La muerte trágica de Babita Sarjou, asesinada en manos de su pareja sentimental llevó a que la escultora brasileña Juliana LePine, realizará el proyecto «Let the women speak» (Dejen que las mujeres hablen) y este se convirtió en una herramienta no solo de concienciar a la sociedad, sino para visibilizar la historia de la mujer víctimas del feminicidio y conocer otras más de la violencia doméstica.
La artista saca a relucir la voz de Babita cuando se la habían quitado y construyendo el cuerpo de esta mujer a través de una muñeca y de otras más trata de llamarla atención acerca del gran problema social, conocido como violencia doméstica.
Cabe mencionar que la escultora fue llamada en 2016 por la organización CADVA, dedicada a campañas para crear conciencia de la violencia doméstica en el llamado Caribe Americano, con el propósito de restaurar el cuerpo de Babita para su funeral, pero como no se dedicaba a eso, prefirió ofrecer muñecas que contasen la historia.
La artista que vive en Canadá dijo a RT que reconstruir el cuerpo de Babita, a partir de su propio esqueleto, para que su familia pudiera darle un funeral fue un plan irrealizado que, sin embargo, permitió darles voz a otros, a otras: niños violentados en casa; mujeres de infancia perdida, a causa del abuso sexual; novias que acuden al altar con los ojos vendados ante relaciones abusivas.
«Let the women speak», fue lanzado en noviembre de 2016 y está conformado por cuatro esculturas para ilustrar el poder y la voz de diferentes mujeres y víctimas de la violencia doméstica: Babita Sarjou; Ángela, quien representa a los niños y niñas que han sido abusados sexualmente por alguien en quien confían; Abayomi; y Red Flags, sobre las banderas rojas que se tienden a ignorar en torno a relaciones abusivas.
Para este proyecto, Juliana invitó a sus estudiantes de Brasil y decidió compartir el proceso creativo a través de internet. «Participaron durante todo el proceso, sentimos juntas todo ese dolor y pensamos en la manera de presentar a estas mujeres juntas. Una de la piezas es una de mis alumnas y después de verse representada, encontró la fuerza para enfrentar sus problemas”, contó la artista.
¿Quién era Babita?
Babita Sarjou, quien madre, hermana, hija, tía, amiga y esposa, desapareció en la ciudad de Georgetown, en Guyana, el 4 de noviembre de 2010. Lo que quedaba de su cuerpo fue descubierto casi seis años después, en mayo. Babitaal igual que otras mujeres fue una de las muchas mujeres en el mundo que son víctimas de sus parejas sentimentales.
De Sarjou solo se encontraron los restos óseos en una fosa de poca profundidad en el jardín trasero de la casa de quien fuera su esposo, Anand Narine, y quien es acusado de su asesinato, junto a otro hombre, Darrol Compton.
Sunita, la hermana menor de Sarjou, piensa en ella con tristeza, en cómo fue que murió, pero en ese dolor encuentra las palabras para su sobrino: «Tú eres el regalo de tu madre y siempre estaremos aquí para cuidarte».
En el hotel Pegasus, en la ciudad de Georgetown, fue donde se dio a conocer la escultura de Babita Sarjou para resaltar la violencia doméstica en Guyana –ahí las estadísticas de CADVA sugieren que unas 114 mujeres y niños fueron asesinados entre 2010 y 2014–, y donde niños y niñas sobrevivientes de la violencia doméstica hablan también de cómo es la vida sin sus padres, algunos víctimas, otros victimarios, pero ellos niños sin padres. Entienden de lo que habla Sunita.
Campaña
«Let the women speak» presenta también la historia de Juliana, a los que no regresó del mismo modo. «Este proyecto me hizo ver lo importante que es luchar por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y cómo el sexismo puede matar. Después, me volví aún más feminista, incluso decidí dejar crecer mi cabello gris y darme el derecho a envejecer, ¡porque ni siquiera tenemos este derecho!».
Para Juliana y sus alumnas el proyecto fue demasiado intenso, les dio una nueva sensibilidad, más aguda. Después de hacer cinco esculturas, una tras otra, vino la autoconciencia de lo común que es la violencia doméstica contra la mujer y que ellas habían sido víctimas.
«Fue muy profundo y nos pusimos muy sensibles. Siempre supe sobre la violencia doméstica contra la mujer, yo misma fui víctima. En algún momento, nos dimos cuenta de que todos nosotros hemos sufrido algún tipo de violencia», señaló la artista brasileña, quien alista una nueva pieza, ahora sobre la historia de una mujer en Canadá, para un documental sobre «Let the women spea».
El sexismo machista
En Brasil, una mujer es asesinada cada dos horas. En 2017, se registraron 4.473 feminicidios. Mientras que en Canadá, lugar donde vive Juliana, las mujeres indígenas son las más afectadas por la violencia de género. Un informe de la Real Policía Montada de Canadá indica que el número de aborígenes desaparecidas o asesinadas entre 1980 y 2012 podría llegar a 4.000,. Otros creen las cifras son mayores.
En el Índice Mundial sobre la Paz y la Seguridad de las Mujeres de la ONU, Canadá aparece en el séptimo puesto en bienestar de las mujeres, mientras que Brasil en el 82.
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