Ecuador hizo un cambio radical en su estructura de gobierno y discusiones políticas en 2008. Costó, pero los resultados han sido la profundización de la democracia. Norman Wray, asambleísta constituyente de Ecuador y concejal de Quito nos cuenta cómo fue el proceso de una “Asamblea Constituyente no es un fin sino que es la herramienta de un proceso”. A su juicio “las constituyentes han sido procesos de profunda crítica y de respuesta políticas a necesidades ciudadanas que los partidos anteriores no daban” y terminan siendo “el ejercicio máximo político de poder constituyente del pueblo soberano”.
Norman Wray, abogado, profesor de derecho constitucional, asambleísta constituyente de Ecuador y actual concejal por el municipio metropolitano de Quito, conversó con Mediapinta.cl respecto de la experiencia de la Asamblea Constituyente y en que se encuentra el proceso de la Revolución Ciudadana.
En conversación directa y clara, que despeja las dudas que pudieran quedar respecto del proceso que se vive en Ecuador, Wray desarrolla los argumentos que sostienen al proceso constituyente que vive en nuestro continente y que genera pánico en las huestes locales. Junto con eso, el miembro del movimiento político “Ruptura 25” hace un análisis crítico del desarrollo de cómo se han desarrollado estos procesos.
¿Cómo fue la experiencia de participar de la Asamblea Constituyente 2008 y cual es el significado de la AC como tal?
– Lo primero que hay que considerar respecto de la Asamblea Constituyente no es un fin sino que es la herramienta de un proceso, algo que te permite caminar en un largo periodo de tiempo donde se desarrolla una transición hacia la creación de fuerza política y social que mantiene vivo en el proceso. Los procesos constituyentes tienen un antes, un durante y un después, entonces el antes es el proceso donde generas las condiciones para el establecimientos de un mecanismo democrático e institucional. Siempre nos han hecho creer que la AC es anti-institucional, porque las constituciones no prevén los mecanismos, porque el ejercicio del poder constituyente no tiene límite y te van vendiendo una serie de excusas. La Asamblea Constituyente sí es institucional porque se establece un mecanismo de representación, abres la participación de la ciudadanía ampliamente y es allí donde la misma ciudadanía define el nuevo orden jurídico y político que quiere tener. Es un espacio de construcción política participativa que tiene una expresión jurídica en esta especia de contrato social que se llama Constitución.
Luego el proceso post-Constituyente que es la construcción de ese orden definido por el pueblo a través de los diferentes mecanismos posibles, es importantísimo que existan fuerzas políticas capaces de llevar a cabo el proceso de cambio. Desde 1990, considerando el proceso constituyente colombiano, las experiencias vividas en Latinoamérica nos dejan enseñanzas: la más importante es que no se puede hacer todo este cambio y entregárselo a los mismos, porque lo que haces es convertir a la Constitución en un papel sin mayor validez.
¿Antes de la AC como era la situación política en Ecuador?
– Venía un acumulado de desprestigio del Pacto Constituyente de 1978, posterior a los 10 años de dictadura. A partir de ese año se llevó a cabo un proceso de transición encabezada por los miembros de la dictadura que establecieron comisiones para la construcción de leyes macro y una propuesta constitucional que fue votada en referéndum. Muchos de los personajes políticos que estuvieron en la escena los siguientes 25 años estuvieron en aquellas comisiones de estructuración jurídica. En ese tiempo en Ecuador existía la percepción ciudadana de que la clase política se había adueñado del Estado, beneficiándose ellos y los enclaves de poder que le rodeaban. Ejemplo de ello es la brutal crisis económica que sufrió el país, que tuvo que dolarizar la economía y llevar a la práctica un salvataje bancario de US$ 100 mil millones provocando migración y que el Estado asumiera las deudas de los bancos.
¿En ese escenario algo caótico como se llevó el debate para establecer la propuestas que propiciaran la AC?
– Hubo un proceso de reflexión al orden que existía en ese momento. ¿Qué significa eso? Hay coyunturas que hay que crear, hay que ver el acumulado de la crítica y las condiciones de cuestionamiento al orden establecido. No hay que permitir que te digan que la constituyente es anti institucional, es el ejercicio máximo político de poder constituyente del pueblo soberano. Es absolutamente legítima y es el aprendizaje del proceso que se lleva realizado en la región desde 1990.
Y ahora ¿en qué está el proceso ecuatoriano?
– Hoy el partido del presidente Correa mantiene la mayoría en el Congreso lo que ha permitido avanzar muy rápido en lo que consideran que es lo que hay que hacer; al respecto existe discusión si eso es el sentido de lo que la Constitución establece. Este rápido avance ha impedido desarrollar un debate profundo para definir de manera equilibrada el sentido del proceso. Esto no deslegitima esto, quiero ser claro, pero la discusión se centra en que se debe democratizar más la discusión respecto del sentido que debe tener la Revolución Ciudadana. Si lo radicalizas, si te enfocas a la defensa de los derechos y las garantías, si es que tienes que ir con más fuerza contra la acumulación de tierras o de capital financiero, los ritmos, etcétera tiene que ser decidido de manera mucho más democrática, no solamente que la mayoría política imponga su decisión sino que ampliando los espacios de participación. A pesar de las críticas se mantiene vigente.
En Ecuador se habla de la Revolución Ciudadana ¿Cómo se refleja esa frase?
– La participación de la gente en la Asamblea Constituyente fue asombrosa. Fue increíble como la las organizaciones sociales fueron llevando temas de discusión, el nivel de participación fue brutal por lo que dice la Constitución es lo que dijo la gente y esa es la legitimidad que tuvo el proceso. No como pasa en los congresos donde tienes a un montón de tipos “pensando en el país” pero no pensando con el resto de los ciudadanos, Si no es participativo pierde fuerza social y política, entonces no terminas transformando nada.
EL ACOSO
Ecuador ha sido demonizado al igual que Bolivia o Venezuela, ¿Este proceso mediático constante que efectos ha tenido en el proceso ecuatoriano?
– Las constituyentes han sido procesos de profunda crítica y de respuesta políticas a necesidades ciudadanas que los partidos anteriores no daban. Entonces la estructura anterior entra en crisis y los poderes fácticos solo buscan deslegitimar para crear condiciones que les permita volver a tener una voz. Es verdad que en algunos de estos casos tenemos liderazgos súper personales, lo que es una característica de Latinoamérica, pero sin embargo han podido resolver algunas de las inquietudes de las grandes mayorías, por ello han sido refrendados en procesos electorales. Si no cumplieran lo más probable es que no los elegirían, eso es lo que no entiende la derecha.
Pero la derecha está desarrollando nuevas estrategias para desestabilizar, lo vemos en Honduras, Paraguay, Bolivia, pasó en Ecuador, lo intentan hacer en Argentina ¿Cómo se pueden sostener firme a la base popular para la defensa de los procesos?
– Debemos entender que la fuerza política es fuerza social por lo que hay que generar organización, si no tienes organización social conectada con la fuerza política. La critica que hacemos como movimientos no descansan en una persona sino que descansan en colectivos u otro tipo de organizaciones, hay liderazgos que son muy importantes pero se debe construir esa visión porque sino dependes exclusivamente de un triunfo electoral; por ello la organización te permite defender lo construido.
INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA
En los últimos años se ha desarrollado un proceso de integración latinoamericana a través de organismos que han ido adquiriendo fuerza propia ¿Qué futuro le ves a UNASUR, ALBA, PETROCARIBE o CELAC?
– Yo creo que ALBA, es el espacio que permite en un punto poder radicalizar los planteamientos y discusiones en un grupo más grande y mucho más estratégico como es UNASUR, que personalmente creo es el escenario real y de peso concreto a nivel regional; ALBA permite llevar la discusión más a la izquierda y poner las alertas sobre lo que realmente está en juego y proponer a UNASUR adoptar posturas más firmes para prevenir la manipulación de la región por parte del “consenso de Washington” que a pesar de estar en crisis aun se mueve.
Esto se puede transmitir para el caso de Celac…
– Incluso con Mercosur. Me parece interesante lo que hizo en estos días (en referencia a los sucesos de Paraguay) que es lo máximo que se podía hacer. Lo que pasó en Paraguay es muy preocupante, no debería buscarse este mecanismo previo a las elecciones donde desarticulas gobiernos a través de golpes institucionales. Comienzas a ver recetas parecidas: En Ecuador hubo una sublevación policial, en Bolivia lo mismo y en Paraguay toda la institucionalidad anterior corta la crisis; todo esto debe ser considerado.
Bueno ahora los golpes no pueden ser a punta de pistola
– El contexto internacional no permite que se de en otras condiciones. Yo creo que la comunidad internacional y Estados Unidos, que tomaron una postura crítica al principio, terminaron resolviendo la situación de acuerdo a sus propios intereses. Entonces es un llamado a plantear una reorganización de la OEA para equilibrar el peso de Estados Unidos en la región y UNASUR debe ser la encargada de eso.
La última pregunta, no se puede dejar pasar ¿Cómo se ve desde Ecuador el proceso de movilización social en Chile?
– Bueno, con las prevenciones del caso, creo que es un proceso muy interesante, desde Ecuador siempre se ha seguido muy de cerca el proceso chileno (durante la dictadura se acogió a muchos de aquellos que escaparon de ese proceso). Es muy importante que una generación cuestione como fue construida una institucionalidad, desarrollar un cambio a partir de la educación es fundamental. Lo que me sorprende es que con la cantidad de gente que se moviliza en las calles aun no se sensibilice la institucionalidad y que ojalá ésta sepa que debe dar una respuesta real y concreta a esta generación, porque si no es en esta será en la otra y será más complejo.
José Robredo
El Ciudadano – Mediapinta