Cada vez más la iglesia católica está involucrada en decenas de casos de abusos infantiles en distintas partes del mundo. Este tipo de agresiones se ha multiplicado por Estados Unidos y se han dado a conocer después de una investigación de dos años solo en Pensilvania.
El portal RT Actualidad reseña que el fiscal general de Pensilvania, Joshua Shapiro, en una entrevista a USA Today, declaró que funcionarios de hasta 45 estados habían solicitado la asistencia de su oficina para procesar una supuesta mala conducta de sacerdotes católicos y los esfuerzos de la Iglesia para ocultar sus abusos.
Solo en el estado de Pensilvania, se reveló que al menos 300 sacerdotes «depredadores» habían abusado de más de 1.000 víctimas en los últimos 60 años, según una investigación del gran jurado estatal.
Se están abriendo investigaciones similares en Georgia, Luisiana, Michigan, Misisipi, Nueva Jersey, Nuevo México, Nueva York, Guam y Washington D.C.
El Departamento de Justicia de EE. UU. también está revisando los casos de Pensilvania, y está realizando su propia investigación en Filadelfia.
Unas 1.450 llamadas han colapsado una línea telefónica recientemente establecida para las víctimas de abuso sexual de clérigos que no fueron descubiertas durante los dos años anteriores de pesquisas, reseña el portal web.
Shapiro cree que la investigación acaba de topar con la punta de un iceberg muy grande y hay por delante «muchos más horrores por descubrir«.
El informe del gran jurado estatal de Pensilvania, publicado en agosto, alegó que los líderes de la Iglesia «a menudo disuadían a las víctimas de denunciar los abusos a la Policía, presionaban a la Policía para terminar o evitar una investigación o realizaban su propia investigación deficiente y parcial sin informar de los delitos contra niños a las autoridades correspondientes».