El movimiento estudiantil a lo largo de su historia ha ido desarrollando distintas demandas y justas reivindicaciones, las que siempre parecieran tener la misma respuesta: la traición. Es esta clase política, es su institucionalidad y su modelo ilegítimo, la que en reiteradas ocasiones nos ha dado la espalda, ha privatizado nuestra educación y ha precarizado progresivamente nuestros derechos.
Fresca está aún en la memoria, esa dichosa fotografía donde la Concertación y la Alianza al unísono levantaban las manos y daban por cerrada, espaldas del pueblo, un conflicto que estaba recién comenzando. Son los dichos de los actuales políticos los mismos que aprobasen la ley general de educación, que en un juego circense ha intentado emular e instalarse como grandes progresistas que apoyan el movimiento social solo en el discurso, en el Congreso ni pensarlo. Son esos mismos que usufructúan de la ley SEP, desviando los fondos de nuestra educación para sostener sus moribundas alcaldías ¿Qué otro camino les quedaría, si para ellos la educación municipal no es más que la caja chica del edil de turno? He ahí porqué no quieren desmunicipalizar. Son sus políticas, sus sueldos, sus traiciones las que los alejaron completamente de la realidad en que vive la mayoría del país.
En el año 2011 lanzamos nuestra propuesta de educación, propuesta que sabíamos no haría eco ni en La Moneda, ni en el Parlamento ni mucho menos en las alcaldías. Meses después de esto el silencio parece ser ley. Vivimos así un ninguneo más de la institucionalidad hacia los movimientos sociales. Dicen tenernos como referente de opinión publica pero no es eso lo que buscamos, lo que nos convoca es la solución real a nuestras problemáticas. No buscamos pantanosas mesas de diálogo que siempre terminan pegando un portazo a nuestras demandas, pasando una vez más por sobre el conjunto de al sociedad, traicionando el voto que le regalan cada cuatro años.
Hemos aprendido de nuestra historia, que la única manera efectiva para resolver nuestros problemas es discutiéndolos desde la base y de ahí emanando propuestas con una verdadera visión de país. No existe otra manera de exigir legítimamente nuestras demandas, que desde el mismo movimiento social en asambleas, consejos, juntas de vecinos, etc., esa es la idea del control comunitario, así como sucedió en Aysén, Freirina y en muchos otros lugares del país y vimos como la organización dio resultado. Tenemos bien claro que la clase política no cederá, es por eso que no buscamos eco en la institucionalidad ni en sus representantes, lo buscamos en el ciudadano común, en el trabajador, en el poblador, en el estudiante, en el pueblo de Chile.
Estas elecciones confirman la crisis institucional en nuestro país que dentro del movimiento social se denuncia. Los estudiantes no hemos sido más que la punta de lanza de millones de chilenos que ya no creen en una institucionalidad impuesta a sangre y fuego y perpetuada a costa de nuestros derechos.
El rotundo triunfo de la abstención como alternativa de construcción puede ser visto por muchos con recelo, pero esto demuestra una vez más el desgaste de un sistema que nació podrido. No nos adjudicaremos la abstención como resultado a nuestro llamado, pues creemos que los chilenos han sabido darse cuenta da la falsedad de esta democracia y sus instituciones.
Insistiremos y trabajaremos para que el movimientos social en toda su magnitud se re articule, se empodere y se organice. Con el ejemplo de Aysén, Freirina, Dichato, los deudores habitacionales, portuarios, los pescadores artesanales, pobladores, estudiantes y trabajadores en general, construiremos la verdadera democracia.
28 de octubre de 2012
Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces)
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