Durante la mañana de este miércoles se inició en el Tribunal Oral en lo Penal de Angol el juicio contra el sargento segundo de Carabineros Cristian Rivera Silva, formalizado por haber disparado a Brandon Hernández Huentecol más de 100 perdigones de plomo con su escopeta, en medio de un insólito operativo en Collipulli el 18 de diciembre de 2016.
El Ministerio Público está acusando al funcionario policial por cuasidelito de lesiones graves gravísimas y apremios ilegítimos, delitos por los que arriesgaría una pena de hasta 10 años de cárcel. Sin embargo, el abogado Sergio Millaman, querellante en la causa por parte de la familia de Brandon (el otro es el Instituto Nacional de Derechos Humanos), enfatizó a la salida de la audiencia que su acusación es por el delito de homicidio frustrado.
Cristian Rivera. Foto: Facebook Ada Huentecol
«Consideramos que el funcionario disparó intencionalmente. Esperamos lograr acreditar que tuvo la intención de matar. Él era una persona experta, capacitada, era el único que estaba portando municiones de plomo, estuvo permanentemente manipulando su arma, amenazando a Brandon (…) de dispararle, por lo tanto cuando efectúa ese hecho -consideramos nosotros- lo hizo con la intención de asesinar», declaró Millaman.
Junto con ello, el abogado añadió que -a su juicio- se evidenciaron una serie de contradicciones entre la defensa de Cristian Rivera y del propio uniformado. «Creo que la versión que él (Rivera) entrega en el estrado, incluso es distinta a la que entregó su abogado defensor en su alegato de apertura. El abogado habló de que fue un disparo accidental, de que él no presiona el gatillo, pero se hace responsable de la percusión de su arma; y en el estrado el imputado cambia de nuevo la versión, entrega una serie de elementos que en ninguna instancia de la investigación ha entregado (…), dice que no sintió que su arma se disparó, que su arma no fue la que causó el disparo, y habla de que fue atacado por Brandon y su hermano», detalló Millamán.
Manifestación por Brandon Hernández en Santiago. Foto: El Ciudadano
Cabe recordar que Brandon Hernández, quien al momento del ataque policial tenía solo 17 años, aún mantiene en su cuerpo 80 de los perdigones que recibió a fines de 2016, debido al riesgo que implica para su salud intervenirlo para sacárselos.
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