El desasosiego, el miedo y la ansiedad e incluso las emociones negativas y los pensamientos destructivos en muchas personas que son aparentemente feliz, les hace falta conocer su auténtico yo, descubrir su potencial y evolucionar. Los terapeutas aseguran que el culpable es el EGO.
Una máscara esconde las inseguridades para intentar demostrar lo que no eres, pues el Ego actúa y hace que la gente cada día más de la esencia de su ser, atándolo al sufrimiento y el malestar. Sin embargo, este puede superarse y lo primero es estar consciente de su existencia.
El EGO se convierte en una falsa identidad, es la voz interior que nos susurra al oído y que se adentra en la cabeza para actuar diferente a lo que somos. También se identifica en los prejuicios, miedos y acuerdos sociales que usurpan la verdadera identidad de cada ser humano.
En muchos casos, las personas que sufren heridas emocionales se bloquea y es allí cuando el Ego empieza a hacer de las suyas, aprovechándose del victimismo, cuya razón los otros son responsables de lo que ocurre en su vida.
La forma de entender el mundo incluso el amar es controlado por el EGO; las cosas deben ser como se desea, a los caprichos y la espontaneidad queda aniquilada así como las reacciones. Se olvida que el amor sin condiciones es el más auténtico y pleno.
Los coach recomiendan amar a las personas libremente, por voluntad propia y no como “nosotros deseamos”. Amar no es controlar, juzgar, ni cubrir las inseguridades propias mediante la manipulación; amar es aceptar incondicionalmente y respetar el crecimiento personal del otro.
Es probable que te resulte una persona atractiva por su aplomo y confianza en ella misma, lo que inspira una sensación de seguridad. Pero, con el pasar del tiempo, esa “seguridad” se transforma en necesidad de control y en la obsesión de que todo se ajuste a sus esquemas.
En ese sentido, se visualiza que el EGO de esa persona esconde un profundo miedo a que la pareja o cualquier persona con la que esté vinculado, escape de su control y salga a la luz su auténtica inseguridad.
Para que despierte la verdadera conciencia del amor hay que dejar de actuar como el EGO quiere. El amor auténtico no entiende de luchas ni condiciones, la vida está marcada por la espontaneidad con una libertad donde cada individuo es su propio dueño.
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