Un estudio desarrollado por la Universidad Saint Georges y el Kings College, ambos de Londres, y publicada en el British Medical Journal (BMJ), ha encontrado evidencias de una asociación positiva entre los niveles de contaminación del aire en diferentes zonas residenciales de dicha ciudad y los diagnósticos de demencia.
La investigación estudió a 130 978 londinenses de entre 50 y 79 años de edad que no presentaban signos de alteración mental cuando se inició el seguimiento en 2005. Vivían en diferentes barrios del Gran Londres, cercanos a las industrias y a las principales autopistas, y su evolución fue observada hasta 2013.
Mediante diferentes modelos informáticos, los investigadores pudieron calcular con una precisión de hasta 20 metros la exposición anual a las partículas finas (PM2,5), al dióxido de nitrógeno (NO2) y al ozono (O3) que padecían estos residentes.
Después de ocho años de seguimiento, 1.7 por ciento del total de la muestra (2 181 personas) fue diagnosticado con algún tipo de demencia: 39 por ciento de los analizados con la enfermedad de Alzheimer y 29 con una demencia derivada de un accidente cardiovascular.
Estas manifestaciones de demencia no están relacionadas con otros posibles factores, como el tabaquismo o la diabetes, si bien cuando relacionan los datos de contaminación con diversos tipos de demencia, la única que surge con claridad es la de Alzheimer.
Este estudio epidemiológico confirma que la calidad del aire forma parte de las génesis de enfermedades neurodegenerativas, junto a otros factores como el tabaco o el sedentarismo.
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