Colombia tiene una flota aérea parecida a la de Venezuela y tiene 80 aeronaves de combate pero solo 21 de ataque y, creen algunos expertos, de menor calidad que la venezolana.
Para ellos sería un grave problema las defensas antiaéreas venezolanas y sus aviones de ataque, se asevera en un análisis del portal venezolano Supuesto Negado, sobre las capacidades militares de Venezuela para responder a una agresión extranjera.
Igualmente señala que Colombia tiene más de 360.000 hombres en armas, mucho más soldados que su país vecino; además, con más experiencia y preparación dada la guerra en el país neogranadino.
Pero, precisamente, porque la guerra en Colombia es anti-insurgente y en las selvas, prácticamente no tiene tanques y en ese apartado Venezuela le lleva una enorme ventaja.
Si a esto se le suma que hay fuerzas irregulares en Colombia que podrían apoyar a Venezuela y otras que podrían atacarla, se suma a las desventajas, en una hipotética confrontación armada entre ambos países hermanos.
En Venezuela hay, además, segmentos de la población que también podrían hacer lo propio, pues no es difícil ver que la guerra en este hipotético frente colombo-venezolano sería, fea, violenta, irregular y tal vez parecida a la de Irán e Irak.
“Fuerzas de un lado tomando posiciones para luego perderlas y volverlas a ganar, una y otra vez. Irregulares haciendo lo suyo en la retaguardia”, se indicó en el análisis.
¿Qué armamento tiene realmente Venezuela?
Indicaron que más allá de la propaganda que presenta a Venezuela como una trampa mortal para los imperios al estilo de Afganistán o Vietnam, expertos militares advierten que la cosa tan poco es tan sencilla como hacer un paseo militar y ocupar Miraflores.
Por un lado Venezuela se ha armado seriamente los últimos años. Por otro lado la doctrina militar ha sido concebida según la eventualidad de un ataque militar como el que podrían hacer los EE. UU., con una llamada guerra asimétrica.
El gobierno de Venezuela ha invertido en los últimos 10 años más de 6.000 millones de dólares en reforzar su capacidad militar. Parte de esos equipos son 24 aviones Sukhoi y tanques de guerra que poco a poco han sido movilizados.
Según Global Firepower Venezuela podría movilizar unos 120.000 combatientes. Ese número podría ser elevado si se cuentan milicianos y otras fuerzas irregulares.
Tendría 39 aviones de guerra listos (incluidos los citados Sukhoi) y casi 1.400 blindados, incluidos 700 tanques. Además contaría con unas 200 piezas de artillerías fijas y autopropulsadas. Parte de esto sería el equipo antiaéreo pensado para rechazar a un enemigo con superioridad aérea.
Los defensores de la tesis de la «trampa mortal» hablan de radares que detectan la presencia enemiga “a un mínimo de 300 kilómetros en línea recta y con un techo que ronda los 25 mil metros de altura”.
Esto combinado con “el sistema de defensa antiaérea S-300VM de medio alcance, hace que Venezuela cuente con un sistema de defensa antiaérea respetable integrada por cañones antiaéreos ZU-23, sistemas de misiles Buk-2M, Pechora-2M y S-300VM rusos, capaces de interceptar toda clase de objetivos, sean misiles o aviones en un rango de hasta 200 kilómetros”.
En efecto estas son defensas considerables. Es el tipo de equipo que hizo la diferencia en la guerra entre Egipto e Israel cuando el primero fue blindado por la URSS contra los bombardeos israelíes. Pero hay que tener en cuenta cuál es la capacidad ofensiva con que se las compara y en qué tipo de conflicto serán usados.
La intervención directa del ejército de los EE. UU.
“Una guerra potencial entre EE. UU. y Venezuela es, en primer lugar, una guerra de mitos, de imágenes y publicidad”, se considera en el análisis escrito por Fabio Zuluaga.
Recordó que por un lado se dice que “EE. UU. barrería en horas a una armada de harapientos y muertos de hambre que odian a sus superiores y corren cuando escuchan un disparo”.
Del otro se dice que “Venezuela es una fortaleza inexpugnable que costará miles de vidas enemigas y del que no saldrán con vida”.
“Todo esto es parte tanto de las amenazas y expresiones que se hacen antes de un conflicto y también productos destinados a ciertos públicos”, agregó.
Donald Trump buscaría que Maduro sea derrocado por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) de Venezuela, dado que no tiene interés en gastar dinero y hombres en el país caribeño. Mucho menos en tener que asumir la responsabilidad del orden público.
Si se da la intervención, como muchas otras en la historia del Caribe, sería probablemente un intento de derrocamiento del gobierno –y persecución de sus principales figuras– más que una invasión a gran escala, una conquista como la de Irak. Panamá en el 1989 y dominicana en el 1965 siguen siendo las mejores referencias.
Pero ¿puede Venezuela resistir el envión, sobre todo considerando que países como Colombia e, incluso Brasil, podrían atacarla también?
La intervención de Brasil en un hipotético conflicto armado
Desde el principio se ha hablado que EE. UU. no se inmiscuiría solo en una guerra contra Venezuela. Esto implica un bloque amplio de aliados –el Grupo de Lima– que respaldan sus acciones y al menos dos aliados clave (la Colombia de Duque y el Brasil de Bolsonaro) que acompañarían las acciones y se repartirían un poco los costos de la intervención.
Comparado con estos dos países las capacidades antiaéreas y aéreas de Venezuela ciertamente son respetables. En Colombia, por ejemplo, el temor a los Sukhoi fue una de las razones por la que hubo un gran apoyo a las bases norteamericanas.
Las principales ciudades colombianas y sus bases militares estarían al alcance de la aviación venezolana.
Brasil es casi un continente, incluso a ellos se les haría difícil avanzar bajo la presión de los aviones y la artillería venezolana.
Pero en todo esto hay que tomar en cuenta no solo qué capacidades tienen estos países sino qué disposición tienen de usarlas.
En ese caso Brasil es un asunto distinto, en comparación con Colombia. “Basta decir que en el ranking de Global Firepower Brasil está debajo de Irán y encima de Israel”, se indica en el análisis.
La cantidad de hombres en armas es modesta, apenas 330 mil, pero la reserva de más de un millón seiscientos mil es enorme. Tiene más de 170 aviones de combate de los cuales 46 son cazas.
Casi 500 tanques, más de 1.000 blindados y centenares de piezas de artillería. Así que, si es por poder crudo, bruto, tiene de sobra para imponerse sobre Venezuela.
La cosa es ¿por qué habría de hacerlo? Brasil tiene una doctrina secular de no-intervención y, pragmáticamente hablando, de los tres posibles (incluyendo a EE. UU. y Colombia) agresores, es el que menos tiene que ganar atacando a Venezuela.
“Si lo imaginamos como un animal, Brasil no es un tiburón, un águila, un león o un oso. Es como un enorme búfalo o un gorila que no se mete con nadie (al menos no militarmente hablando) pero con el que a nadie le conviene meterse”, señaló el informe.
“Así que si a una guerra convencional vamos, estos dos países (Colombia y Brasil) podrían superar a Venezuela, aunque pagando grandes costos. Lo que les anima a atacar es, justamente, el tercer actor que está movilizando todo, los EE.UU.”, se asevera en el análisis.
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