En 2016 se aprobó en California, Estados Unidos, el consumo recreativo del cannabis, hierba mejor conocida como marihuana.
Desde entonces el sector turístico norteamericano ubicado en ese territorio, se ha enfocado en ofrecer paseos a las personas interesadas en visitar las plantaciones, probar productos elaborados con la famosa droga alucinógena o simplemente fumar un poco para saciar la curiosidad.
Una de las firmas que actualmente brinda esta opción es Green Tours, cuyo responsable es el joven emprendedor Gene Grozovskiy, quien visualizó una oportunidad de negocio en el hecho de mostrar las armazones de esta industria.
Grozovskiy es hijo de un ruso de 58 años que por mucho tiempo ha sido guía turístico. De allí su interés por la industria viajera.
Para concretar su idea, acondicionó un autobús con el que pasea turistas en Los Ángeles, el mayor mercado del mundo y donde el aroma a hierba es algo ya cotidiano, señala un informe de la agencia France Press.
Sin embargo, Gene asegura que no ha sido fácil para él despegar con Green Tours. Lo mismo para muchos otros que ya estaban en esta industria, pero que han tenido que transitar a un modelo económico cargado de regulaciones y altos impuestos.
«Al principio la industria del cannabis no nos aceptaba y la industria del turismo tampoco», recordó el empresario de 35 años. «Fue un año tocando puertas y batallando» y, después de cerrar en rojo en 2018, proyecta sus primeras ganancias este año.
Otras compañías como Green Line Trips, Weedology, Dope Tours o Food High florecieron en pocos meses -tras la despenalización del consumo recreativo del cannabis, que entró en vigencia el 1 de enero de 2018- y ya comienzan a aparecer en las páginas turísticas.
El recorrido de Green Tours dura unas cuatro horas e incluye una visita a un dispensario que vende no solo hierba, comestibles como caramelos y chocolates, a una plantación y a una fábrica de pipas y artefactos de vidrio para el consumo de cannabis. También hace una parada en una casa para fumar. Cuesta 89 dólares.
Entre las novedades de su tour, Grozovskiy ofrece, por ejemplo, una sesión para fumar con el actor Tommy Chong, de «That’70’s Show», que cuesta 179 dólares. En el futuro espera contar con otras celebridades como el rapero Snoop Dogg.
Durante el recorrido, el guía Ryan Lance cuenta la historia del cannabis y cómo en Estados Unidos comenzó a ser usada como medicina para luego ser criminalizada, aunque su uso recreativo sea legal en 10 estados, incluido California, y en la capital Washington DC.
En su explicación, Lance puntualiza los alcances de esta ley que, según expertos, ha llevado a una caída considerable de los arrestos relacionados a marihuana, que fueron miles en las últimas décadas.
En el dispensario, Scott B, su gerente, explica los tipos de planta que existen, si son hembra o macho, cómo se cruzan o el riesgo del polen, así como la luz y agua que requieren.
También habla sobre los impuestos, las estrictas pruebas que podrían llevar al descarte de millones de dólares en hierba, y hasta cómo algunas empresas emplean a niños de 5 años para probar la seguridad de sus envases.
Solo con la legalización pudo surgir un negocio así, aunque la industria en general no ha respondido como se esperaba.
Arcview, una firma especializada en el mercado del cannabis, reportó una caída en las ventas entre 2017 y 2018, de 3.000 a 2.500 millones de dólares.
«La baja es leve, pero notable dado que proyectábamos un crecimiento muy rápido», explicó David Abernathy, vicepresidente de Data y Asuntos Gubernamentales de esa empresa.
Con la despenalización, cualquier persona mayor de 21 años -como con el alcohol- puede tener hasta 28,3 gramos de hierba. Al mismo tiempo, productores, distribuidores y vendedores fueron obligados a aplicar a licencias municipales y del estado, y a adaptar sus productos a la dura legislación.
Y en el camino quedó «un mercado ilícito muy desarrollado y robusto» que decidió no someterse a la nueva ley y no tiene que pagar impuestos astronómicos que pueden llegar a 35%, destacó Abernathy.
Alex Traverso, jefe de comunicaciones de la oficina de cannabis de California (BCC), encargada de regular la industria, dijo a la AFP que varias medidas serán aprobadas en el Parlamento regional que pueden restar rigidez a la actual normativa.
Pero de cualquier forma, fue tanto el impacto de los altos precios que Felicia Davis, que iba en el tour, dijo que no votaría por una legalización similar en Wisconsin, donde vive. Prefiere pagar menos en el mercado negro. «Tengo mis conexiones», dijo.
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