La disposición de la seguridad en las fronteras de los países hace años fueron derrotadas y permeadas por una elite financiera de tipo corporativo que se apropió de grandes extensiones de tierra para extraer la economía real, las materias primas, amparadas por un tipo de Estado y un Ejército de redes globales que ampara el fraude a los ciudadanos, desamparados a la suerte de un desregulado mercado.
La forma en que se comportan las fuerzas que debían proteger a la población a las grandes mayorías, benefician a intereses particulares extractivos de bosques, montañas, mares y ríos, sin atender al colectivo, casi en silencio. Son las mismas fuerzas de ocupación anglo-norteamericanas de intereses petroleros que llevaron la tensión y el desastre a Medio Oriente, con guerra y muerte, frente a la autodeterminación de los pueblos-naciones. A ellas se sumaron otras naciones que hacen negocios en Chile, unas más escrupulosas que otras, pero claramente con atención primera a sus economías, más que la nuestra.
Esas fuerzas se expandieron por nuestra América morena, instalando dictaduras y falsas democracias, inundando de dólares nuestras economías nacionales y prestando a usureras tasas en su espejo de deudas.
Las grandes reservas bajo suelo nacional de lo que se llama Chile, la viga maestra, la sabiduría mineral de El Dorado, raptada como fue con el salitre. La educación gratuita en las calles, reclamada. La banca beneficiada otra vez con el silencio cómplice de los medios.
En dos años de gobierno, Sebastián Piñera siguió administrando tal cual lo hicieron los anteriores gobiernos de la Concertación: salarios mínimos de miseria, grandes colas para pagar cuentas reclamar por un mal servicio, deudas y alza del costo de la vida creciente. Era de esperarse y así lo anunciamos.
Esta sobrecarga es, sobre todo, para las clases populares y medias, para los miles de trabajadores y trabajadoras sin un fuerte organismo sindical que los defienda del despojo de la fuerza productiva y de sus derechos.
El estrés decretado sobre Chile es evidente y de ello saben los medios de comunicación masivos. Sobre todo los regionales de Edwards que mantienen la crónica roja en sus páginas, entre tantos otros malos ejemplos en que las cámaras, los micrófonos o los lápices se prestan para el poderoso, para distraer a la población de los temas de fondo.
Mientras tanto, para los que nos vamos despertando, la libertad de informar e informarnos es otra. Es apagando la tele, mirándonos a la cara para ver qué queremos hacer en realidad de nuestras vidas, más allá del horizonte fijado por la agenda setting de los medios, mirando la agenda de los pueblos, revisando nuestra propia vida.
Pueblos de Chile que dicen re-nacionalización de los recursos naturales, que quieren un nuevo trato, educación gratuita y de calidad, que en asambleas territoriales comparten un programa comunal y regional, mientras las hay las que suscriben a otro nacional para alcanzar la soberanía a punta de democracia y ciudadanía.
Nuevos partidos pequeños pero trabajólicos que unen fuerzas, otros viejos que caen en razón y salen del mea culpa para caminar a sus bases fundacionales, ciudadanos de a pie sin partidos que también avanzan, más allá de la Alianza y la Concertación, se llenan de espiritualidad y esperan materializar logros a partir de las próximas municipales y consagrarse en la siguiente presidencial.
El binominal “comienza a caer” sin necesidad de modificar la Ley. Es la conquista de la realidad material por la acción directa de los contertulios. Ellos son el pasado y nosotros el presente que debe tomar posición hacia el futuro. Nosotros nada que perder y mucho que ganar. No es una negociación señores, es el pueblo que avanza a la conquista de sus más profundos convencimientos tras 200 años de historia para fundar una Nueva República.
Estamos claritos, y no se olvida, “Educación Gratuita y de Calidad”. Autónomos, comunistas, radicales, verdes y humanistas: uníos. Ahí les esperan libertarios, nuevos partidos como el MAS, PRO, o el naciente Iguadad, sentaos a la mesa, juntos a un Wallmapuwen. Recordad el llamado de Aysén, de que tu luchas es la mía, y será la de todos si logramos congraciar las fuerzas para hacerla corta, un asalto democrático a La Moneda para que una vez asumido el poder, éste se disuelva en una Asamblea Constituyente popular, amplia y participativa, terminando con el agobiante presidencialismo que sofoca las iniciativas de un Congreso donde los quórum no dan, o por falta de criterio, lobby, o sencillamente porque ya no representan a la nueva mayoría.
Nota: Recientemente el movimiento ciudadano «Democracia para Chile», ingresó mediante el apoyo de parlamentarios, una propuesta de Reforma Constitucional sobre Plebiscitos para Chile. Esperemos que los legisladores estén a la altura, esperemos iniciativas similares a esta, donde la soberanía se devuelva al pueblo y se hagan efectivas más temprano que tarde, porque hoy es justo, porque hoy es necesario.
Por Equipo Editor
El Ciudadano Nº127, segunda quincena junio 2012
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