, generar energía solar en los hogares será aún más barato que lo que están pagando hoy las familias por la electricidad convencional. Una vivienda familiar paga el equivalente a 32 centavos de dólar por kilovatio/hora. El precio de la energía solar es incluso menor que este valor. En poco tiempo esta fuente será muy competitiva.
-¿Los demás países de la Unión Europea (UE) se adhieren a esta tendencia de sustituir la energía fósil?
– Alemania está al frente, pero otros países están siguiendo este camino, y muchos de ellos tienen mejores condiciones y recursos para desarrollar el sector, como Gran Bretaña e Irlanda, que tienen más sol en el sur. Es posible que Europa siga esta trayectoria y alcance algunas metas en la próxima década. Pero el sector eléctrico necesita más incentivos legales y políticos.
-¿Cómo incide la crisis económica que vive la UE?
-En Alemania las inversiones en el sector permanecen estables, si bien hay planes de cortar los apoyos a la energía solar. En todo el país hay mucha creación de empleos descentralizados. Es un área prioritaria, y grandes empresas, como Siemens, están obteniendo buenas ganancias.
El sector privado está invirtiendo unos 25.000 millones de euros por año (33.000 millones de dólares), y el gobierno tiene programas de apoyo para la instalación de sistemas de calefacción que no llegan a los 500 millones de euros (660 millones de dólares). Casi todo el dinero viene de las empresas. Con este desarrollo, tanto mi país como Europa pueden reducir su dependencia de la importación de energía, crear más puestos de trabajo y promover el crecimiento económico.
El problema se da cuando los gobiernos reaccionan como en España e Italia, cortando el apoyo estatal y los estímulos legales que son importantes en un momento en que las fuentes renovables están tan cerca de volverse competitivas.
-¿Cómo ve las energías renovables en países emergentes como Brasil?
-Brasil tradicionalmente tiene mucha experiencia en el uso de hidroelectricidad y de biomasa para producir combustibles, como etanol. Tiene liderazgo en este sector y ahora empieza a producir energía eólica y solar. Hay una ventaja, pues estas dos fuentes ya tienen costos mucho más bajos que 10 años atrás tanto para los hogares y las empresas como para toda la economía. Hay una gran oportunidad para que Brasil aumente la proporción de renovables muy rápidamente, usando nuevas tecnologías.
Sin embargo, los países latinoamericanos siguen pagando el doble de lo que cuesta la energía renovable en Europa. Hay varias razones, por ejemplo que es un mercado nuevo. Ahora mismo hay negociaciones para instalar nuevos parques eólicos en Brasil que pueden generar electricidad a un costo de entre seis y siete centavos de dólar el kilovatio/hora. Pero para que las empresas inviertan se necesitan estructuras claras para energía renovable y condiciones estables para las inversiones.
Tomado de Periodismo Humano