A tan sólo dos días de la segunda vuelta de los comicios presidenciales en Brasil, la expectativa por los resultados que definirán no sólo el futuro del Gigante Suramericano sino del resto del continente e incluso del orden mundial, es cada vez más tensa. El ultraderechista, bélico, misógeno, xenófobo y homofóbico, Jair Bolsonaro, ha caído radicalmente en la intención de voto; mientras la opción progresista y de paz representada por Fernando Haddad, ha levantado en las encuesta de manera importante.
El más reciente estudio realizado por la encuestadora brasileña Datafolha informó que la diferencia entre Bolsonaro y Haddad que se situaba en 18 puntos porcentuales, se ha reducido en los últimos días a 12 puntos, hecho que ahora pone mayor expectativa sobre el resultado final del próximo domingo, cuando los brasileños -responsables de su propio destino- puedan elegir bajo sus criterios morales al Presidente para el periodo 2019-2023.
El análisis de Datafolha indica que en apenas una semana Bolsonaro cayó 6% y tiene en la actualidad 56% de la intención; mientras que su rival, el candidato izquierdista ha logrado subir al 44% de apoyo popular, cita un despacho de RT.
Con ello, el apoyo popular del representante del Partido de los Trabajadores (PT), Haddad, creció un 3%, mientras que el candidato por el Partido Social Liberal (PSL), Bolsonaro, perdió un 3% en todas las regiones brasileñas, cita Globo a la encuestadora Datafolha.
Entre este miércoles y jueves, la encuestadora ha entrevistado a 9.173 electores, residentes en 341 ciudades del país. Además, se indicó que el 8% de los ciudadanos encuestados señalaron que votarán en blanco o nulo, pero algunos de ellos añadieron que cambiarían de postura el día de los comicios.
En opinión de la politóloga Ingrid Sarqui, la crisis de representatividad de los partidos políticos en Brasil ha dado una oportunidad para que los más conservadores se abran camino.
En el ámbito mundial Bolsonaro es identificado como la versión suramericana de Adolf Hitler, la imagen tropical de Donald Trump y el doble brasileño de la derechista francesa, Marine Le Pen. Se trata de un candidato exmilitar que cuenta con un amplio prontuario de violencia, racismo, misoginia y homofobia.
Bolsonaro también es defensor de la tortura, del uso de la violencia armada, de la dictadura militar que desapareció a miles de brasileños, persiguió y asesinó a sus disidentes, con particular empeño a comunistas y socialistas.
Su personalidad eufórica y agresiva, más su perfil ideológico desaforado le han jugado malas pasadas mediáticas a lo largo de su carrera política. Particular encono han producido las declaraciones supremacistas que ha hecho sobre la debilidad de la mujer sobre el hombre, la inferioridad de los negros y de los indígenas y sobre “lo asqueroso que le resulta la homosexualidad”, que según él puede evitarse con “unos cuantos golpes”.
Corrupción, ventajismo y enriquecimiento ilícito
Pero la corrupción también trastoca e impregna a Bolsonaro. Recientemente fue denunciado por malversar fondos al usar dinero del parlamento para pagar viajes alrededor del país en los que llega para hacer campaña electoral a la Presidencia para los comicios de octubre próximo.
Durante cinco meses -entre 2016 y 2017-, Bolsonaro realizó al menos seis viajes que fueron costeados por la Cámara de Diputados por un monto total de 22.000 reales, que según la directiva del parlamento, el candidato los utilizó para participar en reuniones de la Comisión de Seguridad Pública de la Cámara, en la que es actúa como suplente.
Pero el escándalo de Bolsonaro y sus implicaciones al manejo irregular de dinero, relacionan al candidato con unas cifras de incremento en su patrimonio superior al 150% desde 2010 al 2014, esto según una declaración registrada en el Tribunal Superior Electoral (TSE), en la que se certifica que sus riquezas en bienes ascienden sobre los 2 millones de reales, casi 500.000 dólares.
Además, en los últimos años Bolsonaro adquirió varias propiedades, entre las que destacan dos casas, una en la Barra da Tijuca y otra en Río de Janeiro, valoradas en 500.000 y 400.000 reales, respectivamente.
A Bolsonaro también se le vincula al enriquecimiento a través de donaciones en campañas electorales, sobre todo aparecer como receptor de 200.000 reales que le entregó la empresa JBS, durante su campaña en 2014, cifra que según él, la parte que no se gastó fue devuelta como donación a su partido. Sin embargo, en la planilla del TSE, estos recursos se encuentran en la cuenta de Bolsonaro, producto de una “donación” hecha por el fondo partidista.
Guerra sucia y financiamientos inapropiados
Además, Bolsonaro se encuentra como protagonista de un cúmulo de irregularidades que tiñen su campaña presidencial y la convierten en un escándalo.
Se trata de un financiamiento ilegal que habría recibido el candidato racista, xenófobo, homofóbico y misógeno por parte de varios empresarios quienes habría negociado con el candidato para ejecutar una campaña de guerra sucia fundamentada en noticias falsas (fake news) para difamar y poner por el suelo la imagen del candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Fernándo Haddad.
Este escándalo fue descubierto por el diario Folha de Sao Paulo, que difundió un artículo donde explica que existen documentos que revelan millonarias inversiones en empresas que facilitaron el envío masivo de mensajes de WhatsApp que difundían noticias falsas contra Haddad.
Bolsonaro se habría involucrado en el financiamiento ilegal de su campaña, luego de permitir una inversión de varios empresarios que habrían pagado 12 millones de reales (casi 3 millones 260.000 dólares) por el mencionado servicio de marketing digital que distribuyó de manera masiva, millones de mensajes de WhatsApp contra su adversario del PT.
Salvar la elección con el voto de los “gays”
Una de las jugadas más recientes de Bolsonaro en el cierre de su campaña fue buscar simpatía en la comunidad homosexual de Brasil, la misma que recibió grandes ataques e improperios por parte del ultraderechista.
Y es que el ultraderechista es conocido por ser un hombre camaleónico para lograr la simpatía de todos. Para ello mostró un video en sus redes sociales donde aparece acompañado de Lili Ferraz, un maquillador homosexual brasileño, reconocido en el medio de la farándula.
Pero tal optimismo choca con la realidad brasileña que, tras la victoria de Bolsonaro en la primera vuelta, ha visto como se ha desatado toda una ola de persecución política, racista, misógena, homofóbica y demás tendencias contra los derechos humanos que promueve el candidato extremista, y que ha dejado violentos asesinatos cometidos por sus seguidores en varias partes de Brasil.
El miedo infundado por los grupos radicales pro Bolsonaro contra mujeres, afroamericanos, comunidad sexodiversa, indígenas, fuerzas progresistas y de izquierda y demás sectores minoritarios de Brasil, puede ser decisivo en los resultados del domingo -28 de octubre- y lograr que sean completamente contrarios al del 7 de octubre y a lo que dicen las encuestas, pues un gobierno que apoye el extremismo y la intolerancia abre el posicionamiento de ésta tendencia de manera amenazante contra todo el continente, incluso al Norte.
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