Múltiples son las historias que se han generado alrededor de la vida de uno de los narcotraficantes más peligrosos del mundo, Pablo Escobar, que han servido de inspiración para realizar documentales, cortometrajes, novelas, series, largometrajes, entre otros. Sin embargo, hay una historia a la cual el mundo no había podido acceder, hasta ahora, la que está detrás de quien fuera su esposa y actual viuda, Victoria Eugenia Henao.
La mujer tiene previsto lanzar sus memorias el próximo jueves 15 de noviembre, prometiendo agitar con aspectos desconocidos y muy fuertes de la vida personal del capo que por años aterrorizó a Colombia y de la mujer que estuvo a su lado y dio a luz a sus dos hijos. Y es que una semana antes del lanzamiento, ya ha dado de qué hablar con algunos detalles que han salido a la luz.
«Estuve enamorada de él, y en virtud de eso hice todo lo que estuvo a mi alcance para cuidar de mi familia y de mi matrimonio», escribe la hoy en día exiliada en Buenos Aires, Argentina, donde reside con sus dos hijos y su nuera desde 1995. «Pido con humildad y respeto ser escuchada como individuo y como mujer. No inicié este camino para buscar que me exoneren», agrega.
Uno de los secretos más impactantes que guardó por 44 años y que hasta hace poco confesó a sus hijos, Sebastián y Manuela, es revelado en este libro. Cuando apenas tenía 14 años de edad su novio Pablo Escobar, entonces de 25 años, tuvo sexo con ella, un hecho que la dejó marcada para siempre, ya que no se sentía preparada ni tenía la capacidad de entender tal contacto, tan intenso e íntimo. Precisamente por eso, jamás se le ocurrió que podía estar embarazada, ni siquiera cuando semanas después de ese hecho empezó a sentirse extraña.
El diario Daily Mail consiguió una copia adelantada y cuenta que en el epílogo de sus memorias, Henao, hoy de 57 años, relata que Escobar le pidió entonces acompañarlo a un sector remoto de Medellín, donde una anciana le dijo que se recostara y procedió a insertar tubos de plástico en su útero diciendo que eran «para prevenir el embarazo».
Sin saber qué estaba pasando, hizo caso a las recomendaciones que la señora le hizo durante lo que llamó «la intervención». La señora le dio instrucciones precisas, le pidió ser cuidadosa y le indicó que debía sacarse los tubos una vez empezara a sangrar. Escobar la devolvió a su casa (una que tenía un baño, y compartía con 8 hermanos), y le pidió mantenerlo al tanto. Henao durmió y fue al colegio varios días con los tubos dentro, escondiendo su dolor e incomodidad para no despertar las sospechas de su madre. Y claro, en una sociedad ultracatólica sintió que no podía hablar con nadie al respecto, reseña Globovisión en una nota publicada en su página web.
Años después, gracias a terapias entendió que una experiencia así es considerada una violación. Cuando le contó esto a sus hijos, su hija Manuela sintió la confesión como un golpe. Despreció el comportamiento de su padre pues no entendía cómo la había hecho pasar por algo así, incluyendo los peligros de un aborto en condiciones tan precarias.
«No me siento cómoda retratándome como una víctima de mi esposo, por el gran respeto que le debo a las otras víctimas», sostiene en el texto titulado «Mi vida y mi cárcel con Pablo Escobar«, al asegurar que aprendió a perdonarlo. La relación de ambos empezó cuando ella tenía 13 y él 24 años y se formalizó dos años después con el matrimonio en 1976.
A.L.
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