Pasaron la mitad del año estudiando y reponiéndose del desgastador 2011. Pero ahora están de vuelta. Son los estudiantes secundarios que la semana pasada tomaron, fueron desalojados y se retomaron varios colegios. Para ellos la toma es una instancia de organización y de aprendizaje; para el gobierno el argumento para criminalizar el movimiento estudiantil. ¿Qué esperan de las tomas los secundarios?
Un chico ondea una bandera azul y amarilla en la fachada del Liceo Manuel Barros Borgoño tomado por sus estudiantes. Adentro un grupo de apoderadas prepara unos tallarines con lechuga para el almuerzo, en el patio un grupo de adolescentes pintan un lienzo y varios automovilistas que pasan por San Diego tocan la bocina en señal de apoyo a la toma que ya lleva más de una semana.
El jueves 9 de agosto tras una votación interna los estudiantes del colegio decidieron la toma, sumándose así a la movilización que ya habían resuelto varios otros colegios de Santiago y del país. La votación fue difícil en el Barros Borgoño, aún pena el desgaste de 7 meses en toma el año pasado y de que el 78% de los 1600 alumnos repitieran de curso.
Magaly Gavilán, vice presidenta del Centro de Padres del Liceo Barros Borgoño, comenta que “me sorprendió que por mucho tiempo tras la ‘vuelta a la democracia’ yo tenía la sensación de que los jóvenes estaban pasivos y no cuestionaban lo cotidiano. Hoy me encanta verlos así porque han sido capaces de hacer un ejercicio que a muchos padres les ha costado entender”.
El primer semestre del 2012 fue de clases y de sopesar la experiencia del año pasado. También esperaban que las demandas educativas que el 2011 colocaron en la agenda pública avanzara. Pero la inercia de la clase política, un gobierno empecinado en seguir con su proyecto neoliberal educativo y una prohibida marcha que alteró aún más los ánimos, provocó que de varios colegios volvieran a ser tomados por sus estudiantes.
Gabriel Gonzáles, presidente del Centro de Alumnos del Instituto Nacional, cuenta que “el principal horizonte político del movimiento estudiantil es el fin de la municipalización y que los colegios vuelvan a manos del Estado de manera directa, sin agencias ni sostenedores de por medio. Lo venimos diciendo desde hace años, desde el 2006, y hoy lo sostenemos con más fuerza que nunca”.
El Instituto Nacional desde el viernes que decidió la toma. “Nos declaramos en toma. El alcalde Zalaquett nos mintió: En febrero tuvo una reunión con nosotros y otros estudiantes y dijo claramente que él no iba a desalojar las tomas en tanto estas fueran democráticas y se dieran en un contexto de movimiento estudiantil. Con los desalojos se desdice en los hechos, lo que muestra su intransigencia”- cuenta el dirigente.
UNA SEMANA DE DESALOJOS
La semana pasada fue de tomas y desalojos. Los liceos Confederación Suiza, Miguel Amunátegui, Barros Arana y Miguel de Cervantes estaban en la mañana en manos de los estudiantes y en la tarde de la policía.
En regiones las tomas partieron con el liceo Industrial de San Fernando y este fin de semana se extendieron en varias ciudades del país, como el Liceo Guillermo Rivera de Viña del Mar. En Temuco, Fuerzas Especiales de Carabineros desalojaron el viernes el Liceo Gabriela Mistral tomado por más de un centenar de sus alumnos; y en Providencia una cadena humada hecha por las estudiantes no pudo contener la arremetida policial contra el Liceo Carmela Carvajal.
A la par la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (Cones) lanzó el sábado sus propuestas de reforma educacional, sumándose así a la realizada por la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), que presentó a fines del 2011 su propuesta, la que apunta hacia el control comunitario de la educación. Gonzáles cuenta que la propuesta de la Cones “salió en las bases de los distintos liceos de Santiago y hoy está siendo votada en los colegios de regiones”.
Pero la respuesta del gobierno ha sido prohibir cualquier manifestación de masividad de los estudiantes y acusarlos de violentistas, provocando así imágenes como la quema de 3 buses al prohibir una marcha el pasado 8 de agosto. El presidente Piñera dijo este viernes que “no confundamos la causa de una educación de calidad con la violencia, las tomas e incendios de buses”.
Christofer Sarabia, vocero de la CONES, responde que “Piñera lo poco y mal que habla lo hace para referirse desde una visión cortoplacista, de que solamente hay violencia. No sé que estudios tiene o en qué se está basando”.
Noam Titelman, presidente de la FEUC, llama la atención en que “hay una estrategia del gobierno de resaltar la violencia y no hablar de educación. Nosotros no queremos caer en ese juego. Hacemos un llamado al gran ausente de esta discusión ¿dónde está el ministro Beyer? ¿Por qué quien sale a responder a nuestras demandas son el ministro Hinzpeter o el alcalde Zalaquett y no el ministro de Educación?”.
Titelman aprovechó de decir que los universitarios “manifestamos nuestro apoyo absoluto a las demandas de los estudiantes secundarios, sobre todo viendo el nivel de represión que han tenido los últimos desalojos. Queremos hacer un llamado al ministro del Interior y a los alcaldes a que si queremos avanzar en los problemas de educación se haga a través del diálogo y en conjunto”.
En los últimos encuentros de la Confech, se acordó “instalar el apoyo a las movilizaciones de los secundarios y aprovechar el segundo semestre como oportunidad para levantar el movimiento”.
FUSTIGANDO LAS TOMAS
Los medios masivos y el gobierno se han empecinado en mostrar las marchas y tomas de los estudiantes como instancias de desorden y violencia. También el gobierno se esfuerza en encerrar el debate en el Parlamento para así no verse enfrentados al movimiento ciudadano que hizo trizas su popularidad.
“Las demandas estudiantiles las hemos conocido desde hace mucho tiempo, las hemos conversado, están siendo debatidas en el Parlamento, están presentados todos los proyectos de ley que el gobierno cree son necesarios, por lo tanto, no necesitamos que sean tomados los liceos para que sean escuchadas, las tenemos incorporadas”- dijo el viernes el vocero de gobierno, Andrés Chadwick.
Refiriéndose a las tomas, Chadwick aprovechó la ocasión para fustigar a la Concertación, exigiéndole definirse sobre “si están o no por respetar la libertad del derecho a la educación, por condenar todo acto de violencia y hacer respetar las normas de la convivencia democrática y por respetar el derecho de todas las personas a desarrollarse y vivir en paz”.
El alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, fue más lejos y dijo que la vocera de la Aces, Eloísa González, es “uno de los peores liderazgos que haya visto”. La joven sólo se limitó a responder que “somos más, dejen de personalizar el conflicto, porque detrás de mis palabras hay toda una asamblea”.
En tanto, tras casi una semana de silencio, el ministro de Educación, Harald Beyer, destacó que “tenemos hoy día 7 proyectos en el Congreso, todos ellos abordan distintas finalidades del proceso educativo. Todos ellos apuntan a producir una gran transformación de la educación en Chile y creemos que estos se pueden mejorar y esperamos todos los aportes de los actores relevantes, incluidos los estudiantes”. Claro que los estudiantes acusan que en lo que lleva de ministro jamás los ha invitado a conversar.
Sarabia responde que “las tomas no son violentas. Son un espacio de creación social, de invitación a la ciudadanía. Ahora en nuestro liceo tenemos una olla común e invitamos a los vecinos a que nos conozcan, a trabajar temas como educación o identidad cultural, expuesto por unos lonkos; o sobre la Ley Hinzpeter, que es para terminar con la movilización social”.
González agrega que “el camino nuestro siempre ha sido en una línea: el movimiento estudiantil. La toma es un espacio social, de herramientas para nuestros compañeros con un fin de organización social”.
ESPACIO DE APRENDIZAJE
El analista Álvaro Cuadra observa que “la dimensión política de una ‘toma’ se juega, precisamente, en suspender el proceso propio del sistema educacional. Así, la “toma” no es solo una subversión espacial sino una subversión del tiempo, es la irrupción de un tiempo otro. Se ocupa un local, pero, además, se interrumpe el “año académico” prescrito por la autoridad para instituir el calendario de la protesta. En pocas palabras, la “toma” es la emergencia de un tiempo político. Por el contrario, el “desalojo” no es sino la restitución de un espacio y un tiempo “normal”. La “normalidad”, claro está, es la reposición tautológica de un orden naturalizado que supone la destitución de lo político”,
Sarabia agrega que “la toma del colegio es un espacio de aprendizaje. Ya no estamos en la época del triunfalismo neoliberal, donde nos conformábamos con migajas o en una época de industrialización, en la que todos tenían que aprender lo mismo. Ahora estamos en una nueva época, en la que cada ser humano es pensante y no nos pueden seguir midiendo con pruebas como SIMCE o la PSU, que son pruebas estandarizadas que no miden reales capacidades y sólo memoria”.
“En las tomas nos centramos en el aprendizaje. Los estudiantes aprendimos cosas que en el sistema tradicional nos hubieses bastado un montón de años”- recalca el vocero de la Cones.
González agrega que “no sólo hay que cambiar el sistema educativo del país. La indolencia del gobierno es síntoma claro de que la democracia en Chile sufre una crisis que los estudiantes secundarios hemos desnudado”.
Si bien ayer domingo la policía retomó el Instituto Nacional, la organización de la toma para esta semana preparó un foro sobre la Ley Hinzpeter y una charla del sociólogo Alberto Mayol. “Ya tenemos un cronograma de toma armándose de a poco”- destaca González, quien agrega que “queremos gestionar una toma proactiva. No nos vamos a toma porque los demás colegios lo hacen. Queremos crear un lenguaje colectivo en el que todos podemos compartir nuestra lucha. El horizonte político estudiantil apunta a desmunicipalizar los recintos públicos y pasarlos al Estado”.
La noche del domigo fue tomado por sus estudiantes el Liceo Comercial de Estación Central B-72.
El viernes también fue tomada la Casa Central de la Universidad de Chile. En un pleno de la federación a realizarse este martes, se decidirán los próximos pasos de los estudiantes de dicha universidad. Titelman recalca que “podrán desalojarnos una y otra vez de los colegios, pero no podrá jamás desalojarnos de nuestras convicciones”.
Mauricio Becerra R.
@kalidoscop
El Ciudadano
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