Los seguidores del candidato ultraderechista Jair Bolsonaro lanzaron una ofensiva violenta en las calles contra sus rivales políticos, acción que es inédita en la historia de Brasil: más de 50 agresiones, entre ellas un homicidio por cuestiones electorales, llevaron a decir al gran favorito a vencer las elecciones del 28 de octubre que no puede controlar la violencia.
El primer muerto del proceso electoral fue el artista afrobrasileño Romualdo da Costa, conocido como Moa do Katendé, de 63 años, por parte de un fanático de Bolsonaro en Salvador, capital del estado de Bahía.
Da Costa había declarado que su candidato era Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT). “Fue por motivaciones políticas”, confesó el asesino.
El propio Bolsonaro fue víctima de un atentado con cuchillo que lo dejó 23 días internado en la primera vuelta electoral.
Defensor de “ametrallar a todos los petistas”, como hizo en un acto en Acre, Bolsonaro fue víctima de la violencia electoral, un elemento que no estuvo presente en ninguna de las campañas desde la redemocratización de 1985.
Su discurso calificado de fascista, homofóbico y racista según él, no fue culpable. “No tengo control sobre los millones que me apoyan”, dijo Bolsonaro, que calificó el asesinato de uno de sus seguidores como un “exceso”.
La ONG Open Knowledge Brasil hizo un relevamiento que indica al menos 50 ataques políticos vinculados a la primera vuelta electoral, vencida por Bolsonaro, del ultraderechista Partido Social Liberal (PSL), con el 46% de los votos, contra el 29% de Haddad.
Para la segunda vuelta, la empresa Datafolha indicó que la preferencia por el diputado ultraderechista que defiende la tortura y la dictadura militar es para el balotaje de 58% contra 42%.
La sociedad está polarizada frente al nuevo fenómeno de Bolsonaro y el homicidio de Bahía incluso tuvo una reacción del músico bahiano Caetano Veloso, uno de los más importantes de la historia de Brasil, que pidió “salir de esta marcha del odio” a los militantes de Bolsonaro.
Relatos de mujeres atacadas por tener adhesivos con la frase “Ele Nao” (Él no) se multiplicaron por decenas en la primera semana después de las elecciones.
En Porto Alegre, una joven de 19 años que tenía un adhesivo en su mochila fue raptada y víctima de una agresión de corte nazi. En su estómago le dibujaron con un cuchillo una esvástica, símbolo mayor del nazismo alemán.
Hace tres años, en el programa Caiga Quien Caiga, Bolsonaro había dicho que en caso de haber nacido en Alemania, habría luchado a favor del nazismo.
El primer acto de gobierno, prometió Bolsonaro, liberar el porte de armas “para que los ciudadanos de bien enfrenten a los delincuentes en sus casas” e impulsar la reducción de la edad penal de 18 años a 14.
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