El próximo 24 de septiembre se sabrá los nombres de las transnacionales a los que el gobierno les concesionaria la explotación del Litio a cambio de un 7% de royalty. El mineral ha subido su cotización en los últimos años en los mercados mundiales debido a que se usará en las baterías de los autos que reemplazarán la combustión del petróleo. Chile junto a Argentina y Bolivia poseen el 83% de las reservas mundiales de Litio y la sociedad civil exige su nacionalización.
Las baterías de los autos del futuro lo requieren. Tal como funcionan hoy los celulares, computadores, cámaras digitales, IPods y todos los productos tecnológicos recargables, desde hace algunos años el futuro de la industria del automóvil tiene sus horizontes puestos en el metal más liviano de la tabla periódica de los elementos: El Litio (Li), mineral que posee alta capacidad de conducción de calor y eléctrica, pero por sobre todo de almacenaje de energía.
Desde que en 1800, Alessandro Volta presenta ante la Royal London Society la primera pila eléctrica, diversos minerales o aleaciones se han ido cargando y descargando en la historia de las baterías. El invento de Volta era una serie de discos de cinc y cobre separados por cartón e impregnados de salmuera en un tubo de 3 cm de diámetro. La idea es que el líquido sea un conductor de iones que generan energía cambiando las polaridades de los metales que contiene.
El inventó estimuló que se probaran cuanto líquido, metal o mineral sirvieran de conductores. Tuvieron su época pilas a base de ácido nítrico, de carbón, hidrógeno, cloruro amónico, óxido de silicio, mercurio o de mezclas entre cinc y el dióxido de manganeso: las famosas alcalinas. Todas serían destronadas por el níquel de cadmio (Ni-Cd), que en las últimas décadas dominó el mercado hasta que en 1985, Akira Yoshino ideó una batería a base de iones de litio. Ganó por paliza al acumular mucha mayor carga, pesar menos y descargarse poco. Una celda de una pila de Litio está cargada con 3,7 voltios, lo mismo que tres baterías Ni-Cd.
El Litio desde el siglo XIX integra el arsenal de medicamento para la depresión. También se utiliza en la industria del vidrio y la cerámica, por sus capacidades de reducir la temperatura de fusión de los materiales, lo que ahorra energía.
La actual demanda mundial del mineral es de 140 mil toneladas, lo que es avaluado en U$800 millones. Desde el 2009 su precio se disparó y se estima en que aumenta en un 8% cada año. Hoy se cotiza la tonelada del mineral en 6 mil dólares.
Los pocos países del mundo que tienen Litio lo cuidan como hueso de santo. La “Arabia Saudita del Litio” se le ha llamado al triángulo entre el norte de Argentina y Chile y el sur de Bolivia. Allí están el 83% de las reservas mundiales de Litio. El Salar de Atacama tendría 26,5 millones de toneladas, seguido por el Salar de Uyuni, con 29,1 millones de toneladas.
Pese al promisorio panorama, el gobierno de Sebastián Piñera está pronto a rematar al mejor postor la explotación de las reservas de Litio chilenas. El negocio sería sacarlo, trasladarlo al puerto más cercano y allí embarcarlo como materia prima; de vuelta compraríamos el mineral envasado en autos, teléfonos o computadoras.
De estimular un Alessandro Volta o un Akira Yoshino se encargarán otros países. Chile se queda con nuestro modelo de desarrollo que en el caso de otros minerales, permite que el cobre sea explotado en un 70% por transnacionales mineras, las que a lo más se esfuerzan en fabricar cátodos del metal rojo.
La explotación sería a través de Contratos Especiales de Operación de Litio (CEOL), que permitirán explotar 100 mil toneladas en 20 años a las empresas que se les entrega el negocio. El argumento dado por el ministro de Economía, Pablo Longueira, es que el país no posee ni los expertos ni la tecnología para darle valor agregado a su explotación.
Por estos días el subsecretario de Minería, Pablo Wagner, anda de gira por Estados Unidos, Canadá y Australia ‘buscando inversionistas’ que concursen en los CEOL. El próximo 24 de septiembre el gobierno presentará oficialmente a las empresas que se adjudicarán su explotación, por las que el Ejecutivo espera recaudar unos 350 millones de dólares.
EL YERNO DE PINOCHET
Hoy Chile satisface el 41% de la demanda de Litio mundial y se calcula que su explotación alcanza para 1.500 años más. Se calcula que Chile tiene una reserva de 7 millones 500 mil toneladas del mineral, las que tienen un costo de extracción menor al de otros países. Los costos calculados en el Salar de Atacama fluctúan entre los US$0,4 y los U$ 0,5 por libra.
Pese a que el Decreto 2.886 de 1979 declaró el mineral como reserva del Estado por su interés estratégico, debido a sus aplicaciones en centrales de fusión y ojivas nucleares, se permitió su explotación a quienes tenían concesiones anteriores al decreto.
Esto permitió que su producción este monopolizada por la Sociedad Química de Chile (Soquimich), la que produce el 24% del litio del mundo; y la alemana Chemetall, que explota el 16%.
A través de CORFO, que figura nominalmente como propietaria de los yacimientos, se entregó en 1984 la concesión para la explotación del mineral a la Sociedad Chilena del Litio por 200 mil toneladas en un plazo de 30 años, plazo que fue prorrogado en 1993. La compañía fue comprada en 1998 por Chemetall y los datos del 2008 que reporta la compañía muestran que de las ventas de magnesio y cloruro extrajo en 2008 un 13% de Litio. Por ello pagó 1,4 millones de dólares en concepto de ‘alquiler’ a CORFO.
Soquimich, que tiene una concesión por 180.100 toneladas, es el reinado de Julio Ponce Lerou, quien fuera yerno de Pinochet antes de separarse de Verónica Pinochet Hiriart. Su carrera bajo la dictadura partió en 1978 como presidente de Celulosa Constitución (CELCO), cuando aún estaba en manos del Estado. Un año después tras la privatización de CELCO, Ponce Lerou fue designado gerente de la Compañía de Teléfonos (CTC) y la Industria Azucarera Nacional (IANSA). En 1980 es nominado como presidente de Soquimich y en abril de 1983 llega a ser gerente general de CORFO, cargo del que se ve obligado a renunciar tras un escándalo por el rápido aumento de su fortuna personal.
Cuando Soquimich se privatiza, Ponce Lerou queda como dueño. Sólo por ser parte del directorio de Soquimich, Julio Ponce Lerou recibió en 2008 un sueldo de $480.651.826, según una investigación de la periodista María Olivia Mönckeberg.
El subgerente de Soquimich es Patricio de Solminihac, hermano del ministro de Minería, Hernán, quien tuvo que inhibirse de participar en el proceso de las CEOL. Sebastián Piñera también tuvo parte de sus acciones en la empresa antes de ser presidente. Pese al conflicto de interés, el ministro sostuvo antes de inhabilitarse que “estamos a favor de un amplio consenso que posibilite un cambio en la regulación del litio y que permita a Chile mantener y fortalecer su liderazgo”.
Otra empresa menor es la estadounidense Simbalik, que tiene concesiones en el Salar de Maricunga que comparte con Codelco. Simbalik puede explotar 50 mil toneladas.
Entre los años 2003 y 2009 las exportaciones de Litio crecieron a una tasa de un 13% anual. En 2011 las ganancias de las productoras locales de Litio llegaron a los US$204 millones.
BAY PASS AL CONGRESO
La licitación del mineral es a través de un Decreto Supremo del Código de Minería, lo que a juicio del economista del Comité de Defensa del Cobre, Julián Alcayaga, viola la Ley Orgánica Constitucional.
El gobierno calcula entre US$250 y US$500 millones el costo de iniciar proyectos de explotación del mineral y el subsecretario Wagner espera que las empresas seleccionadas inviertan entre 300 y 500 millones por cada concesión. En la licitación también participará Codelco, según anunció su presidente ejecutivo.
El Estado recibiría un royalty de un 7% de las ventas anuales. O sea, si aplicamos la cifra del año pasado de US$204 millones generados por la industria del Litio, el país se quedaría con U$14,28 millones.
El senador Mariano Ruiz-Esquide compara la situación con el cobre: “Luego de su privatización Chile ha perdido 80 mil millones de dólares con los ingresos del cobre. El Litio es chileno como lo debió ser el cobre. Codelco, empresa estratégica del Estado, en ocho años de producción ha entregado 68 mil millones de dólares para el país”.
En Argentina la explotación del Litio tiene un impuesto a la renta de un 35% y un royalty que alcanza el 7%; en Australia, donde los minerales son del Estado, es de un 30 y 5% respectivamente; en Bolivia de un 25 y 12,5%; en Canadá de un 16,5 y entre 10 y 16%; y en Estados Unidos el impuesto fluctúa entre un 15 y un 35%. De aprobarse la reforma tributaria de Piñera, Chile pasaría de gravar la renta de un 17 a un 19%,
DÁNDOLE VALOR AGREGADO
A diferencia de Chile, Argentina y Bolivia optaron por tener un control de la explotación del Litio en un contexto en el que se estiman alrededor de 90 proyectos de explotación del Litio alrededor del mundo. Compañías como Mitsubishi, Sumitomo, Samsung o Bolloré están con los dientes afilados para tener sus propias plantas productoras.
El gobierno de Evo Morales ha invertido 6 millones de dólares en el Salar de Uyuni en una planta piloto para tratar el mineral y apuesta a que su explotación sea estatal. Como no tienen la experticia ni los recursos tecnológicos, proponen a empresas, como Mitsubishi y Sumitomo, y a los gobiernos de Corea del Sur, Rusia, China y Brasil, acuerdos cuidando el interés nacional
Argentina declaró al Litio que posee en los salares de Catamarca, Salta y Jujuy, un mineral estratégico para el desarrollo. En función de ello creó una Unidad de Gestión Ambiental y a través del Ministerio de Industria impulsa la producción local de baterías de litio y para más adelante poder fabricar automóviles sustentables con energía eléctrica.
Rodolfo Tecchi, director de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica del Ministerio de Ciencia del país trasandino, incluso propone que los tres países creen una instancia parecida a la Organización de Países Productores de Petróleo (Opep) para controlar la producción del mineral.
Pese al promisorio panorama la investigación sobre el Litio en Chile es inferior al 1% de los fondos de desarrollo tecnológicos en Chile, según reconoce el director de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), Mateo Budinich: De las 1.100 postulaciones a fondos concursables el 2011, sólo 2 proyectos estaban vinculados al Li.
QUE HACER CON EL RECURSO
Se estima que unos 50 modelos de autos eléctricos saldrán a las calles en los próximos años y que para el año 2015 serán 1.700.000 los carros de este tipo que andarán circulando. China promete ser el mayor mercado mundial de este tipo de vehículos y la industria automotriz está en carrera para ampliar el rango de las baterías hechas del mineral, las que necesitan de 15 kilos de carbonato de Litio para su fabricación.
La sociedad chilena conciente de los recursos que el país perdería ha generado campañas a través de Internet y realizado marchas exigiendo la nacionalización del Litio y de los recursos mineros. La que más ha prendido es la campaña “Chile se pone las pilas”, la que además de acusar el secretismo del gobierno de Piñera, critica a los presidentes de la Concertación por no haber hecho nada para desarrollar la industria del preciado mineral.
La Federación de Sindicatos de Supervisores y Profesionales de Codelco (FESUC), que agrupa a 2.000 profesionales de Codelco, llamó a “hacer todos los esfuerzos posibles para impedir que el litio se explote por empresas privadas, sean chilenas o extranjeras”. Por su parte, el presidente de la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC), Cristian Cuevas, propone la creación de “una instancia a través de Codelco para desarrollar la exploración y explotación del litio (…) lo que solamente va a ser posible si hay una presión social, una presión de los trabajadores”.
En una sesión del Parlamento, Jaime Salas, Director Ejecutivo de la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN), contó que en Chile “se han desarrollado proyectos de diseño y fabricación de baterías de litio, materiales avanzados para uso de reactores de fusión, separación isotópica de litio vía láser y liberación de tritio”.
Salas agregó que ha habido proyectos auspiciados por el Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDEF), para elaborar derivados del litio para su aplicación en baterías, en procesos en minería no metálica y la aplicación del mineral para mejorar las propiedades del cemento y el hormigón. A su juicio “desde un punto de vista estratégico los esfuerzos deberían enfocarse en la creación de una institucionalidad relativa al mineral que permitiera la expansión de una industria nacional a su respecto”.
Mientras el litio sube su valor, la economía del petróleo va en declive. Se estima que en 50 años se acabarán las reservas de crudo. Un gran problema considerando que el combustible fósil constituye la fuente energética del 100% del transporte, ítem que se come el 25% de la energía del mundo. Es decir, todo indica que el Litio es el nuevo ‘oro blanco’.
Mauricio Becerra Rebolledo
@kalidoscop
El Ciudadano