El proceso verde chileno

La lucha ambientalista dejó de ser un tema netamente de hippies pata hedionda que saludan al sol y comen hamburguesas de lentejas

El proceso verde chileno

Autor: Wari

La lucha ambientalista dejó de ser un tema netamente de hippies pata hedionda que saludan al sol y comen hamburguesas de lentejas.

El reclamo sobre la potestad de los recursos naturales y su uso como materia de exportación primaria ha llegado para quedarse y cada vez se hace con mayores argumentos. Es en este punto donde podría conceder todas las esperanzas pues pasó de ser una moda esteticista sobre ciertos parajes naturales. Y no estoy para nada en contra con eso prístino y bello, como para postal o destino turístico, pero sí creo que existe un problema que precede la destrucción de los hábitats y que tiene que ver con las empresas de capital privado e inversión extranjera.

La lucha ambientalista dejó de ser un tema netamente de hippies pata hedionda que saludan al sol y comen hamburguesas de lentejas. Ahora es la gente común y corriente que, consciente de lo que como chileno le pertenece, comienza a unir cabos y cae en cuenta que el capitalismo tiene como piedra angular el saqueo de la tierra y sus riquezas. No es nada nuevo, de hecho estamos hablando del colonialismo español que aprendimos en Tercero Básico, pero en evidencia, cuesta bastante que se haga una reflexión acertada como la que hizo el presidente de Uruguay, Pepe Mujica, en la Cumbre Río + 20.

Hay varias cosas que señalar en el proceso verde chileno. El Estado no ha comprometido su fuerza productiva en convertir las materias primas en insumos, pues los gobernantes y partidos han forjado sus negocios de manera privada utilizando el plano gubernativo como plataforma para conseguir concesiones, licencias, gratuidades, permisos y todo lo que pueda tener la finalidad de robo institucionalizado bajo parámetros legales.

Por otra parte, vemos que las mismas empresas que sobreviven bajo la tuición estatal no responden a los parámetros ecológicos básicos. Un ejemplo, Codelco es la responsable de la hecatombe propia de un desastre nuclear en Ventanas, con su fundición y termoeléctricas. No se puede de esta forma sentar precedente de una actuación medio ambiental seria y sustentable frente al resto de las empresas.

La ciudadanía, por su parte, responde ante las crisis ambientales, dada la belleza estética del lugar, de gravísimos trastornos a la salud, por la destrucción del sustento en cuanto dice al trabajo que estos desempeñan como la pesca, o por molestias como el olor putrefacto que mana, por ejemplo, de plantas faenadoras o de “biomasa” que no es más que caca de animales.

Por ejemplo, en el caso de HidroAysén, la temática es la protección de un paisaje maravilloso, amparado por una fuerte organización que responde a intereses turísticos. Esto mismo hace que la discusión de fondo de porqué el Estado, con la carretera eléctrica, y los chilenos, con la destrucción, perforación (científicamente comprobada que causa sismos que no responden a tectónica de placas) e inundación de parte del territorio, deben ser sacrificados por los intereses energéticos de empresas del rubro minero, en su mayoría privado. El tema es entonces porqué Chile aún no plantea por medio de plataformas legales una reforma energética que obligue a las empresas a invertir en energías limpias y viables, con eso me refiero a que no deban trasladarse por distancias que superan los dos mil kilómetros.

Sin embargo, vemos que nos hemos puesto las pilas. Ante la noticia de que se licitará el litio se ha movilizado mucha masa crítica para fomentar la lucha por la recuperación de este recurso y no solo eso, sino que la gestación de una industria que produzca insumos.

Es así como vemos que la cosa avanza.

Que el pueblo ha entendido que las luchas por la protección y recuperación de los recursos naturales tienen la importancia radical en quién lo explota para y por los habitantes de un lugar soberano.

Ahora, ante la ausencia del anunciado Tribunal Medio Ambiental, los ciudadanos además debemos hacer presión para que las empresas tengan estándares sustentables en sus prácticas para que no se dañe en el ejercicio de la faena, ni a las comunidades ni a sus hábitats.

Como ven, por donde se mire esta lucha debe ser verde, aunque a muchos aún no les quepa en la cabeza, acostumbrados a que los fondos de la “revolución”, por cierto, por este mismo motivo fallida, provengan del inmundo petróleo.

Con este criterio podríamos comenzar una refundación de la patria basada en el respeto por la tierra, el trabajo de sus hombres y mujeres, y por supuesto el principio de construir una sociedad más justa y más limpia, ya que el litio es el petróleo del futuro, uno que trocará el sedimentado y asqueroso hidrocarburo por uno que fomentará la tecnología no contaminante aunque el comandante no esté de acuerdo. Usted solo piense que dentro de un bototo también se puede plantar una matita de rojos tomates.

Por Karen Hermosilla

El Ciudadano Nº128, primera quincena julio 2012


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