Un grupo de científicos de la Universidad de Washington logró conectar los cerebros de tres personas para crear la primera red social cerebro-cerebro, que denominaron BrainNet.
La conexión la realizaron mediante técnicas no invasivas con la instalación de aparatos de electroencefalogramas para registrar los impulsos eléctricos junto a la estimulación magnética transcraneal.
Los neurocirujanos lograron que los tres individuos del estudio se lograran comunicar cerebro-cerebro, para resolver problemas mediante la colaboración.
Acotaron que la manera de interactuar entre los conectados mediante BrainNet, todavía es muy limitada, pero demuestra que hay un gran potencial en este método de comunicación sin palabras para la resolución de problemas de manera grupal.
Los tres individuos sometidos al experimento se encontraban conectados y en habitaciones separadas. Dos de ellos eran remitentes y uno solo el receptor. Los dos remitentes podían ver las piezas que caían en un juego al estilo Tetris y el receptor solo podía ver el fondo donde caerían.
Los dos remitentes le indicaban al receptor si debían rotar la pieza y él debía ver un dispositivo óptico que le permitía realizar la acción, que se pudo lograr. Lograron una tasa superior a 80% de resolución correcto del problema gracias a la comunicación.
Aunque es un pequeño avance, los posteriores estudios y mejoramiento de las técnicas harán que algún día la comunicación convencional sea cosa del pasado.
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