Litio II: Otro ejemplo claro de Gobierno de chambones

Un gobierno negligente en el plano político, técnico y comunicacional y que se la jugó en la escena mediática por regalar la explotación del litio a una empresa que no reunía las condiciones básicas debió —muy probablemente— actuar entre bambalinas para invalidar por razones políticas el llamado “contrato con SQM” que se reveló viciado

Litio II: Otro ejemplo claro de Gobierno de chambones

Autor: Sebastian Saá

Un gobierno negligente en el plano político, técnico y comunicacional y que se la jugó en la escena mediática por regalar la explotación del litio a una empresa que no reunía las condiciones básicas debió —muy probablemente— actuar entre bambalinas para invalidar por razones políticas el llamado “contrato con SQM” que se reveló viciado.

De manera pomposa se nos anuncia que los cinco miembros del CEL (Comité Especial de Licitación) anularon por unanimidad la decisión “técnica” que le había entregado el litio a la empresa minera de propiedad del ex yerno de Pinochet y cuyo ejecutivo es el hermano del ministro de Minería.

¿Y dónde estaban metidos esos señores antes que se abriera el sobre para adjudicarle el contrato a SQM? Algo se movió alertándolos de lo obsceno y escandaloso de la medida.

No faltó el concertacionista sorprendido que trató de salvarle la reputación al Subsecretario chambón del ministerio de Minería que se prestó alegre y solícito para la maniobra. Lo cual deja en claro la incompetencia de Wagner y la del ministro al cual buscó proteger.

Lo elegante, en estos casos es renunciar por “negligencia técnica” e incapacidad para ejercer funciones de Estado.

Recordemos cómo el subsecretario de Minería, Pablo Wagner, puso todo el peso de su figura mediática (un discurso tecnicista asertivo y su sonrisa de Colgate)  para asegurar que era una transacción “clean”. Ahora bien, sólo algunos días fueron necesarios para demostrar que de limpia no tenía nada y menos de transparente. Todo lo contrario, era una operación que demostraba que neoliberalismo mercantil y transparencia ciudadana son como el aceite con el vinagre.

El costo de tal chambonería sobre la “imagen país” hubiera sido indeleble. De país “modelo” de la empresa privada se iba directo a caricatura bananera de economía moderna.

El piñerismo empresarial como filosofía de gobierno había ido demasiado lejos. Con el paso de los días el “Litiogate” sería una bomba de tiempo para un gobierno cuyo orientación es utilizar el Estado para crear las condiciones óptimas de funcionamiento de una economía dónde manden los mercados, las empresas  (el lucro y la ganancia) y reine el individualismo competitivo a ultranza.

Todo lo anterior con una fraseología diversionista de las “políticas públicas” heredada del reinado concertacionista.

Era como demasiado para una ciudadanía que comienza a ser atosigada por una campaña municipal y una previa presidencial sin contenidos.

Por Leopoldo Lavín Mujica


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