En su calidad de organismo tutor y administrador de la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, la CONAF hizo llegar al director de la CONAMA de Coquimbo, Marcelo Gamboa, un informe con fuertes cuestionamientos al Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto “Central Térmica Barrancones”, de la empresa belga Suez Energy.
Según la CONAF, mientras Suez Energy no reconozca que la reserva se verá afectada y modifique en consecuencia su proyecto termoeléctrico significa que “el proyecto no se está haciendo cargo de sus efectos, características y circunstancias sobre el medioambiente”.
En el comunicado, la corporación reitera “el carácter subjetivo y discrecional de los argumentos que el titular (Suez Energy S.A.) utiliza para descartar efectos del proyecto sobre la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt”, basándose en dos estudios, uno hecho por la Universidad Católica del Norte (UCN) y otro por la consultora Enviro Modeling.
En el estudio “Análisis de los Potenciales Efectos Ambientales de la Operación de Proyectos Termoeléctricos en Ambientes Marinos de la Cuarta Región: Informe Final”, elaborado por el departamento de Biología Marina de la UCN, queda de manifiesto que la información entregada por el EIA no descarta certeramente el impacto sobre los recursos naturales de las áreas protegidas aledañas.
El académico coordinador del estudio Julio Vázquez, recuerda la CONAF, afirma en forma taxativa que las áreas protegidas serán afectadas y el daño no será compensable, por lo que recomienda no instalar este tipo de proyectos en zonas donde existen áreas de conservación únicas en el mundo.
Como si fuera poco, el estudio es corroborado y complementado por la consultora Enviro Modeling, que en noviembre pasado presentó antecedentes a la Intendencia Regional sobre los efectos que tendrá en el ecosistema la emisión de contaminantes a la atmósfera por parte de los proyectos sometidos al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA).
La consultora señaló en esa ocasión que la central producirá impactos adversos e irreversibles en su etapa de construcción sobre especies vegetales de la zona. Es el caso del “Lucumillo”, especie declarada en peligro de extinción, para la cual Suez Energy no propone formas de mitigación y compensación durante los 50 años que operará Barrancones y considerando la lluvia ácida que de acuerdo a los estudios originará.
Además de detallar las recurrentes contradicciones internas del EIA de Barrancones –como hacer pasar formas de monitoreo como mecanismos de mitigación-, la CONAF denuncia también uso “dirigido, sesgado y parcial” de los estudios, porque en el caso del estudio de la UCN se limita únicamente a citar pasajes de su resumen ejecutivo y conclusiones.
La Corporación concluye que el área marítima aledaña es susceptible de verse afectada por la instalación de la Central Termoeléctrica, que busca asentarse a 15 KM de Chungungo, en la costa de La Higuera, razón por la cual no recomiendan su aprobación con los actuales antecedentes.
3 VECES EL FENÓMENO DE EL NIÑO
La central Barrancones, a pesar de haber ingresado al SEIA a principios del año pasado, tendrá que seguir siendo discutida por la COREMA de la IV región, debido al contundente cuestionamiento proveniente al unísono de científicos, comunidades universitarias, pescadores artesanales, organizaciones ciudadanas e incluso figuras del ámbito artístico y de las comunicaciones.
Y no es para menos. Además de Barrancones, que involucra una inversión de US$ 800 millones y tendrá una potencia de 600 MW, son cuatro centrales termoeléctricas las que amenazan el rico ecosistema de Punta de Choros, en específico, de la comuna de La Higuera. Farellones, carbón (US$ 1.100 millones), de 800 MW, presentado por CODELCO y ya aprobada por la COREMA; Cruz Grande, carbón (US$ 460 millones), de 300 MW, de la Compañía de Aceros del Pacífico (CAP); y Punta Colorada, petróleo (US$ 50 millones), de Barrick Gold, con una potencia de 32,6 MW y que se encuentra en construcción desde octubre de 2008.
Las cuatro termoeléctricas funcionan con un sistema que absorbe agua de mar que contiene huevos, larvas de mariscos, fitoplancton, zooplancton y peces que por las altas temperaturas, la exposición a la presión hidrodinámica, al flujo comprimido al interior de las cañerías y al uso de químicos no sobrevivirán al paso por la planta.
De acuerdo al Movimiento de Defensa del Medio Ambiente La Higuera (MODEMA), con este sistema, con cada una de las centrales por separado “el agua que se devuelva al mar, lo haría con un incremento térmico de 6º C, lo que podría generar cambios en las tasas de crecimiento, conducta y fecundidad de las diversas especies, lo que a mediano plazo podría afectar el tamaño de las poblaciones y el funcionamiento del ecosistema”. Un aumento de 6°C equivale a 3 veces el aumento de la temperatura que provoca el fenómeno de El Niño.
El Ciudadano ya había informado sobre el impacto de las termoeléctricas en Punta de Choros a través del reportaje de Jorge Trujillo, que señaló que “sólo la planta Farellones en un año usará una cantidad aproximada de 1.303.260.240 m3 de agua de mar. Esto equivale a filtrar en 1,5 años un volumen de 2×109 m3, que es la cantidad aproximada de agua contenida en toda la Bahía de Tongoy. Es decir, cada 1,5 años se eliminarían del ecosistema los huevos y larvas que están en un volumen de agua equivalente a dicha bahía”.
ESPECIES ÚNICAS EN PELIGRO
Las consecuencias en el medio ambiente y en la economía local de la zona tendrán una magnitud insospechada. La Higuera y los demás poblados ubicados en la costa entre Caleta Hornos y Caleta Chañaral (III región) sobreviven gracias a la agricultura y la extracción de peces y mariscos, actividades todas que sufrirán el impacto de la contaminación de las termoeléctricas.
Lo más preocupante es que las termoeléctricas se ubican en las cercanías de dos importantes Reservas Ecológicas Nacionales: la Isla Damas y la Isla Pingüino de Humboldt, en la que viven especies vegetales y animales sobreviven allí por las características climatológicas y oceanográficas únicas en el mundo.
La Reserva Nacional Pingüino de Humboldt es la única área silvestre protegida de la Provincia del Elqui que forma parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado. Además fue considerada Sitio Prioritario para la Conservación de la Biodiversidad Regional en la Estrategia Nacional de Conservación de la Biodiversidad, refrendada por la CONAMA en 2003.
Ambas reservas son parte de la región de transición templada de la corriente de Humboldt y son hábitat de numerosas especies amenazadas. Entre ellas destacan el delfín nariz de botella (con la única población estable en un lugar de Chile), el Chungungo, en estado de conservación vulnerable, el Yunco, también en estado vulnerable y el Pingüino de Humboldt. Cabe destacar que la reserva alberga el 80% de la población de Pingüino de Humboldt que existe hoy en el mundo.
Son varios los compromisos internacionales suscritos por el Estado de Chile que lo obligan a proteger los recursos y las especies de estas reservas. Un botón de muestra: la Convención para la Protección de la Flora, Fauna, y las Bellezas Escénicas Naturales de América, ratificada en 1967 (Decreto Supremo N° 531), el Convenio sobre la Conservación de las Especies Migratorias de la Fauna Salvaje, ratificada en 1981 (Decreto Supremo N° 868) y el Convenio sobre Diversidad Biológica ratificado el año 1995 (Decreto Supremo N° 1963).
por Francisco Figueroa
El Ciudadano