La capacidad de innovación se pone cada vez más a prueba ante las constantes y alarmantes denuncias de organizaciones y movimientos ambientalistas del mundo, con relación a la contaminación del medio ambiente y sus dramáticos efectos negativos para el planeta Tierra. En esta oportunidad, en Zwolle, una ciudad y un municipio del este de los Países Bajos, fue inaugurada la primera ruta del mundo hecha 100% con plástico y es una senda para bicicletas.
La empresa KWS y sus socios demostraron con ello que su camino futurista no solo es un destino útil para el plástico desechado, sino que también ofrece hábilmente espacio para cables, tuberías y almacenamiento de agua. En este caso, se procesaron alrededor de 220.000 vasos de plástico desechados.
Se tiene previsto que en aproximadamente dos meses también logren establecer una pieza similar en Giethoorn, Holanda. Ambas muestras serán monitoreadas durante al menos cinco años.
Durante una prueba constataron que estos módulos de camino de bicicleta ya pueden transportar vehículos que pesen 5 toneladas. Por lo tanto, están convencidos de que las construcciones durarán por lo menos 50 años sin ningún mantenimiento significativo.
El Director de Marketing e Ingeniería, Gert-Jan Maasdam, explicó que «los bordes de las canaletas, las placas y los perfiles de las juntas a menudo se unen y atornillan a mano (…) Hemos probado mucho resistencia al deslizamiento, expansión, resistencia a la humedad… realmente mucho, pero no todo. Por ejemplo, aún no hemos realizado ninguna prueba de fuego».
«No solo se tiene una carretera, sino también un sistema de tuberías y un almacenamiento de agua que no está bloqueado por un diseño inteligente y es fácil de limpiar. Todo es tres veces más fácil de mantener y sin duda tendrá una duración de cincuenta años. Después de un viaje a través de la trituradora fácilmente pueden ser procesados de nuevo en materias primas para una nueva ruta de plástico», agregó.
PlasticRoad fue ideado en 2013 ofreciendo una solución favorable para la creciente montaña de desechos de plástico. Utilizaron tazas de café viejas, tarrinas de mantequilla y otros plásticos con un colector de desechos, lo que la hace totalmente reciclable al final de su vida útil.
Uno de los once módulos que componen esta ruta está lleno de sensores que miden, entre otras cosas, el nivel del agua, la temperatura, el estiramiento, la presión, la ubicación y el número de usuarios que se trasladan. Todos los datos pueden ser leídos en tiempo real.
A.L.
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