De manera urgente, los trabajadores del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio Cultural convocaron a una asamblea durante este jueves 20 de diciembre. ¿El motivo? Momentos antes, descubrieron a dos personas en la azotea de la sede ministerial, ubicada en Valparaíso, manipulando un dron sin autorización. La gravedad del asunto reside en que los funcionarios denunciaron que se trataría de un par de efectivos de Carabineros, quienes habrían estado espiando la sede del sindicato de trabajadores portuarios, movilizados hace un mes.
“En la mañana, nos avisaron que había un par de personas en la terraza usando un dron y que no tenían autorización. Subí con un compañero dirigente a pedirles explicaciones y preguntarles de qué se trataba, quiénes eran. No se identificaron, pese a que nosotros se lo pedimos”, relató Marianela Riquelme, presidenta de la Asociación Nacional de Funcionarios y Funcionarias del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (ANFUCAP), en conversación con El Ciudadano.
La dirigenta detalló que “eran dos personas las que estaban allí. Solo habló el que se identificó como Carlos”. «Claramente estaban haciendo vigilancia a la sede de los sindicatos portuarios que están movilizados hace más de un mes”, sostuvo.
Respecto de los argumentos entregados por “Carlos” para estar en la sede del Ministerio, Riquelme indicó que “siempre dijo que nosotros teníamos autoridades, que validaban su entrada, que habían protocolos, que nosotros teníamos que conocerlo… Muchas vaguedades y ambigüedades, nada concreto”.
Cuando los trabajadores de Cultura encararon al individuo, éste comenzó una errática explicación. “Yo igual soy empleado”, dijo el hombre. También les dijo que “consulten a sus jefes” y, no contento con sus pobres explicaciones, amenazó a los funcionarios. “Ahora yo los voy a conocer a todos, ténganlo claro”, espetó.
El papelito
La presidenta de ANFUCAP afirmó que el miércoles pasado, los guardias de la sede ministerial recibieron un papel con el nombre de tres personas, quienes tendrían autorización para ingresar al edificio a contar de las 7 de la mañana. Allí se individualiza al teniente Carlos Gajardo y a otros dos uniformados, de grados teniente y cabo.
“Ese papel llegó a nosotros porque se lo entregaron a los guardias ayer, para que dejaran entrar a esas personas. Ese papel tiene los nombres de las personas que estaban aquí dentro. Uno de ellos, siempre se identificó como Carlos. Yo le di mi nombre completo, pero él siguió diciendo ‘soy Carlos’ y de ahí no salía. Nos dijo que era Carlos y el papel que tenemos habla de un Carlos Gajardo. Si no tengo nada que ocultar, lo digo, más aun si tengo autorización”, sostuvo Marianela Riquelme.
De acuerdo al testimonio de la funcionaria, los sospechosos fueron sacados del edificio. “Vino una compañera nuestra que estaba como administradora subrogante del edificio y pidió bajar a su oficina. Todos escuchamos que le transmitió a ellos que el subsecretario había pedido que hicieran abandono del edificio. Ahí termino todo”.
Eso sí, en la asamblea, instancia en la que también participó un dirigente portuario, resolvieron que pedirán «explicaciones y medidas a la autoridad, para que haya sanciones para las personas que hayan autorizado el uso de esto edificio para otros fines que no sean culturales, que nos hayan puesto en peligro y que nos hayan puesto como cómplices de una actividad de inteligencia, aparentemente, para las estrategias de represión a los portuarios”.