La terapeuta y actriz brasileña Nadja Moraes está convencida de que los extranjeros, fuera de su contexto cultural, pueden hacer uso de las técnicas teatrales como el humor, el payaso y la improvisación para fortalecerse en un mundo diferente.
Egresada de la Escuela de Teatro de Sao Paulo, ciudad en la que se formó como payaso con los “Doctores de la Alegría” y profesora de yoga, Moraes proyecta implementar talleres de payaso con migrantes que viven en Suiza para ayudarles a su adaptación.
Con su experiencia como terapeuta, entrenadora, actriz y migrante, considera las técnicas teatrales como verdaderas perlas para los extranjeros que se sienten desplazados y subvalorados cuando están fuera de sus países de origen, expresó en entrevista publicada por el portal de noticias swissinfo.ch.
«Trabajar con lo inusual, que es lo que hacemos al interpretar un payaso, ayuda a aceptar el hecho que somos seres no preparados, que tenemos defectos y fallas de carácter. En la medida en que aceptamos esta premisa, nos sentimos aliviados, descargamos un peso y hasta podemos reírnos y divertir a otros con nuestros errores”, explicó Moraes, que vivió en Polonia durante un año, y acaba de llegar a Suiza.
Señaló que la condición de migrante refuerza la necesidad básica de todo ser humano, que es la de pertenencia. “Hablamos de un extranjero, una persona nueva en una sociedad, o al menos un ser que no creció en ese lugar, ese sentimiento de querer pertenecer aparece con mucha fuerza en esa fase de la vida”.
“Todos nosotros, suizos, brasileros, europeos o africanos que vivimos en el exterior –argumentó la especialista brasileña- tenemos las mismas necesidades vitales. Queremos hacer parte, necesitamos adaptarnos y ser aceptados. Al final de cuentas, nacemos para vivir en comunidad”.
Al justificar la utilización específica del payaso en sus terapias, Moraes afirmó que se trata de una figura presente en todas las culturas. Es el arquetipo de lo inusual, de aquel que vive en dos mundos, que cabalga en la dirección contraria. “¿Qué trato de decir con esto? Que es el que tiene la función de enseñarnos a reírnos de nosotros mismos”.
Y se pregunta: ¿Existen personas más diferentes que los extranjeros, seres fuera de su contexto cultural, en el país de otro? Ella misma ofrece la respuesta: “Nos comportamos de forma que no deberíamos, somos vulnerables, hablamos el idioma con errores, y somos o nos sentimos criticados. Y es la función del payaso, justamente, la de enfrentarse a su vulnerabilidad, aceptarla y convertirla en un punto fuerte”.
Recodó Moraes que cuando se formó como payaso, le parecieron interesantes los ejercicios que les estimulaban a perder el miedo a hacer el ridículo. “Es un sentimiento liberador. Si uno tiene algún miedo, o vergüenza, es exactamente esa técnica la que va a tratar de hacer frente. Si a usted no le gusta su nariz, por ejemplo, la técnica puede inclusive darle un sentido de diversión al hecho de tener esa nariz”.
Piensa que esa técnica logra promover más la armonía y la vida en la diversidad. Imagina un migrante que logra integrar sus diferencias. Crear esa conexión implica vivir en mayor armonía y en comunicación con el otro, incluso a pesar de todas esas diferencias.
“La base de la improvisación, que es la esencia del payaso, es poder lidiar con lo que se tiene, y aprender a usarlo a su favor, en conexión con el otro. El migrante necesita desarrollar justamente esa capacidad de valorar lo que él aporta de nuevo a esa sociedad de acogida, ya que nunca será un local”, agregó.
Otro punto que es totalmente aplicable al contexto migratorio es el hecho de que hay intercambio solo cuando existe escucha. La comedia se produce en ese momento, cuando hay que dar y recibir en la comunicación.
El consejo que la terapeuta brinda a esas personas que sufren tanto cuando están lejos de sus países de origen es que dejen de ser alguien que no son.
“Usen esa energía para aceptar sus ‘defectos’, admitir que necesitan ser aceptadas, amadas y parte de un todo. Y que no pretendan ser fuertes. Que sean quienes son, y se muestren vulnerables. Así se promueve la conexión. Y más que eso, que se enorgullezcan de su cultura y diferencias para entender y encarar el mundo”.
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