Con estupor la opinión pública del país se ha enterado nuevamente, de otros hechos en la larga madeja tejida en relación a los temas de seguridad pública, especialmente a las acciones que se llevan adelante en la zona norte; hechos que erosionan la credibilidad y la confianza en nuestras instituciones y respecto a los objetivos que se han trazado para hacer frente a la batalla difícil e interminable que se está dando para afianzar la seguridad pública en la nortina población ciudadana. Aún estamos en deuda en cuanto a delincuencia y combate al narcotráfico.
Hace unos días, a raíz de un procedimiento habitual se descubre a un carabinero participando de hechos delictivos y de (micro) tráfico; por su parte este mismo efectivo señala que la droga la adquiere en dependencias de un servicio de Salud. Y, a raíz de este hecho, el poder judicial ordena un rápido control y catastro sobre la situación de acopio de drogas decomisadas en los diversos servicios de salud del país. Y que supuestamente se halla íntegramente destruida o incinerada. Y, sorpresa. En la región de Antofagasta se mantiene almacenada casi una tonelada de droga decomisada, en febles bodegas y a la espera de nadie sabe qué.
Antofagasta es, lejos, la región de mayor victimización a nivel nacional, a la fecha. El robo de vehículos, los asaltos, los altos índices de ilegales que se pasean por sus calles –en su mayor parte bandas de colombianos- robos de toda índole y a toda hora, son parte de cada día, y por ello la alta percepción de victimización por parte de la comunidad.
Según los datos entregados por la encuesta ENUSC 2011, el miedo a ser víctima de un delito en Antofagasta es crudo. Y por otro lado, según los informes trimestrales de la Subsecretaría de Prevención del Delito, en esta región se incauta el 40% de marihuana procesada, el 10,5% de la cocaína, llegando incluso al 20% del total nacional, y además el 51,5% de la pasta base, también es incautada en la región.
Es decir las policías hacen su trabajo.
Por eso mismo llama poderosamente la atención que los fiscales, haciendo su labor, se encuentren con casi una tonelada de drogas –supuestamente incinerada- en rudimentarias bodegas, y con la pérdida de al menos 100 kilos de drogas.
Otra situación que llama poderosamente la atención, es que el Intendente regional en junio del 2012 anuncia oficialmente en su sitio web institucional la quema de más de 800 kilos de drogas. Y por otra parte que se haya ignorado la permisiva situación de tal cantidad de drogas supuestamente incineradas, totalmente expuestas y en febles condiciones de seguridad, acopiada en las bodegas del servicio de salud.
Es preciso señalar, que a pesar existen instructivos claramente definidos por las autoridades de la nación en cuanto a contar con Comités Regionales de Seguridad Pública, donde además de planificar y cerciorarse de que efectivamente se cumplan las políticas anti-delincuencia y combate al narcotráfico, no se hayan tomado a tiempo acciones mínimas o decisiones por la autoridad regional para evitar no sólo la perdida de cuantiosa droga (más de 100 kilos), sino el porqué permanece disponible, a pesar de que figura ésta como ya incinerada en los curiosos hornos de Antofagasta.
Es claro que carabineros en esta zona hace esfuerzos sobrehumanos con los pocos recursos que cuenta para dar cobertura y custodiar la enorme frontera (con Bolivia y Argentina) y los millares de pasos (no habilitados). Un escuálido puesto de control fronterizo en San Pedro de Atacama y un par de retenes, en kilómetros y kilómetros de posibles pasajes para el tráfico.
No es de extrañar, entonces, que con tales recursos, el narcotráfico cuente con total libertad para transitar e ingresar a nuestro territorio, por miríadas de pasadizos y pasos ilegales. Algo parecido ocurre con la enorme cantidad de automóviles y camionetas todoterreno que son robadas en nuestro país, y que finalmente, terminan siendo halladas e inscritas en Bolivia.
Habrá que esperar qué dicen las autoridades regionales del norte, en Antofagasta; porque hasta la fecha no han dado ni el ancho ni la altura. Y curiosamente el diputado Felipe Ward (UDI), quien debería estar informado de las diversas anomalías ocurridas en su distrito, sugiere renuncias de subsecretarios, decisiones privativas del Presidente de la República. Pensará lo mismo acerca de la impericia e incapacidad con que se actúa en el Gobierno Regional de Antofagasta.
Por Emanuel Garrison
19 octubre de 2012
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