Las razones de la indignación de los colombianos

“Indígnate” fue la proclama del viernes 12 de octubre que copó las principales ciudades de Colombia

Las razones de la indignación de los colombianos

Autor: Mauricio Becerra

“Indígnate” fue la proclama del viernes 12 de octubre que copó las principales ciudades de Colombia. Salieron a la calle ese día estudiantes, campesinos y ecologistas, entre varios otros sectores. Los colombianos tienen hartas razones para indignarse. Sepa acá por qué.

Algo que no soportan los colombianos es que mientras a su presidente, Juan Manuel Santos, le descubren un cáncer de próstata y es curado en tan sólo tres días, a un colombiano de a pie se le niega el servicio de salud sino tiene una afiliación a una EPS (Empresa prestadora de Salud), lo cuál ha generado cientos de escenas de enfermos que mueren a la puerta de los hospitales sin ser atendidos.

El sistema subsidiado de salud (SISBEN) es precario, los hospitales públicos no tienen recursos y muchos han cerrado, teniendo que desalojar a los enfermos; no hay los suficientes medios para el tratamiento de las enfermedades graves y los médicos no están autorizados para recetar las medicinas necesarias para la cura de estas enfermedades más que con Acetaminofén e Ibuprofeno, que son meramente calmantes para el dolor.

Todo esto ocurrió a partir de la aplicación de la ley 100 que introduce esta figura de las EPS y que acabó lentamente con el sistema de Seguridad Social, lo que permitió que éstas entidades fuesen intermediarias entre el usuario y el Estado, generando el año pasado uno de los mayores escándalos por hechos de corrupción en donde estás entidades captaron los dineros estatales para otros fines, jugaron con los precios de las medicinas y el usuario pasó a ser considerado un cliente.

La gota que derramó el vaso fue el rechazo por parte del senado para declarar a la salud como derecho fundamental, lo que deja ver la poca voluntad del gobierno para mejorar las condiciones de salud de sus ciudadanos.

ESTUDIANTES INDIGNADOS

Después del paro hecho por los estudiantes el año anterior que tumbó la reforma a la educación superior propuesta por el gobierno, los universitarios volvieron a salir a las calles para exponer los motivos para la construcción de una nueva Ley de Educación Superior que frené los efectos de la actual legislación (Ley 30) que ha desfinanciado a las universidades públicas del país y que ha llevado a recortes presupuestales que endeudan a las universidades y afectan la calidad de la educación colombiana.

Esto ha provocado que las matrículas de las universidades tengan que elevarse, que la autonomía universitaria sea violada o que las condiciones laborales de los profesores afecten la calidad educativa.

A ello se suma la criminalización de las protestas estudiantiles que han justificado las violentas represiones de la policía.

CAMPESINOS INDIGNADOS

Los campesinos también salieron a marchar este 12 de octubre por la grave situación agraria del país que sume al campesinado en una crisis  producto de las nuevas políticas de apertura económica que han desprotegido a la agricultura nacional, haciendo más deplorable las condiciones del campesinado.

A tal gravedad ha llegado el problema que la producción cafetera ha tenido que enfrentarse a las importaciones de café que llegan a precios baratos para competir con la demanda nacional, lo que ha debilitado a la Federación Nacional de Cafeteros.

La producción de arroz, caña de azúcar, yuca y papas también ha sido afectada por la falta de aporte estatal al campo, cuyas políticas no son suficientes para darle ánimo al campesinado para fomentar el cultivo legal, lo que impulsa a muchos campesinos a continuar con el cultivo de plantas declaradas ilícitas para sostener a sus familias.

POBLACIÓN CIVIL INDIGNADA

Con los anuncios de las mesas de diálogo entre el gobierno y las FARC, Colombia vuelve a ilusionarse con una paz que no vivimos hace más de medio siglo. Varios intentos fallidos han frustrado el ánimo de los colombianos que ven en esta nueva oportunidad el espacio propicio para discutir las problemáticas del país y la solución política al conflicto armado.

Pero se encuentran con un escenario que excluye la participación de la sociedad civil en los  diálogos y, además, deja de lado a otras guerrillas activas como el ELN. Las organizaciones exigen “Paz con una agenda social” que resuelva de una vez por todas, no el conflicto armado actual, sino las condiciones sociales que la originan.

El problema de tierras, la desigualdad social, la ausencia del Estado en materia de inversión social ha sido el origen de nuestro conflicto y es difícil que la guerra acabe si no se solucionan esta problemáticas. La población civil ha sido la víctima de esta confrontación y merece su participación política en estos diálogos.

AMBIENTALISTAS INDIGNADOS

El Plan Nacional de Desarrollo del presidente Juan Manuel Santos está sustentando, principalmente, en la inversión de multinacionales extranjeras extractoras de minerales, lo que se conoce como “la locomotora minero-energética”.

Gran parte del país ha sido cedido en títulos mineros a estas multinacionales, incluso en zonas de reserva natural. La explotación de minas de oro a cielo abierto, cambio de curso de ríos e invasión de tierras sagradas para los indígenas es algo que también sacó a las calles a los colombianos a protestar.

Muchas son las causas de la indignación que rebosan la copa de la paciencia de los colombianos, una reforma tributaria que beneficia a los más acomodados, una reforma a la justicia llena de irregularidades para la defensa de los aliados del paramilitarismo, la falta de garantías a los defensores de la restitución de tierras, el fuero militar que pide el Ejército para ganar inmunidad en sus actos en contra de la guerrilla y la reforma pensional que aumenta los años de la jubilación.

LA REPRESIÓN NO SE HIZO ESPERAR

A pesar de que el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, le prohibió a la policía el lanzamiento de gases lacrimógenos, el ESMAD (Escuadrón Móvil AntiDisturbios) desalojó con bombas aturdidoras, gases y chorros de agua a los manifestantes que se movilizaban pacíficamente y que no pudieron llegar siquiera a ocupar la plaza de Bolívar.

Varios detenidos y cientos de heridos en todo el país fue el resultado de la semana de la indignación, además de los hechos ocurridos en Popayán, Pereira, Pasto, Ibagué y otras ciudades donde ni siquiera los medios de comunicación oficiales salieron ilesos, ya que periodistas de las dos grandes cadenas de televisión, RCN y CARACOL, fueron agredidos por la policía y el material que grabaron fue destruido.

Pese a la represión, esta fue sólo la primera jornada en que los colombianos manifestaron su indignación. Tanto va el cántaro al agua, hasta que se rompe – dicen en Colombia.

Jean Paul Saumon

El Ciudadano


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