Plan económico de Obama suma a los millonarios subsidios la intención de restringir la entrega de recursos a obras que utilicen materiales nacionales. Ya el Estado norteamericano es el principal accionista de los dos bancos más grandes del país. Medidas similares y llamados al consumo de productos nacionales se escuchan desde los gobiernos de Francia, España, Suecia y Grecia.
Estados Unidos, el gran impulsor de la desregulación económica desde los ’80 empieza a cambiar las reglas del juego aplicando políticas proteccionistas y con una fuerte intervención estatal en los mercados. El Plan de Estímulo Económico de Obama, que llega a los US$ 887 mil millones, aprobado por la Cámara de Representantes y ahora discutido por el Senado norteamericano, pone nuevas condiciones para su entrega y sitúa al Estado en una posición que asusta a los fundamentalistas del mercado.
La última en conocerse rompe un viejo tabú neoliberal respecto de las ganancias de los altos ejecutivos. Ahora las empresas y bancos que requieran de la ayuda del Estado para evitar la quiebra deben reducir los sueldos de sus ejecutivos a un máximo de 500 mil dólares y no percibir bonos mientras no devuelvan el dinero de los contribuyentes.
La medida se anuncia justo cuando estalla el escándalo protagonizado por ejecutivos de empresas que, aún cuando pidieron ayuda a Bush y se beneficiaron de los primeros US$ 350 millones entregados por Obama, siguieron percibiendo suculentas sumas de dinero a través de bonos y reparto de utilidades, además de facilitar la fusión de entidades, acentuando los monopolios, los despidos y en consecuencia el desempleo.
Según información proveniente del Financial Times, esta restricción implicaría pérdidas de hasta un 98% en los salarios anuales de algunos ejecutivos. Es el caso, por ejemplo, de Lloyd Blankfein, ejecutivo de Goldman Sacha, que recibió US$ 231 millones en bonos por ocho años de servicio.
“Lo que irrita a la gente –y con justa razón- es que los ejecutivos sean premiados por fracasar. Especialmente cuando esas recompensas están siendo subsidiadas por los contribuyentes estadounidenses”- afirmó Obama.
SÓLO PRODUCTOS NACIONALES
El otro aspecto que algunos senadores demócratas esperan sea incluido en el paquete de medidas es que el gasto en obras públicas financiadas por el Plan beneficie exclusivamente a la economía estadounidense. ¿Cómo?. Fácil: “Todo el hierro, acero y bienes manufacturados usados en el o los proyectos sean producidos en Estados Unidos”- según consigna la demanda de los congresistas.
Obama dijo que no quiere dar “una imagen proteccionista”, por lo que propondrá que la cláusula se suprima.
La disposición de inmediato encendió la polémica con los principales socios comerciales de EEUU y con algunos líderes europeos como la primer ministra alemana Ángela Merkel y el primer ministro ruso Vladimir Putin, que con llamados a la prudencia, la corrección y a no caer en “el proteccionismo” se mostraron preocupados ante lo que sería romper con las reglas del libre mercado.
La crisis ha llegado a un nivel tal que en Estados Unidos comienza a ganar terreno la opción de nacionalizar temporalmente parte de la banca, tema no sólo tabú hace dos meses sino que absolutamente condenado por los economistas “entendidos”.
En los hechos, el Estado norteamericano ya es el principal accionista de los dos bancos más grandes del país, el Bank of America y el Citigroup, que recibieron 300 mil millones de dólares en los últimos meses. Paul Krugman, premio Nobel de Economía, se pronunció a favor de nacionalizar derechamente los principales bancos de EEUU y el mundo.
¿NACIONALISMO ECONÓMICO EN LA UNIÓN EUROPEA?
Pero más allá de los reclamos de Merkel y Putin, en los hechos la fuerte reducción de puestos de trabajo que ha provocado la crisis pone día a día en tensión máxima los principios económicos y políticos de toda la Unión Europea. La libre circulación de productos y trabajadores dejaron de ser principios inamovibles para convertirse en problemas, esto gatillado por huelgas de trabajadores con marcado carácter nacionalista y llamados proteccionistas de diversos gobiernos.
“Los empleos británicos para trabajadores británicos” es el lema de los trabajadores ingleses de la refinería Lindsey, en Killingholme, contra el empleo de trabajadores de otras latitudes. Esta semana, lograron que su empleador, la empresa francesa Total, se comprometiera a que la mitad de los trabajadores que contratará serán británicos.
Los gobiernos de Francia y Suecia, en tanto, anunciaron que apoyarán a la industria automotriz sólo si los recursos que le entreguen se dirijan a beneficiar únicamente a los centros ubicados en sus respectivos países. El gobierno griego por su parte prohibió a los bancos de ese país utilizar los préstamos fiscales en el socorro de sucursales ubicadas en otros países de los Balcanes.
El gobierno España, a través de su ministro de Industria, Miguel Sebastián, anima a su población a consumir productos nacionales y a salir de vacaciones a España para fortalecer su industria turística. Mientras que en el Reino Unido colegios privados afectados por la recesión comienzan a transformarse en públicos, lo que John Knight, ministro de Educación, decidió incentivar mientras se ubiquen en zonas que de acuerdo al programa nacional de Educación necesiten oferta pública.
Como si fuera poco, en el Reino Unido ya están en poder mayoritario del Estado los bancos RBS y Lloyds. Los rescates del gobierno británico, sin embargo, son insuficientes para el influyente diario londinense Financial Times, que escribió en su editorial del 19 de enero: «en ausencia de una nacionalización completa es difícil ver cómo el gobierno va a lograr que los bancos continúen prestando incluso a los magros niveles del año pasado a medida que la recesión se profundiza.»
REACCIONAN LOS FUNDAMENTALISTAS DEL MERCADO
En nuestro país mientras tanto, los sectores alineados con el modelo desregulado de libre intercambio comienzan a augurar desastres como efecto de lo que llaman “neoproteccionismo”, presionando para que Chile se movilice junto a otros gobiernos para “que nos e cierren las puertas al libre intercambio cayendo en la tentación proteccionista”.
Hoy en su editorial La Tercera argumenta, a partir de presentar un desolador panorama provocado por las soluciones a la Gran Depresión, que “a la larga, todos pierden, porque el proteccionismo genera represalias y porque termina privilegiándose, debido a razones de política interna, a productores menos eficientes, traspasándose el costo a los usuarios finales”.
Con un tono más contenido, recordando que “sólo los tontos y los partidistas han rechazado (o adoptado) algunas soluciones en forma categórica”, The Economist advierte que el “nacionalismo económico está convirtiendo la crisis económica en una crisis política y amenazando al mundo con una depresión” y recuerda que este año, por primera vez desde 1982, el flujo capitales privados bajará de S$ 929 mi millones en 2007 a S$165 mi millones en 2009.
Barack Obama, en tanto, siguió insistiendo hoy al Congreso norteamericano con la aprobación de su Plan Económico porque “el tiempo de hablar terminó. Ahora es tiempo de actuar”, al tiempo que lamentó que “en los últimos días ha habido críticas equivocadas contra este plan, que se hacen eco de las teorías fracasadas que nos llevaron a esta crisis”.
Francisco Figueroa C.
El Ciudadano