El Panel Mundial sobre Agricultura y Sistemas Alimentarios para la Nutrición emitió una serie de recomendaciones para mejorar la dieta a partir de la reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos saludables.
El grupo de expertos, entre quienes se encuentra el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, señala que 3.000 millones de personas en el mundo viven con dietas inadecuadas.
En tal sentido, advirtió que una alimentación deficiente supone una amenaza para la salud pública mayor que la malaria, la tuberculosis o el sarampión, al tiempo que por lo menos un tercio de los alimentos producidos van a dar a la basura.
Para el máximo dirigente de la FAO, abordar todas las formas de malnutrición y promover dietas saludables, precisa «poner en marcha sistemas alimentarios que aumenten la disponibilidad, asequibilidad y consumo de alimentos frescos y ricos en nutrientes para todos».
Las normas recogidas en el texto incluyen, entre otras, educar a las partes interesadas, mayor énfasis en los alimentos perecederos; mejorar las infraestructuras públicas y privadas; fomentar la innovación; además de superar las dificultades sobre el conocimientos de las pérdidas y desperdicio de alimentos.
A juicio de especialistas, los alimentos ricos en nutrientes, como frutas, hortalizas, semillas, frutos secos, productos lácteos, carnes, pescado y mariscos, son muy perecederos y por ello tienen posibilidades de dañarse o perderse en la cadena alimentaria.
El texto reitera que cada año se pierden o desperdician más de la mitad de las frutas y hortalizas a nivel global y apunta que alrededor del 25% de la carne de ganado vacuno producida, equivalente a 75 millones de unidades, no llegan consumirse nunca.
Esa cifra contrasta también con el más reciente informe de la FAO sobre seguridad alimentaria y nutrición, presentado hace dos meses, según el cual en 821 millones de personas padecían hambre en 2017, cifra equivalente a uno de cada nueve habitantes del planeta.
El informe señala que a nivel mundial, la agricultura produce 22% más de vitamina A de la necesaria, pero dada la pérdida y el desperdicio de alimentos, la cantidad disponible para el consumo humano es 11% inferior a la necesaria.
A partir de las evidencias, el documento establece seis prioridades entre las cuales se encuentra la educación y, dentro de ella, campañas de sensibilización para desarrollar planes centrados en alimentos perecederos.
Sugiere también acciones dirigidas a mejorar la infraestructura pública y privada para sistemas alimentarios eficientes y de buen funcionamiento; mercados igualmente eficientes en el almacenamiento, cadena de frío y procesamiento, entre otras.
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