Las mujeres rurales cumplen un papel central en la producción de alimentos, pero son discriminadas en el acceso a la tierra o son sometidas a través del matrimonio infantil, según concluyó un grupo sobre la paridad de género dentro del G20, durante un encuentro en la capital argentina.
La situación de las mujeres rurales fue uno de los cuatro ejes de la llamada Cumbre del Women 20 (W20), uno de los siete sectores de la sociedad civil que funcionan en el contexto del G20 (Grupo de los 20), que reúne a países industrializados y emergentes y que este año preside Argentina.
La misión de estos llamados grupos de afinidad es elevar recomendaciones a los principales líderes mundiales, que se reunirán en Buenos Aires para su cumbre anual entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre. Resultado de imagen para g20 femenino
“Las mujeres rurales producen más de la mitad del alimento del mundo pero tienen menos acceso a la tierra, a los créditos, a los insumos y a la educación…Si tuvieran el mismo acceso que los hombres, el hambre podría ser reducido”: Lilianne Ploumen.
Sin embargo, en un día de reuniones privadas y dos días de exposiciones públicas sobre derechos de las mujeres y cuestiones de género, entre el lunes 1 y el miércoles 3, brillaron por su ausencia, precisamente, las campesinas y las indígenas, mientras se discutía sobre la invisibilidad de la mujer rural y su rol en el desarrollo.
Controversias
Las jornadas de Buenos Aires no estuvieron exentas de controversia, ya que un grupo de organizaciones argentinas, algunas de las cuales participaron en la discusión del documento, cuestionaron en un comunicado que “55 por ciento de las personas que integraron los paneles pertenecen a corporaciones internacionales o fundaciones vinculadas”.
Resultado de imagen para campesinas “El programa de exposiciones de la cumbre (del W20) no representó la diversidad del grupo de mujeres que discutió el comunicado”, dijo Natalia Gherardi, directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA). “Evidentemente tuvo más que ver con darles un lugar a las directivas de las empresas que financiaron las jornadas”, agregó .
Además, en simultáneo con la reunión y a poca distancia de su sede, un grupo de mujeres integrantes del llamado Foro Feminista contra el G20 se manifestaron “contra el neoliberalismo de las empresarias del W20”.
“Estas reuniones son para levantar conciencia sobre cuestiones que más adelante podrían convertirse en políticas públicas. Es muy importante que se hable, porque antes no se hablaba”, dijo la directora de Programa de ONU Mujeres, María Noel Vaeza, doctora en leyes uruguaya, quien agregó que “todavía hay 52 países donde son necesarios cambios legislativos para permitir que la mujer rural pueda heredar la tierra cuando queda viuda”.
En el caso de América Latina, la mayor urgencia es “eliminar el matrimonio infantil. En las áreas rurales hay niñas a las que se las casa a los 12 años y luego abandonan la escuela porque tienen que cuidar a los hijos”, dijo la funcionaria de la agencia de las Naciones Unidas que promueve la igualdad de género.
En el documento del W20, se pidió que se promueva la participación económica y la inclusión en la toma de decisiones de las mujeres rurales, a través de la asignación de fondos que permitan fortalecer las cooperativas y emprendimientos y promuevan el acceso al crédito.
Además del desarrollo rural, los otros tres ejes del W20 fueron la inclusión laboral, digital y financiera.
Mujer rural en desventaja
Por su lado, Edith Obstchatko, especialista en Políticas del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), afirmó que “todos los indicadores nos demuestra que las mujeres rurales están en desventaja con respecto a los hombres rurales y a las mujeres urbanas”.
Resultado de imagen para campesinas“La falta de infraestructura en el ámbito rural las afecta de manera desproporcionada. Y nuevos problemas, como el cambio climático, las afectan más, porque son más vulnerables”, dijo la especialista del IICA, adscrito a la Organización de Estados Americanos (OEA).
De acuerdo a los datos difundidos por el W20, las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y 43 por ciento de la fuerza laboral agrícola.
La mayoría de ellas trabajan en emprendimientos de economía familiar y no reciben ningún pago por su tarea. Cuando lo reciben, el monto es en promedio 25 por ciento inferior al de los hombres.
Unas de las cuestiones centrales es la educación, en tanto se reconoció que aproximadamente las dos terceras partes de las personas analfabetas en el mundo son mujeres que viven en zonas rurales.
El tema de la propiedad de la tierra también se mencionó como relevante, ya que, a pesar de las enormes diferencias existentes entre los países, se señaló que globalmente las mujeres son dueñas de menos del 30 por ciento de la tierra.
Otro punto crítico es el del acceso a los derechos sexuales y reproductivos: las jóvenes residentes en el campo tienen tasas de embarazo que son tres veces más altas que las de aquellas que viven en ciudades.
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